Hace doce meses el dólar se cotizaba a 20 pesos, una cifra que hoy parece ridícula frente a los casi 46 pesos de las últimas semanas, generando un clima de inestabilidad e incertidumbre que se agudiza frente a las elecciones presidenciales.

Si a eso le sumamos una inflación que supera el 54% interanual, mucha gente optó en refugiarse en el dólar para guardar sus ahorros y prefieren ganar en la divisa norteamericana gracias a las posibilidades que brinda el trabajo a distancia.

En este contexto la adopción de plataformas como Freelancer crece enormemente en Argentina. Según Sebastián Sieles, vicepresidente para Latam del sitio "cuando hay una crisis de empleo o monetaria en un país la gente se empieza a preocupar y dice: '¿Qué es lo que hago? ¿Cómo me protejo contra la devaluación?' Es donde vienen con mayor asiduidad a nuestra plataforma y dicen: '¿Cómo empiezo a trabajar y salir de una exposición netamente local a exponerme internacionalmente"

Internet y las tecnologías de la comunicación derribaron todo tipo de fronteras permitiendo que los principales mercados lleguen a todo el mundo. Según Sieles "Los mercados que más están demandando talento son los de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia. Saber inglés siempre es un plus". La mayoría de estos trabajos, que generan cerca de 10.000 oportunidades diarias, están vinculados a la economía creativa y digital

Los argentinos saben que mientras más se devalúe el peso, mayor es el poder adquisitivo al cobrar en dólares, euros o libras. En charla con EFE Giannina Gastaldo, arquitecta cordobesa que trabaja con empresas extranjeras hace 3 años, relató que "venía haciendo este trabajo cuando tenía tiempo libre. A partir de fines del año pasado que el dólar subió muchísimo y que acá en Argentina se paró un poco el tema de la construcción yo le empecé a dedicar todo el tiempo y me fue muy bien porque gano todo en dólares y con lo que sale el dólar acá en Argentina me conviene muchísimo".

Cobrar en moneda extranjera representó para Gastaldo "un vuelco terrible" que le permite tranquilidad y estabilidad, a la vez que no piensa volver al mercado nacional. "La verdad que me quiero quedar así, primero por la tranquilidad que tengo. Además acá en Argentina es difícil confiar en la gente, si te van a pagar o no, y la verdad que con los clientes de afuera no tienes nunca ningún problema", detalló.

Un caso similar es el de Jorge Javier Pierini, ingeniero de sistemas de La Plata, que se debate entre el beneficio personal y el del país. "No deseo que se desplome (el peso) pero como contrapartida sí es beneficioso. Cuando yo comencé con esto, la relación entre el dólar y el peso era de un dólar 9 pesos. Hoy estamos en 45-46. Económicamente en mi caso particular la verdad que sí me rinde", declaró a Efe.

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