Finalmente, la larga disputa entre Apple y Qualcomm ha terminado. Las dos compañías han resuelto su batalla por regalías de patentes, finalizando todas las acciones legales en curso.

Apple acordó pagarle a la firma de San Diego una cantidad no especificada, mientras que ambas partes llegaron a un acuerdo de licencias de patentes de seis años, así como un a una alianza de suministros de chipsets inalámbricos "multianual".

No está claro qué provocó el abrupto final a la batalla entre las dos marcas, a días de que comenzara un juicio federal. Claramente, al menos una de las partes no estaba dispuesta a combatir hasta su final.

Qualcomm ha logrado algunas victorias, pero también lo ha hecho Apple, y es probable que ninguna de las partes esté ansiosa por que algunos de sus trabajos internos sean revelados ante el tribunal.

Ciertamente hay mayores riesgos para Apple, ya que un fallo desfavorable podía llevar a prohibiciones de ventas de sus teléfonos, incluso cuando no usan los chipsets de Qualcomm.

Mientras tanto, al fabricante de chips le preocupaban las acciones antimonopolio que podrían obligarlo a aceptar una reducción de regalías.

Apple también puede tener razones técnicas para hacer las paces. Intel ha cancelado sus planes de desarrollo de módems 5G y la mayoría de los fabricantes de telefonía móvil ya tienen proyectos en marcha con chips Snapdragon compatibles con redes de quinta generación.

El acuerdo evita que la firma de Cupertino quede relegada en la carrera por la conectividad, y le da una segunda fuente de chips celulares sin tener que recurrir a firmas como Huawei.

Vale destacar que este acuerdo no va a terminar con los dolores de cabeza de Qualcomm en otras partes del mundo, sobre todo en lo que refiere a críticas por sus prácticas monopólicas.

En definitiva, ayudará a ambas compañías a reenfocarse: pueden dedicar más tiempo a desarrollar sus productos y menos a preocuparse por si ese hardware seguirá estando a la venta.

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