Hace algunos días, todos quienes entraron a su cuenta en Twitter se sorprendieron al encontrar el logo de un perro en vez del clásico pájaro de color azul.

¿Qué ocurrió? El multimillonario Elon Musk, actual CEO de Twitter, reemplazó arbitraria y unilateralmente el logotipo principal por el de la criptomoneda Dogecoin.

Como resultado, el precio de Dogecoin superó los u$s0,10 y alcanzó su nivel más alto en 4 meses.

También surgieron las voces en contra, porque tras este tipo de acciones, Musk está siendo acusado de manipular el precio de esta criptomoneda y hacer que crezca de manera artificial en un corto periodo de tiempo.

El problema es que no es la primera vez que Elon Musk recurre a esta misma táctica.

En 2021, una misión de SpaceX (otra de sus empresas) fue totalmente financiada por Dogecoin. Incluso Tesla acepta pagos con esta criptomoneda en algunos productos.

Considerando que Musk ahora dirige Twitter y es una de las personas más seguidas en redes sociales, es consciente de que cualquier mención a Dogecoin genera movimientos en el mercado que además, lo benefician económicamente.

Esta práctica es negativa para el ecosistema porque: 

De esta forma, el cambio de logo de Twitter provoca una mayor demanda de Dogecoin basada sólo en especulación, es decir, abre espacios para que inversionistas con grandes cantidades de esta criptomoneda puedan aumentar sus utilidades vendiéndole a inversionistas no expertos, que sufren un daño importante cuando los precios de los activos se ajustan.

Será difícil para los inversores saber cuándo es el mejor momento para comprar o vender porque se estará a merced de las asimetrías de la información provocadas por un actor relevante del mercado, cuando lo natural es que el precio se rija por la oferta y la demanda.

Es más, esta es la razón por la que la manipulación de precios de mercado en acciones u otros activos regulados es un delito.

"Muchos inversionistas pueden terminar alejándose de las criptomonedas sin poder conocer su potencial de promover la inclusión financiera como refugio ante la inflación, herramienta de inversión y/o transferencia de remesas, dado que estas actividades afectan directamente la credibilidad del ecosistema en su conjunto.

Aunque los abogados de Musk argumentan que los efectos son mínimos, sabemos que no es así.

Las constantes menciones a Dogecoin la convirtieron en una de las más fuertes desde que comenzó a promocionarla. Según CoinMarketCap.com, Dogecoin es la octava criptomoneda más valiosa, con una capitalización de mercado de más de u$s13.000 millones.

Está muy bien que alcance un lugar destacado, cada criptomoneda cuenta detrás con un proyecto diferenciador que busca atacar una necesidad puntual.

El problema es cuando su crecimiento se produce sobre la base de especulaciones que terminan por dañar la confianza en el mercado, en vez de bienes y servicios mediante los cuales se crea valor. 

 

*Por Fernanda Juppet, CEO y abogado de CryptoMarket

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