La pandemia generó incontables complicaciones para todo el mundo, pero algunos sectores de la industria encontraron en ella a un aliado para acelerar procesos y avanzar en pocos meses lo que en tiempos normales les hubiera demandado varios años.

Así, las fintech, por citar un ejemplo, aprovecharon las limitaciones generadas por el coronavirus en cuanto a la presencialidad y lograron posicionarse como una solución financiera entre aquellas personas que están fuera del sistema tradicional y captaron hasta a los profesionales que eran dejados de lado por los bancos.

Otro caso fue el de las criptomonedas, las cuales también ganaron millones de usuarios alrededor del planeta, en especial en aquellos países donde las divisas locales son débiles y pierden valor constantemente ante el dólar, como ocurre en la Argentina.

Pero estas industrias no fueron las únicas en validar el juego de palabras chino en el que en el ideograma "crisis" está también escrito el término "oportunidad".

Las startups, en especial aquellas relacionadas con el segmento de la alimentación, que se están abriendo paso entre las adversidades y gracias a proyectos originales, acompañados en muchos casos por inversiones semillas, se están destacando y cada día suman más jugadores.

En ese marco, la startup Greenase ha desarrollado un método para transformar en polvo verduras y frutas con el fin de evitar desperdicio y que puede además servir de complemento nutricional y llevar color a la mesa manteniendo un porcentaje de nutrientes similar al de las verduras frescas.

Greenase ha desarrollado un método para transformar en polvo verduras y frutas con el fin de evitar desperdicio

Su invento permite disminuir el desperdicio de frutas y verduras y convertirlo en un complemento nutricional que conserva el color, aroma y nutrientes de las mismas.

La empresa fue seleccionada como la ganadora de la sección de la segunda edición de "Culinary Action! On the Road" (Acción culinaria en el camino), una competición gastronómica itinerante e internacional para premiar a las empresas emergentes de tecnología agroalimentaria más innovadoras del mundo y que están impulsando cambios en el sector.

"Intentamos elegir una 'startup' que represente el ecosistema local y pueda competir de forma global", explicó Ander López, responsable de la competencia, quien añadió que Greenase hace uso de una técnica japonesa para tratar un problema extendido como es la gestión de residuos.

Para el CEO de la empresa, Shinnosuke Nakamura, convertir estos materiales en un producto "delicioso y nutritivo" está en el corazón del proyecto, así como "combatir el desperdicio alimenticio que se produce en Japón y el resto del mundo".

El concurso, que se inició en septiembre de 2022, ya pasó por Nueva York, Buenos Aires, Copenhague y Tel Aviv antes de llegar a Tokio, su última parada antes de la final que se celebrará en San Sebastián, en el País Vasco, el próximo marzo, donde participarán todas las ganadoras de dichas paradas.

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