El mundo cambió y la forma en que trabajamos cambió con él. El trabajo flexible llegó para quedarse, pero la forma que tomará está sujeta a discusión en todo el mundo.

A medida que los modelos de trabajo híbridos se normalizan, las empresas están reconociendo los beneficios y desafíos que conlleva esta combinación de entornos de oficina y remotos.

Esta "nueva normalidad" o "nuevos hábitos" abre un mundo de posibilidades. Atrás quedaron los días del cubículo de oficina gris y aislado: estas áreas ahora están maduras para la redefinición como espacios abiertos y colaborativos, preparados para una conectividad flexible y habilitada para la nube a través de la división tradicional entre el hogar y la oficina.

La fuerza de trabajo también está evolucionando. Una nueva generación de colaboradores expertos en tecnología está pasando a primer plano y necesita adaptarse.

Alrededor del 50% de los trabajadores serán nativos digitales, y se espera que la cifra aumente a 75% para 2025.

Nativos digitales

En las próximas décadas, todo el capital humano de las organizaciones habrá crecido bajo la influencia omnipresente de Internet y otras tecnologías.

Los nativos digitales ya dan forma al futuro de la vida laboral: a medida que una nueva generación ingresa a la fuerza laboral, los procesos comerciales continuarán con su modernización en vista de la evolución de los conjuntos de habilidades.

Otra particularidad destacable, es que los colaboradores de todas las áreas son expertos en tecnología y procesos digitales, no solo aquellos que trabajan en las áreas de sistemas, sino también los equipos de marketing y comunicación, comercial, producto, procesos, operaciones, finanzas y gestión depersonas.

Este fenómeno genera también la necesidad de actualizar, cada vez con mayor rapidez, los programas de formación universitaria al que accede el talento de las nuevas generaciones.

Acostumbrados a una tecnología confiable y sin fricciones las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los nativos digitales aprenden a gran velocidad.

También, tienen muy poca tolerancia a los sistemas digitales de baja tecnología o que no cumplan los estándares de experiencia de usuario a los que ya están habituados en otros ámbitos.

A medida que evolucionan las nuevas generaciones, la línea entre la vida personal y la vida profesional seguirá desdibujándose, integrando finalmente el ser humano, que históricamente se encuentra disociado y viviendo en un permanente dilema entre "lo que debo", "lo que necesito" y "lo que quiero".

Los valores fundamentales que las personas tienen en su vida privada se extenderán al lugar de trabajo, por lo que los empleados buscarán culturas comerciales que se alineen con su visión personal.

Sentirse cómodo

El colaborador, en este nuevo paradigma, decidirá trabajar en organizaciones que estén en línea con sus valores y creencias, y donde encuentre un grupo de pertenencia en el que pueda retroalimentarse de conocimiento y bienestar.

Si bien a partir de la pandemia vimos una digitalización acelerada en muchas organizaciones, y se aceleraron procesos de transformación de otras, la oferta estándar todavía está muy lejos de lo que la fuerza laboral del mañana espera y necesita.

Demasiadas empresas confían en sistemas heredados que no ofrecen a los empleados la flexibilidad y la simplicidad que disfrutan en su vida privada.

Las empresas que no inviertan en sus espacios de oficina y tecnología perderán empleados talentosos frente a competidores más innovadores y adaptables.

Un tercio tuvo problemas para pasar del trabajo al hogar y al híbrido debido a problemas tecnológicos.

Mientras trabajaban desde casa durante la pandemia, casi la mitad de los trabajadores se sintieron frustrados porque las notebooks y el hardware no funcionaban correctamente.

Vimos que los niveles de frustración crecen exponencialmente a medida que los estándares tecnológicos en el lugar de trabajo no logran igualar los sistemas intuitivos y sin fricciones que se usan fuera del trabajo.

Las soluciones de IT inadecuadas también están agotando el activo más preciado de una organización: su capital humano.

Los empleados frustrados son empleados desmotivados. No se sienten inspirados por las tareas del lugar de trabajo y se sienten insatisfechos con el rendimiento de su tiempo y esfuerzo.

El impacto en la productividady la facturación es demasiado claro. Con una nueva generación convirtiéndose en actor es clave en la guerra por el talento&, las empresas no pueden darse el lujo de frustrar a sus colaboradores con equipos y software de baja calidad.

Aquí se encuentra una oportunidad única: Si las organizaciones brindan tecnologías y sistemas con el mismo nivel de confiabilidad, acceso y facilidad de uso que los que el personal usa en su vida personal, obtendrán los beneficios.

Las empresas dinámicasy flexibles atraen naturalmente a los mejores talentos, creando un círculo virtuosoque impulsa el crecimiento sostenido.

*Por Lorena Mazzaccaro, Directora de BTR Consulting.

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