Indigo, creada hace 4 años en Boston, aplica un proceso por el cual se intervienen las semillas de forma natural. De esta forma no sólo se mejora la operación para los clientes, sino que aumentan los rindes, y se actualiza el modelo del agro tradicional.

La idea parece simple: usar los microorganismos naturales de las plantas para potenciar cultivos y hacerlos "invencibles". Y, de paso, descomoditizar y hacer una revolución en la industria del agro. Esa es la idea detrás de Indigo, una startup del nuevo segmento de agtech –negocios que mezclan agro con tecnología– que nació en Boston, EEUU, hace cuatro años de la mano del biólogo y emprendedor Geoffrey Von Maltzahn.

Recaudó fondos por U$S 400 millones y, además, se convirtió en la empresa que más rápido alcanzó el estatus de "unicornio"; o sea, que consiguió un valor de mercado de más de U$S 1.000 millones (U$S 1.400 en su caso). En su proceso de internalización eligió a la Argentina como el primer país con operaciones fuera de EEUU (hoy está también en Brasil y Australia).

Carlos Becco, es ingeniero agrónomo y pasó casi toda su carrera profesional en compañías tradicionales del negocio agropecuario, como Monsanto y Syngneta, pero quería "algo diferente", un nuevo desafío, distinto a lo que él define como un "modelo agotado". En esa búsqueda empezó a "stalkear mediáticamente" a esta joven compañía, y cuando anunciaron su intención de desembarcar en el país, los llamó. Así, se convirtió en el CEO de Indigo Argentina, la subsidiaria que en un año y medio ya tiene 140 clientes y más de 100.000 hectáreas sembradas con sus semillas "potenciadas" con microbioma, o el conjunto de microorganismos naturales de las plantas.

"Estamos intentando, de alguna manera, liderar una transformación de la agricultura, de una manera profunda", dijo Becco.

Hace pocos días en Expoagro, estuvo reunido con el presidente Mauricio Macri y el CEO global de la compañía, David Perry. "Me impresionó la comunidad de startups agtech en Argentina. Está claro que muchos de los innovadores del país ven la importancia económica, ambiental y social de la agricultura. Los agricultores, grandes y pequeños, están en la base de la economía del país, y vemos una oportunidad para apoyarlos con herramientas microbianas de vanguardia, asesoramiento y apoyo basado en datos que permita una mayor rentabilidad", dijo Perry.

"Tenemos la oportunidad de hacer un agro diferente y de cambiar la manera en la que se producen los alimentos vinculando la tecnología con el consumidor final", agregó Becco.

Parte de esa transformación se logra ayudando a las plantas a producir mejor. "Exploramos la microbiología, el pequeño mundo de los microorganismos. Sorprendentemente, a pesar de todos los años de trabajo en la agricultura, es un mundo inexplorado".

Se estima que hay un trillón de especies. Y cada uno tiene el potencial de generar un impacto positivo en las plantas. Esto no nace de la agronomía, sino de la medicina. Hoy la farmacéutica trabaja en el desarrollo de los probióticos, algo que es un boom. Indigo se focaliza en los microorganismos que viven en los cultivos: identificamos los buenos, los benéficos, los que ya están en la naturaleza, y los incorporamos a los cultivos.

De esos microorganismos la firma ya tiene 70.000 identificados y 10 que ya son productos registrados en la Argentina. "Todo el tiempo estamos buscando microorganismos, es una selección feroz, y todo el tiempo aparecen nuevos que correlacionan mejor con un cultivo, una especie o un ambiente", agregó Greco

Aseguras que el momento más eficiente para hacer una mejora, la intervención, es cuando la planta nace. Primero porque es cuando se puede ser más preciso aplicándola. Además, pocos mililitros de solución de microbios sirven para cientos de kilos de semillas, que es su "hardware", aunque no se consideran semilleros, sino que las toman de terceros y las potencian.

En su proceso de expansión pensaron en Argentina por ser un país eminentemente agrícola, con gran potencial, que tiene productores muy tecnológicos y abiertos a las oportunidades, además de tener una agricultura que se hace en condiciones de secano, con mucho estrés.

Arrancaron desde cero en 2017, y este año facturarán unos U$S 20 millones, calculando llegar a los U$S 1.000 millones en 2024. En el primer año ya tenían 30 clientes en 10.000 hectáreas, habiendo logrado unas 16.000 bolsas, todo soja. Luego saltaron a 100.000 hectáreas, se expandieron a cuatro cultivos -soja, maíz, trigo y algodón-, y pasaron a tener 140 clientes.

En este momento de crisis económica, el gobierno necesita dólares, y las retenciones continúan, es cuando ve más oportunidad:

"Primero, una reflexión. Este año, en toneladas, va a haber un 52% más de soja que el año pasado. Es una guasada. El año pasado fue un desastre, es verdad, ¿pero qué industria tiene una capacidad de resiliencia para sobrevivir con 52% menos de soja y 48% menos de maíz y seguir apostando? Dicho esto, este sistema agrícola da claras señales de agotamiento. Y no es un problema de la Argentina. Los productores tienen cada vez números más ajustados (acá con más presión impositiva, además)".

"Las demandas sociales y alimenticias son cada vez más grandes. Hoy, la única solución pasa por más concentración. Es bueno que Mauricio Macri, en Expoagro, se haya reunido primero y a solas con las agtech. Argentina tiene una oportunidad única de apostar a un segmento de innovación del que podemos ser líderes con tecnologías digitales para mejorar la productividad y con potenciales factores de disrupción para cambiar la forma de hacer negocios", concluyó para Infobae.

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