Los indicadores disponibles nos revelan una realidad preocupante tanto a nivel global, como en cada uno de los países de la región de América Latina y el Caribe, donde observamos un muy escaso acceso de las mujeres a oportunidades económicas, particularmente cuando nos referimos a la titularidad de cargos y responsabilidades de alto nivel.

Esta situación es aún más seria en el ámbito de la ciencia y la tecnología, donde se encuentran insertas las telecomunicaciones.

El índice global de brecha de género del Foro Económico Mundial ubica a los países de América Latina en promedio a media tabla -aunque con importantes diferencias-, dentro de los 149 países medidos en el año 2018.

Nicaragua es el país de la región mejor ubicado en el 5º lugar del índice global. Después viene Cuba en el 23, Argentina 36, Colombia 40, México 50, Perú 52, Chile 54, Uruguay 56 y, con la más baja puntuación, Brasil en el lugar 95.

El índice global está construido por 4 subíndices: participación política, oportunidades económicas, salud y educación.

La mayor parte de los países de la región han eliminado o casi cerrado las brechas de educación y de salud, lo que mejora el índice global. Pero el reto está ahora en trabajar en mayores oportunidades políticas y económicas, donde las mediciones dejan mucho qué desear.

Por ejemplo, Brasil está en el lugar 92 de oportunidad económica, Perú en el 94, Costa Rica 105, Argentina 114, Chile 120, El Salvador 121, México 122. Una excepción es Colombia, con el lugar 39.

El Foro Económico Mundial señala que la velocidad del avance para Latinoamérica significa que tendrían que pasar 74 años al ritmo actual, para que se cierre la brecha de género.

Es decir, si no tomamos acciones específicas y decididas, el cambio no lo vivirán esta generación ni la de nuestros hijos. Por otra parte, cada vez se acumula mayor evidencia del impacto positivo de la inclusión laboral de mujeres, particularmente en posiciones de dirección y toma de decisiones.

Según datos del BID, los ingresos de las mujeres entre los años 2000 y 2010 en América Latina y el Caribe ayudaron a reducir la pobreza en un 30%, debido a que invierten una mayor proporción en comida, salud y educación para sus familias, lo que contribuyó a la movilidad social ascendente, es decir, a salir de la pobreza.

Por su parte, Ernst & Young estudió 22,000 empresas en 91 países, encontrando que aquellas con mujeres en cargos de alta dirección tuvieron un mayor crecimiento económico y rentabilidad comparadas con las empresas lideradas solamente por hombres.

Deloitte revela que de las 125 empresas más exitosas de Fortune 500, aquellas con mujeres en los consejos de administración tienen un retorno de capital 53% mayor al de las compañías sin representación femenina.

Estas conclusiones son confirmadas por otros estudios, entre las cuales se encuentran los del Instituto Global McKinsey, Morgan Stanley y la OCDE. Adicionalmente, otras investigaciones como las de Harvard Business Review y de Boston Consulting Group con la Universidad Técnica de Munich han encontrado que las empresas con mayor diversidad de género en la alta dirección son las más innovadoras y obtienen mayores ingresos derivados de la innovación.

Este aspecto es particularmente relevante en una industria con un elevado componente tecnológico y en rápida transformación, como son las telecomunicaciones, los medios electrónicos y las TIC.

La red de mujeres CONECTADAS nace de la preocupación común de un grupo de líderes en el sector de las telecomunicaciones en México, al constatar la escasa inclusión y participación femenina en los cargos directivos y en la toma de decisiones, no sólo en la iniciativa privada, sino también en la academia, las autoridades públicas, el poder judicial y las organizaciones de la sociedad civil relacionadas con las comunicaciones electrónicas.

CONECTADAS se enfoca en esta industria, entre otras razones, por la gran influencia que tiene en el desarrollo económico y social, así como en la posibilidad de generar sociedades más incluyentes.

Por una parte, las telecomunicaciones y las TIC son una poderosa herramienta de inclusión con la posibilidad de abatir la brecha económica y social, al llevar directamente a las personas, a través del internet, oportunidades económicas, de educación, de inserción social y de salud.

Por otro lado, los mensajes que los medios y las plataformas digitales transmiten sobre los roles asignados a hombres y mujeres, moldean en buena medida la idiosincrasia de las personas de todas las edades.

En la medida en que los medios difundan contenidos incluyentes, que eviten los estereotipos de género, podremos impulsar cambios positivos en la forma en que los hombres ven a las mujeres y a otros hombres, y en cómo las mujeres nos vemos y vemos a los hombres.

Al llevar una perspectiva diversa e incluyente a la toma de decisiones dentro de las organizaciones que integran este sector, podremos lograr de una manera más directa y rápida, que éstas se transformen.

CONECTADAS surgió para hacer el camino a la igualdad menos sinuoso, más ágil y eficaz, sensibilizando sobre los beneficios de construir organizaciones más incluyentes y orientando sobre las estrategias más eficaces para lograrlo, donde el talento de las mujeres se cristalice en empresas, autoridades, universidades, centros de investigación y asociaciones civiles más productivas, competitivas, exitosas y socialmente responsables.

Confiamos en que podremos construir de la mano, con mujeres y hombres comprometidos, una nueva cultura que deje a un lado mitos e inercias; que abra espacios para mujeres y hombres en condiciones de igualdad sustantiva; que impulse el crecimiento de esta industria; y que catapulte nuestra región a un desarrollo próspero e incluyente.*Por María Elena Estavillo Flores, Presidenta de conectadas.mx y ex Comisionada del IFT

-Esta nota fue publicada originalmente en la revista de la ASIET

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