Facebook, Google, Microsoft y Amazon han redoblado el esfuerzo para sumar a sus equipos a académicos que ayuden a diseñar sus productos con inteligencia artificial, que van desde autos sin conductor hasta traductores con capacidad de aprendizaje.

Las estrategias varían y van desde adquirir y contratar compañías, como hizo Google al adquirir por 400 millones de dólares Deepmind o Twitter con Magic Pony por 150 millones en 2016, a contratar profesores universitarios a los que se le ofrecen hasta diez veces sus sueldos académicos, sumado al acceso a recursos informáticos casi ilimitados y burocracia limitada.

"Las firmas tecnológicas han reaccionado y saben que para comercializar tecnología de Inteligencia Artificial a largo plazo necesitan invertir en I D. Facebook, como muchas otras tecnológicas bien gestionadas, ha planificado mucho la forma de estructurar estos equipos" afirma Joelle Pineau, ex profesora de la Universidad McGill y actual directora del laboratorio de Inteligencia Artificial de Facebook en Montreal.

Esta "fuga de cerebros" está haciendo que organizaciones sin ánimo de lucro como OpenAI se tengan que convertir en empresas privadas para recaudar dinero y a la vez ofrecer incentivos financieros a los investigadores fichados por los gigantes tecnológicos.

"Actualmente, el poder, la experiencia y los datos están concentrados en manos de unas cuantas empresas", afirma Yoshua Bengio, profesor de la Universidad de Montreal. "Algunas empresas están aceptando contratos de cuerpos militares o de seguridad, por ejemplo, usando el aprendizaje automático en el reconocimiento facial". Esto demuestra la preocupación de investigadores independientes ante la posibilidad de que la investigación en IA termine limitándose a pocas empresas privadas.

Para detener las críticas, las compañías tecnologías comenzaron a permitir a sus académicos estrella a que mantengan sus empleos universitarios a la vez que trabajan a tiempo parcial en sus empresas. Pineau por ejemplo invierte la mitad de su tiempo en investigación universitaria pero renunció por completo a la enseñanza. Por su parte la Universidad McGill recibe financiación de Google, Samsung y Huawei y algunos graduados de dicha institución ya están asociados con Facebook, accediendo a la financiación y la infraestructura del gigante tecnológico.

Este acuerdo es ideal para Doina Precup, compañera de Pineau en la Universidad McGill y empleada de DeepMind en Montreal. Desde un punto de vista personal, para mí es lo mejor de los dos mundos; puedo continuar enseñando y asesorando a los estudiantes pero, al mismo tiempo, puedo disfrutar de este impresionante entorno de investigación, donde realizo un trabajo que no podría hacer en la universidad", afirmó.

Algunos académicos consideran que desarrollar ambas facetas, la comercial y la universitaria, es igualmente abierta y colaborativa. Greg Benson, profesor de informática en la Universidad de San Francisco y responsable científico en una compañía de software californiana afirma "Es cierto que he firmado un contrato de confidencialidad, pero en Silicon Valley eso es algo normal," y agregó que "Los académicos de todas estas compañías publican trabajos, asisten a conferencias y también presentan paneles, aunque yo consultaría con mis superiores antes de hacerlo".

Maja Pantic, profesora de aprendizaje automático en el Imperial College de Londres, que trabaja tres días a la semana como directora de investigación del centro Samsung AI en Cambridge, afirma que la situación actual es un "enorme problema" y considera que hay un "peligro real" de que el pensamiento creativo universitario desaparezca por la fuga masiva de expertos hacia lo privado, donde la investigación solo tiene fines comerciales. Otros sugieren que el sector de IA debería estar regulado para fomentar la competencia y proteger la seguridad nacional.

David Barber, profesor de aprendizaje automático en el University College de Londres se pregunta "¿cómo va a tener la salud una relación profundamente integrada entre los gigantes tecnológicos y las universidades? "Como país, ¿está bien tener estas relaciones con empresas de otros países? Hoy podría ser Google o Facebook, pero cada vez hay más empresas chinas que vienen a Reino Unido. ¿Está contento el Gobierno con que Huawei o Baidu tengan esa relación tan similar y estrecha con las universidades?".

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