Es una frase algo trillada pero no por ello menos cierta: lo más importante en una startup es el equipo. Cuanto mejor sea, más atractiva será la oportunidad de inversión para el Venture Capital (VC).

Si bien la experiencia y credenciales son un factor determinante, también lo es que sea multidisciplinario y complementario. Debe poder demostrar un alto nivel de ejecución y agilidad. Sin excusas. 

En cuanto al proyecto, debe poder explicarse de manera concisa y simple, para que lo pueda entender cualquiera que no sea experto en la materia. Es recomendable evitar definiciones abstractas que no expliquen en concreto qué hace la startup. 

En esa línea, el problema que resuelve el proyecto debería ser algo relevante para una gran cantidad de personas, que son sus potenciales usuarios o clientes.

Si es un problema recurrente, mejor aún. Tiene que ser lo suficientemente significativo para que la gente esté dispuesta a pagar para resolverlo.

A su vez, la solución al problema en cuestión debería ser innovadora y eficaz. Es importante que tenga factores que la diferencien y que no pueda ser replicada fácilmente por cualquier otro competidor del mercado.

Esto es parte de la "salsa secreta" que hace que una buena startup pueda diferenciarse sobre el resto de sus competidores.

Probablemente todo VC considere al analizar una inversión el tamaño de mercado objetivo.

Se puede atacar un problema súper relevante con una solución innovadora, pero si el mismo lo tiene un nicho muy pequeño de personas, tal vez eso no permita apuntar a lograr potenciales niveles de facturación que sean suficientemente atractivos.

Es clave que el emprendedor "haga la tarea" y tenga súper claros los números del proyecto y del mercado. 

Otro aspecto fundamental a la hora de presentar la startup, es tener un modelo de negocio escalable.

Es decir, es conveniente explicar la forma en la que la startup monetiza a sus usuarios y cómo puede cobrar por su producto o servicio a grandes volúmenes de clientes de una manera eficiente y replicable. 

Es muy probable que la solución a dicho problema ya se le haya ocurrido a otras personas antes, y que no sean los únicos operando en el rubro.

Por ende, se debe llevar a cabo la correspondiente investigación de la competencia que hay en el mercado, para que el inversor pueda conocer las ventajas competitivas que diferencian a la startup sobre el resto.

Las mismas, son a su vez barreras de entrada para nuevos posibles competidores. Puede ser interesante contar sobre los mayores referentes del rubro a nivel global: startups en el mundo que tengan una solución similar y hayan alcanzado altos volúmenes de facturación.

Otro punto a tener en cuenta es la tracción e hitos logrados.

El VC va a querer entender el estatus del proyecto y qué grado de validación de mercado han alcanzado.

Los niveles de facturación que espera el VC dependerán del estadío en el que invierta.

Pero hay otras métricas que también pueden ser relevantes, como por ejemplo el burn-rate, las proyecciones de facturación, el churn, usuarios activos por mes, o cualquier otra variable que represente indicios de crecimiento y potencial de escalabilidad.

Por último, pero no por ello menos importante, se puede presentar una clara estrategia de expansión y posibles caminos hacia un exit.

Cabe destacar que el exit de una startup es el momento en el que el VC capitaliza los retornos sobre su inversión.

Contar cuáles son los siguientes pasos o mercados que la startup planea conquistar en los próximos años puede ser un buen indicio que muestre la visión de los emprendedores.

Al hacerlo, es recomendable pensar en grande. Sin embargo, los hitos a lograr deben ser razonables y estar respaldados con un plan de ejecución concreto que explique cómo se van a alcanzar.

*Por Javier Cuesta, responsable de Scouting & Alianzas en Flambeau Capital, Venture Capital de Argentina

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