En el año 1861, el anatomista y médico francés Paul Broca examinó el cerebro post mortem de Louis Victor Leborgne, un hombre que había perdido la capacidad de hablar y que a lo largo de dos décadas de vida solo repetía la sílaba "tan". 

En el análisis de este órgano descubrió que existía una gran lesión en la parte delantera del hemisferio izquierdo. A su vez, en autopsias siguientes de otros pacientes con problemas similares descubrió iguales lesiones en el cerebro, siempre en la misma región. El anatomísta había encontrado la primera prueba de que las funciones del cerebro —en este caso, la producción del lenguaje oral— se encuentran en zonas específicas de este órgano.

Sobre los estudios y análisis del cerebro que sentó el Dr. Broca crecería, un siglo más tarde, la neurotecnología que integra las máquinas tecnológicas con el sistema nervioso central que permite estudiar el cerebro en mayo profundidad, tratar sus dolencias y extender sus capacidades.  

Pocas cosas del cuerpo humano son más enigmáticas que el cerebro. Los desarrollos tecnológicos permiten observarlo, estudiarlo, monitorearlo y diagnosticarlo con mayor precisión. Años atrás una mano, una pierna, hasta un riñón podría extirparse o amputarse y seguir viviendo, pero cualquier cosa que sucedía en el cerebro, significaba la muerte. Hoy esto cambió radicalmente gracias a intervenciones no invasivas.

El progreso de la tecnología y el análisis del cerebro

En el siglo XIX, los anatomistas sólo podían inspeccionar el cerebro después de la muerte de los pacientes. En la actualidad se puede analizar no sólo la anatomía de este órgano en personas vivas y conscientes, sino también su funcionamiento y actividad en tiempo real: el estado de las arterias cerebrales, el flujo sanguíneo (hemodinamísmo), las ondas eléctricas cerebrales, la autorregulación y la presión cerebral, entre otras cosas. 

Uno de los primeros equipos para el estudio del cuerpo humano fué el equipo de Rayos X (radiación electromagnética). Este estudio permite pasar a través de la mayoría de los objetos, hasta llegar a los huesos. Pero para el análisis del cerebro este equipo no resultó suficiente ya que sólo deja ver el cráneo del paciente y no el órgano blando a estudiar.

Luego, con la llegada del electroencefalograma, se pudo acceder al cerebro y "leer" su actividad a través de las ondas cerebrales. El procedimiento consiste en colocar pequeños electródos adhesivos en el cuero cabelludo y se registra la actividad cerebral en condiciones normales. A veces se expone a la persona a diversos estímulos. Este tipo de estudio sencillo e indoloro, permite diagnosticar o monitorear convulsiones, epilepsia, trastornos del sueño o cambios anormales en la química corporal que afectan el cerebro.  

Tecnología de la neuroimagen, la vanguardia

La evolución tecnológica también simplifica procesos. Reflejo de esto es la neuroimagen tomada desde Doppler Transcraneal que ofrece mayor detalle y precisión en todo lo que ocurre en nuestro cerebro de forma no invasiva. Mediante ondas que crean imágenes del torrente circulatorio en las principales arterias la velocidad del "flujo sanguíneo cerebral (hemodinamia)". Este aparato utiliza un método ultrasónico lo que permite ser repetible e inocuo y facilita la detección de estenosis y émbolos que pudiesen circular por el torrente sanguíneo. 

Los estudios realizados con estos equipos, aportan un valor fundamental al diagnóstico en etapas tempranas de las enfermedades del cerebro y en su prevención por eso la mayoría de las instituciones médicas de renombre cuentan con este.

Otra evolución para la medicina es la muy conocida tomografía computada (TC) que estudia la actividad cerebral en zonas específicas del cerebro de manera indirecta y requiere una sustancia mínimamente radioactiva en la sangre del paciente. Luego, unos sensores del equipo  irán detectando en tiempo real, qué zonas del encéfalo son aquellas que contienen una mayor radiación.

A partir de esta información se proyecta en una pantalla la imagen de un cerebro con las zonas más activas señaladas. Este tipo de tecnología ayuda a analizar dolores de cabeza severos, mareos, lesiones en la cabeza como también otro tipo de síntomas cómo aneurisma, sangrado, derrame cerebral y tumores cerebrales. Estos avances son indispensables para el equipo médico ya que permite diagnosticar y tratar a los pacientes a tiempo y evitar complicaciones futuras.

Por último nos encontramos con la resonancia magnética que obtiene imágenes anatómicas del cerebro, tampoco es invasiva y permite ver y analizar los tejidos blandos del cerebro. Este tipo de estudio se ha convertido en una de las técnicas de neuroimagen más destacadas para la medicina de la mente y la más importante para su investigación porque visualiza cuerpos de neuronas, sus conexiones y permite identificar enfermedades infecciosas y vasculares del cerebro o trastornos.

A su vez la Resonancia Magnética Funcional (RMNF), permite ver el funcionamiento del cerebro en tiempo real y qué zonas  se encienden ante determinadas emociones, pensamientos, estados de ánimo como también ante las diferentes órdenes que recibe este órgano para que las personas puedan moverse.

Es claro que el desarrollo de la tecnología ha dado lugar a numerosos avances a través de los años para descubrir cómo evoluciona el cerebro ante diferentes enfermedades y poder detectar de forma más rigurosa qué áreas están dañadas. Cada enfermedad es diferente en cada paciente y el progreso de las nuevas tecnologías facilita encontrar la forma de identificar los aspectos precisos de una patología y una forma individual de abordarlo. 

Tomas Piqueras, CEO de CSH (Centro de Servicios Hospitalarios) agrega, "los avances en la tecnología ayudan a facilitar la vida a los enfermos, ya que aceleran la detección de cualquier tipo de enfermedad y encontrar curas más rápidas. Los equipos para realizar ecografías de los vasos cerebrales llamados Doppler Transcraneales que se utilizan en todos los centros médicos, son cada vez más completos y permiten que las intervenciones sean menos riesgosas y dolorosas, esto nos muestra que la atención al paciente ha mejorado con el avance técnico y la atención hacia ellos se volvió más segura"

*Daniel Budasoff es bioingeniero de la compañía nacional Centro de Servicios Hospitalarios (CSH), empresa nacional fundada en 1996 cuya propuesta combina la innovación tecnológica con la salud a través de las marcas de renombre que representa

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