BMW y Daimler, los dos grandes rivales de la industria automotriz alemana, anunciaron esta semana un acuerdo de u$s1.000 millones para desarrollar "servicios de movilidad" juntos. El acuerdo significó para muchos una clara señal de cómo el mercado ha cambiado.

El convenio es el último de una creciente tendencia de alianzas comerciales entre fabricantes tradicionales que se están preparando para un futuro cada vez más atravesado por lo digital.

Otro ejemplo reciente es el de Ford y Volkswagen, que acordaron "investigar" maneras de trabajar en el desarrollo de vehículos eléctricos y autónomos. Honda, por su parte, invirtió u$s 2.750 millones en la unidad de autos sin conductor de General Motors, con la perspectiva de lanzar una flota de taxis autónomos.

Lo mismo ha ocurrido entre Tesla y Daimler, y Volvo y PSA. Incluso, fabricantes y firmas tecnológicas están buscando cómo colaborar.

"Nadie sabe cómo será el futuro del sector exactamente, pero la gente se está asociando para minimizar el riesgo", indicó Peter Wells, director del Centro de Investigación de la Industria de la Movilidad de la Escuela de Negocios de Cardiff.

Su apuesta es que los autos eléctricos, las empresas de viajes compartidos (como Uber o Lyft) y los vehículos autónomos cambiarán radicalmente la manera en que usamos los autos , en el futuro impulsando una caída en el concepto de propiedad de un auto.

En ese contexto los fabricantes están teniendo que luchar para seguir siendo relevantes, especialmente cuando compañías como Uber y Waymo -la división de autos autónomos de Google- los sobrepasen.

"La investigación para desarrollar estas nuevas tecnologías tiene un costo de miles de dólares, por lo que tiene sentido compartir la carga en vez de duplicarla", consideró Wells.

Al respecto, aclaró: "El problema para la industria es que está luchando para financiar su propio futuro" .

Algunas de las alianzas entre fabricantes de autos han incluido compromisos para trabajar en tecnología para vehículos eléctricos, aunque compartir las cosas en esta área todavía resulta difícil para muchos dado el alto nivel de competitividad.

Los autos eléctricos aún representan una fracción menor de los vehículos que circulan por las calles, pero se espera que eso cambie en los próximos cinco años a medida que las regulaciones sobre los autos que utilizan petróleo y diesel se intensifican.

Para  David Leggett, editor de la revista Just-Auto , "El principal desafío es que la tecnología eléctrica es costosa . Es una tarea difícil producir baterías que sean lo suficientemente baratas y funcionen bien para competir con los motores de gasolina".

Tesla, en ese sentido, se ha posicionado como el principal actor de la industria eléctrica. Sin embargo, los fabricantes chinos también están avanzando rápidamente en el desarrollo de vehículos eléctricos, apoyados por los generosos subsidios del gobierno.

Sin embargo, es posible que la mayor amenaza que impulsa a los fabricantes de autos a aliarse sea la posibilidad de que disminuya el número de propietarios de autos , a medida que la industria de los autónomos aumenta y los usuarios aprovechan las ventajas de alquilar un auto en lugar de comprarlo.

La consultora Boston Consulting Group estima que cerca de un tercio de los conductores usarán vehículos eléctricos, autónomos y operados por servicios de viajes compartidos para el 2030.

"Incluso ahora no es tan sensato financieramente hablando tener un auto: está detenido el 95% del tiempo y pierde rápidamente su valor " , opinó Wells y añadió: "Pero cuando los viajes compartidos despeguen, bajará el costo por kilómetro y la compra de autos será menos atractiva".

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