El síndrome del impostor, también llamado ‘fenómeno del impostor’ o ‘síndrome de fraude’, es un problema psicológico en el que el paciente es incapaz de reconocer sus propios logros y valía personal. Esto conlleva un miedo permanente a ser descubierto como un mentiroso.
A pesar de las constantes pruebas de su competencia, estos pacientes están convencidos de que son un fraude y no merecen los logros conseguidos. Los éxitos se rechazan como pura suerte o coincidencia, aunque los demás le indiquen lo contrario. Puede mostrarse tanto en los ámbitos académico, laboral, social e interpersonal, así como familiar.
¿Cuáles son las causas del Síndrome del Impostor?
Aunque se logre el éxito y el reconocimiento el Síndrome del Impostor conlleva incredulidad con uno mismo. Esto es debido principalmente a:
Los principales síntomas o manifestaciones que definen el Síndrome del Impostor son:
Creencia de no merecer los propios logros, que no son justos; los consideran debidos a la suerte, o a que los demás les han ayudado.
Incredulidad en las propias capacidades.
Temor constante a ser descubierto como un fraude.
Expectativas de fracaso ante situaciones habituales de éxito o de un excelente rendimiento.
Desmotivación asociada a la falta de confianza personal.
Ansiedad, tristeza, depresión, desesperanza.
Insatisfacción permanente.
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Uno de los síntomas es la creencia de no merecer los propios logros, que no son justos; los consideran debidos a la suerte, o a que los demás les han ayudado
¿Cuáles son las consecuencias del Síndrome del Impostor?
En estos casos el éxito y el reconocimiento nunca llegan a producir satisfacción, llevando paradójicamente a un sentimiento constante de malestar con:
Miedo a ser descubierto públicamente como impostor.
Sentimientos de culpa y responsabilidad con la creencia de haber engañado a los demás.
Ansiedad, sufrimiento constantes.
Incapacidad para disfrutar de lo logrado.
Sensación de que todo se puede hacer mejor, de no haberse esforzado lo suficiente.
Cómo lidiar con el síndrome del impostor
1. Centra tu atención en los hechos
El síndrome del impostor te hace sentir que no eres bueno en tu trabajo. Pero, a menudo, esa sensación se basa en el miedo, no en la realidad. La mejor manera de combatir el síndrome del impostor es separar tus sentimientos de los hechos.
El Grupo de liderazgo consciente llama a esto "hechos vs. historias". Los hechos son verdades observables, cosas que una cámara de video puede captar. Las historias son la manera en que interpretas esos hechos.
No puedes evitar que tu cerebro cree historias, pero puedes centrar tu atención en los hechos. La próxima vez que te encuentres en una situación que te haga sentir como un impostor, examina los hechos y sepáralos de las historias de la situación. Por ejemplo, si te sentiste mal después de hablar en una reunión de equipo, concéntrate en lo que realmente dijeron los miembros de tu equipo.
2. Reconoce, valida y da vuelta la página
El hecho de que tus interpretaciones de un evento sean historias (en lugar de hechos) no significa que tus sentimientos tengan menos validez. Combatir el síndrome del impostor no es ignorar tus emociones. Más bien, la mejor manera de combatir ese sensación es reconocer que te sientes mal, validar que es normal sentirse así y luego olvidar esos sentimientos si no están basados en la realidad.
3. Comparte cómo te sientes
El síndrome del impostor es un sentimiento que te aísla. Pero como compartimos anteriormente, estos sentimientos son muy comunes en el lugar de trabajo. Casi dos tercios (62 %) de los trabajadores del conocimiento de todo el mundo han experimentado el síndrome del impostor. Por lo tanto, la próxima vez que te sientas así, intenta compartir esos sentimientos con otra persona.
4. Busca evidencia
Si reconocer o compartir tus sentimientos no te resulta útil, intenta combatir tus sentimientos con evidencia. A menudo, el síndrome del impostor no se basa en hechos, así que concéntrate en los hechos reales para combatir estos sentimientos.
Si a menudo sientes que no estás haciendo tu trabajo a tiempo, repasa tus proyectos más recientes. Revisa el trabajo que has realizado para ver si tus sentimientos se basan en los hechos. Si es así, habrás identificado algo concreto en lo que puedes trabajar y mejorar. Si no es así, usa estos hechos cada vez que esa voz interior te diga que no eres lo suficientemente bueno.
Si no tienes una manera fácil de revisar tu trabajo, intenta usar una herramienta de gestión del trabajo. Estas herramientas te ayudan a organizar tu trabajo, consultar proyectos pasados y prepararte para el éxito de cualquier iniciativa futura.
5. Replantea tus pensamientos
Nuestros pensamientos son muy poderosos. La actitud con la que encaramos al mundo tiene el poder de moldear nuestra realidad, tanto de manera positiva como negativa.
Si a menudo tu voz interior es negativa, comienza a monitorearla y modifícala en la medida de lo posible. Esta técnica no dará resultados inmediatos, pero con el tiempo, te ayudará a abordar situaciones de una manera más positiva.
Por ejemplo, la próxima vez que cometas un error, en lugar de decirte "Eso fue horrible", intenta pensar lo siguiente: "Ese no fue mi mejor trabajo, pero la próxima vez será mejor". Al replantear tu lenguaje mental, estás reconfigurando tu cerebro para que te brinde más apoyo.
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Una de las consecuencias son los sentimientos de culpa y responsabilidad con la creencia de haber engañado a los demás
6. Busca un mentor
Para combatir el síndrome del impostor, intenta mejorar tus habilidades duras y blandas de manera activa. De esta forma, cada vez que esa vocecita interior susurre que no eres lo suficientemente bueno en algo, podrás contestarle que estás en el proceso de mejora.
Una excelente manera de hacerlo es encontrar un mentor. Busca a alguien de tu empresa o de tu campo de especialización que pueda brindarte consejos prácticos y apoyo. Podría ser un líder sénior o un líder de otra empresa a quien admiras.
7. Aprende de los miembros de tu equipo
Un síntoma común del síndrome del impostor es compararte con tus compañeros y pensar que el trabajo que realizas no llega a ser tan bueno como el de ellos. Y aunque compararte con otras personas es tentador, hay muchas cosas que puedes hacer para reprogramar estos sentimientos.
La próxima vez que te sientas tentado a compararte con tus compañeros, detente un momento y, en cambio, fíjate qué puedes aprender de ellos. El hecho es que hay personas de tu equipo que son mejores que tú en algunos aspectos. Eso no te hace menos valioso, pero genera la oportunidad de que aprendas de ellos. Al mismo tiempo, tú tienes ciertos talentos y habilidades que puedes compartir con tus compañeros para ayudarlos a tener éxito en sus funciones.
8. Anticípate al síndrome del impostor para reducir sus efectos
Con el tiempo, es posible que notes que experimentas el síndrome del impostor cuando sucede algo específico. Si ese es el caso, prepárate de antemano a esa situación para combatir los efectos.
Por ejemplo, supongamos que con frecuencia padeces el síndrome del impostor mientras completas tu autoevaluación durante el ciclo de desempeño de tu equipo. Si ese nivel de reflexión te incomoda, prueba tener una lista de las cosas que has logrado en el transcurso del trimestre o del año en tu software de colaboración. De esa manera, cuando llegue el ciclo de revisión de desempeño, ya tendrás tu autoevaluación escrita, sin siquiera preocuparte por ello.
9. Tírate flores (celebra tus propios logros)
A veces, la mejor forma de combatir el síndrome del impostor es ir de frente. La próxima vez que sientas que hiciste algo bien, ¡celébralo! Si te sientes cómodo, comparte tu logro con tu equipo. Pero si te parece que ese es un paso demasiado grande en este momento, compártelo con alguien externo al trabajo, como un amigo o un miembro de tu familia.
Y este consejo no solo se aplica cuando estás realizando un buen trabajo. También puedes crear una lista de las cualidades y habilidades que posees. Pueden estar asociadas a tu puesto de trabajo, como ser un gran vendedor, o más generales y referirse a tu persona, como estar siempre para apoyar a los miembros de tu equipo. Conserva esta lista, junto con una serie de comentarios adicionales que hayas recibido de tu gerente y compañeros a lo largo del tiempo, y consúltala cada vez que necesites un empujoncito.