La regulación en la disrupción digital.

Los cambios acelerados de la era digital devienen de la capacidad tecnológica de producir, transmitir, almacenar y analizar datos. La disrupción inició impactando los servicios digitales, pero se ha extendido a otras industrias. Se están utilizando los bits para dirigir los átomos (1). El uso masivo de tecnologías digitales, habilitado por el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones y la adopción del servicio de internet, escaló este tipo innovaciones.

El machine learning y la inteligencia artificial son sofisticados algoritmos que se entrenan a partir del procesamiento de enormes cantidades de información (big data). Los datos provienen de múltiples dispositivos conectados a la red simultáneamente: teléfonos inteligentes, equipos de manufactura, GPS, POS, vehículos, cultivos, aparatos médicos, o medidores eléctricos. Estos y otros avances tecnológicos, como el blockchain y el Internet de las Cosas (IoT), conjuntamente con el 5G, son tecnologías de carácter general que están en capacidad de transformar los modelos de negocio tradicionales de las industrias.

La combinación y uso inteligente de las tecnologías digitales han hecho efectivos fenómenos como el prosumidor (el individuo que produce y consume) inicialmente para los contenidos, pero también se puede aplicar a la energía, el transporte y el XaaS (en lugar de activos se utilizan servicios). En un principio para el software, pero ahora también para la movilidad o la infraestructura activa de telecomunicaciones. Se ha acelerado la desmaterialización de los puntos de encuentro con los clientes, el comercio electrónico ha puesto en jaque al comercio tradicional, y crecen los servicios en línea, como la banca.

Las industrias compiten con actores no tradicionales que, sin estar anclados a fuertes inversiones en activos fijos, proveen servicios sustitutos basados en tecnologías de carácter general que erosionan sus ingresos. Este es un gran reto para cualquier negocio, pero es particularmente complejo para las industrias reguladas, pues su capacidad de adaptación no solo depende de su estrategia y habilidad operativa para adaptarse al cambio, sino también, por la naturaleza de los servicios provistos, de la normativa regulatoria a la que deben someterse, la cual no evoluciona a la misma velocidad que la tecnología.

En el servicio regulado de energía eléctrica el consumidor tradicional empieza a convertirse en prosumidor; con paneles solares o torres eólicas el usuario o comunidad cubre sus necesidades de energía, y a través de medidores inteligentes se inyecta la sobreproducción de energía a la red. Además, los electrodomésticos inteligentes conectados podrían hacer más eficiente el consumo de electricidad. Por otra parte, el regulador sectorial, que en muchos casos fija las tarifas al usuario final incluyendo la amortización de los grandes activos de producción energética (como plantas hidroeléctricas o térmicas) y en función de la demanda esperada.

Sin embargo, si esta continua en descenso por la autoprestación y la eficiencia, cada vez esta tarifa podría ser mayor y por ende impulsar a más usuarios a adherirse a las nuevas tecnologías, lo que pone en peligro la sostenibilidad futura del negocio. Este fenómeno denominado Enernet (Energía e internet) es complejo y de altos costos, por lo que el regulador sectorial lo deberá estudiar para ajustar su rol y normativa.

La banca ha sido históricamente un sector que usa tecnología para optimizar procesos, sin embargo, la revolución digital le ha llevado a realizar una revisión integral de su modelo de negocio. En 2017 los bancos europeos cerraron 6000 sucursales por la sustitución de la banca móvil y en línea. En simultáneo han surgido competidores desde sectores no tradicionales que también exigen a los bancos buscar formas de innovar para mantener su base de clientes. Desde 2018 Google tiene licencia de entidad de dinero electrónico en Lithuania y de ahí para el resto de la Unión Europea, uniéndose a Facebook y a Amazon en este negocio.

Las Fintech han incursionado en forma disruptiva en los negocios de crédito (crowfunding o P2P), o criptomonedas. El impacto de las fintech aún no está definido, los optimistas piensan que los bancos tradicionales podrán superar el cambio de modelo de negocio y salir airosos, otros indican que entre un 10% y un 40% de los ingresos en las líneas de negocio más rentables estarán en riesgo para 2025 (2) . El Comité de Basilea, la autoridad mundial que reúne a las entidades supervisoras bancarias, advierte el deber de la regulación prudencial de observar el mercado y realizar los ajustes a los marcos regulatorios que se consideren necesarios para lograr un campo de juego nivelado y proteger a los clientes.

En la movilidad, el impacto de las tecnologías digitales es evidente. Plataformas compiten con servicios públicos de transporte remunerado, y cada vez menos personas usan el transporte público (3). La tecnología ha permitido que el trabajo remoto sea cada vez más común, y las aplicaciones de servicios de transporte como UBER o Lyft (junto a apps para viajes compartidos como bla bla car o alquiler de bicicletas como bicing), absorben parte de la demanda de movilidad. El impacto será aún más profundo con la llegada del vehículo autónomo. Este es otro claro ejemplo del gran desafío que enfrentan las autoridades regulatorias, en un mercado donde también las tarifas se fijan en función de los costos y de la demanda esperada, con poca o ninguna flexibilidad para sus operadores tradicionales.

La disrupción digital inició con los servicios de comunicación, convirtiendo a la industria de telecomunicaciones en el primer sector regulado que vio impactado su modelo de negocio, siendo en forma paradójica la industria que soporta la conectividad que habilita la revolución digital. Las innovaciones tecnológicas han cambiado en muchos aspectos el mercado (participantes, niveles de competencia, amortización de infraestructura, modelos de negocio).

Whatsapp entre el 2009 y 2018 acumuló 1500 millones de usuarios activos y desde 2012 supera el número de SMS enviados. La regulación de telecomunicaciones enfrenta un reto de ajuste sin dilación, para hacer sostenible la industria. El nuevo Código de Comunicaciones Europeo "pretende reducir progresivamente las normas ex ante de carácter sectorial, conforme avance el desarrollo de la competencia en los mercados para conseguir (…) que las comunicaciones electrónicas se rijan tan solo por el Derecho de la competencia…".Este es un cambio de paradigma importante al establecer la intención de que en el futuro el mercado de telecomunicaciones sea regido únicamente por el Derecho de la Competencia.

Este mercado, que ya ha cambiado, merece que su regulador sectorial ajuste el tipo de medidas que aplica, pero, sobre todo, la institucionalidad tendrá que prepararse para el cambio. Deberá estudiar profundamente el mercado actual, establecer relaciones de confianza con los proveedores de servicio y tomar un rol de liderazgo técnico con otras autoridades de gobierno (competencia, protección al consumidor y protección de datos).

En el Simposio Global de Reguladores 2018 de la UIT(GSR18) se propusieron un conjunto de mejores prácticas regulatorias enfocadas a fomentar las tecnologías emergentes y sus modelos comerciales y de inversión, además a que los marcos normativos sean pro innovación y progreso. El futuro de la regulación, de acuerdo con las tendencias globales y al impacto que tienen las TIC en todos los sectores de la economía, será una regulación colaborativa e innovadora, lo que incluye la autoregulación y la coregulación.

La necesaria y apropiada para promover la competencia y proteger a los usuarios. El impacto transversal de las tecnologías digitales requiere la conformación de un ecosistema regulatorio intersectorial, en el cual el estudio técnico profundo de las tecnologías de aplicación general permita establecer un nuevo paradigma regulatorio base, donde los aspectos de seguridad y privacidad de la información cobran especial importancia. El conocimiento especializado en lo digital que tiene el regulador de telecomunicaciones le convierte sin duda en el candidato idóneo para liderar la transformación regulatoria global.

1 Cooper Ramo Joshua, The seventh sense.

2 McKinsey Global Banking Anual Review 2015

3 https://www.economist.com/the-economist-explains/2018/06/25/why-fewer-people-use-public-transport

*Maryleana Méndez, asesora experta en ASIET -Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones-

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