El mercado de la exploración satelital está en pleno auge. Desde 2010 se lanzaron 280 satélites por año en todo el mundo y la tendencia para la próxima década es que se triplique.

El mercado de Newspace, es decir, la entrada del mundo privado al sector espacial, es prometedor para la Argentina: hay al menos una decena de firmas con capacidad de exportar productos y servicios, más un centenar de Pymes y startups que proveen prestaciones relacionadas.  

Además, el país es un actor muy respetado a nivel global: es una de las 10 naciones con capacidad para construir un satélite desde cero, un negocio que representó u$s385.000 millones en 2020.

Al infinito... y más acá

El boom comenzó con el Lusat-1, en 1990. Desde la CONAE indican a iProUP que se realizaron varias misiones de observación de la Tierra para "generar información espacial adecuada y oportuna sobre el territorio continental y marítimo, obtener datos e imágenes útiles para agricultura, hidrología, medioambiente y gestión de emergencias naturales y antrópicas".

Además, Argentina ganó experiencia, capacidad e infraestructura. Realizó cuatro misiones con las agencias NASA (EE.UU.), ASI (Italia), CNES (Francia), DSRI (Dinamarca) y CSA (Canadá). 

En el país se construyen modelos de varias toneladas (15 años de vida útil). También nano y picosatélites, con forma de cubo de 10 o 5 cm de lado (duración de cinco años). Ya están en órbita:

Por cierto, el país es líder en Latinoamérica: Brasil empezó más tarde y, pese a una inversión 15 veces mayor, recién este año lanzó el primero. El próximo lo hará en 2023, en conjunto con Argentina.

Emiliano Kagierman, CEO de Satellogic, candidato a próximo unicornio argentino

"Nuestro objetivo siempre fue adecuarnos a la realidad argentina: hacer algo de calidad según nuestras posibilidades. Preferimos ver dónde estaba el negocio: en la observación, dar información sobre la Tierra desde el espacio", explica a iProUP Fernando Hisas, asesor de la Dirección Ejecutiva y Técnica de la CONAE.

Gabriel Absi, gerente del sector espacial de INVAP, principal empresa local, revela a iProUP: "Argentina puede generar capacitación e infraestructura. Este año se anunciará un nuevo plan espacial, que la preparará para los desafíos del futuro".

Nacida en 1976, INVAP diseñó los satélites más importantes del país (SAC y ARSAT) y firmó el contrato para el nuevo ARSAT SG-1, que ofrecerá banda ancha para Argentina y países limítrofes a partir de 2024.

Otra de las grandes del país es Satellogic, fundada en 2010 por Emiliano Kargieman y especializada en nanosatélites. Tras la fusión con el fondo CF Adquisition, su valor de mercado trepó a u$s850 millones y está a punto de convertirse en unicornio.

Con sedes en Buenos Aires y Montevideo, posee 240 empleados y 21 nanosatélites en órbita, con los que ofrece servicios de análisis de imágenes a firmas y gobiernos (factura u$s100 M al año).

Con cinco años de historia e inversión propia de u$s50.000, DiYSatellite puso en órbita su DIY-1/Arduiqube en marzo a través del cohete ruso Soyuz-2. El equipo está a 600 kilómetros de altura y brinda información de telemetría. "Emplea componentes electrónicos que se consiguen en cualquier comercio del ramo, lo que demuestra que es posible construir satélites a bajo costo", señala a iProUP, Gustavo Carpignano,  su fundador.

Según el experto, ponerlo en órbita cuesta u$s60.000, pero buscan bajarlo a u$s8.000. "Para ello, elaboramos kits que pueden fabricarse fácilmente en instituciones educativas. Al ser cada vez más pequeños, se pueden juntar varios por misión y eso reduce mucho el gasto", completa.

Un proyecto educativo que devino en empresa es Innova Space, de Mar del Plata. Alejandro Cordero, su CEO, revela a iProUP que "la idea original era introducir desarrollos aeroespaciales y nuevas tecnologías en la escuela técnica. La repercusión y potencialidad permitió iniciar el desarrollo de la misión para responder a la falta de cobertura de red celular en comunicaciones IoT".

Para eso, desarrollaron el picosatélite MDQube SAT-1, de 10 x 5 x 5 centímetros y 500 gramos de peso. Según Cordero, el equipo "será despachado a Escocia, para integrarse en una caja con otro satélite. De ahí volará a Cabo Kennedy para ser puesto en la cabeza del cohete Falcon, de SpaceX, empresa de Elon Musk, el 21 de diciembre".

Conrado Varotto, pionero y prócer del desarrollo satelital argentino

Innova Space recibió u$s75.000 de la aceleradora Neutrón y $14,5 millones del Ministerio de Desarrollo Productivo. Su próximo objetivo es ofrecer comunicación inalámbrica para el agro, minería, aplicaciones marítimas y ambientales.

Pero el Newspace no se detiene en los satélites. El mercado es tan amplio que hay lugar para proyectos alternativos, como Epic Aerospace, fundada por Ignacio Montero, de 22 años. La firma desarrolla remolcadores que se encargarán de llevar a su órbita definitiva a pequeños satélites que son ubicados en la órbita de satélites más grandes que viajan en el mismo cohete. Tiene sedes en Buenos Aires y San Francisco y ya obtuvo fondos en una primera ronda.

Por su parte, en la Rioja existe una iniciativa que anticipa un futuro viaje a Marte: Solar54, del consorcio público-privado FanIOT/Hamelbot. Su director ejecutivo, Martín Bueno, explica a iProUP que buscan "crear una estructura y red profesional-vincular para desarrollar la región".

"El objetivo es crear un edificio que actúe como plataforma de ensayos y laboratorio. Se podrán realizar misiones simuladas para que una tripulación esté en situación de confinamiento, ponga a prueba tecnologías y estudie el comportamiento humano. Es similar a la base MDRS de The Mars Society en Utah".

La estructura se puede autoconstruir mediante robots y el año que viene habrá un complejo de domos que simularán la vida en Marte. Solar54 está buscando inversiones y es apoyada por del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y los gobiernos de La Rioja y Misiones.

El gran desafío

Carpignano señala que "para ser potencia nos faltaría un lanzador propio", para no acudir a proveedores de otros países (EE.UU., China y Rusia) y reducir costos. 

Uno de los proyectos locales de este tipo es el Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas (ISCUL), conocido como Tronador, de la empresa VENG, cuya mayoría accionaria es de la CONAE. Ya realizó una prueba exitosa de lanzamiento del vehículo experimental VEx 1B a nivel suborbital desde el Centro Espacial de Punta Indio, en la provincia de Buenos Aires.

"Llevará un tiempo, habrá muchas pruebas y no es algo pensado para proyectos grandes, como satélites de más de 1.000 kilogramos. Hay voluntad política y eso tal vez permita avanzar", indica Hisas.

En este rubro, Tlon Space desarrolló el Aventura I, un lanzador ultraliviano para nanosatélites. Está catalogado como el más ligero de la industria: pesa media tonelada. Su costo de producción es menor a u$s500.000 y  fue testeado varias veces. Esta empresa bonaerense nació en 2004 y firmó un acuerdo de cooperación con la CONAE.

LIA Aerospace también busca llevar pequeños satélites al espacio con un cohete propio. Sus fundadores, Dan Etenberg (CEO) y Federico Brito (COO), esperan lograrlo en 2024. Pero ya lanzaron en enero el Zonda 1.0, primer cohete privado del mundo que funciona con biodiesel. Y recibieron una primera ronda de u$s200.000.

Exportación

El rol protagónico de Argentina excede poner equipos en órbita: también aparecion nuevas oportunidades, como la provisión de servicios satelitales, subrubró que generó u$s293.000 M en 2020.

En este sentido, la Pyme Arsultra surgió en 2010 y se dedica al diseño y desarrollo de computadoras de misión crítica (control de vuelo y navegación) e industriales de alta confiabilidad para subsistemas de vuelo. Son proveedores de CONAE, VENG e INVAP. 

Juan Martín Semegone, su presidente, asegura a iProUP que "con desarrollo nacional podemos exportar tecnología de alto valor agregado. La industria espacial local está en pleno crecimiento y tenemos la gran oportunidad de vender al mundo".

"Hay mucho know how, gente capacitada. Las Pymes debemos diversificarnos: en otros países se pueden dedicar a un producto específico; acá hay buscar varias opciones para ser rentables", dice.

Semegone añade que "en 10 años, vendimos a empresas privadas, especialmente de Estados Unidos, y tuvimos varios proyectos con otras de Italia y México, entre otros".

SPACESUR colabora desde hace más de una década con la CONAE. A través de su sistema Geo Platform, provee soluciones de transformación digital para gobierno e industria, basadas en las tecnologías geoespaciales y de observación de la Tierra. "Operamos en Argentina y España, y exportamos a EE.UU, Europa y Latinoamérica", confía a iProUP Alberto Pérez Cassinelli, CEO de la firma que se inició con fondos semilla al ganar concursos de emprendedores y programas de innovación pública, como FONTAR.

Con 400 empleados y una amplia experiencia, VENG ya vende servicios derivados de los satélites SAOCOM. José Luis Randazzo, su gerente, afirma a iProUP que están "en una etapa inicial de la comercialización a nivel global. Representa la exportación de alto valor agregado, permitiendo articular acciones con empresas e instituciones nacionales para desarrollar nuevos productos y servicios".

En el caso de INVAP, que facturó en promedio u$s200 millones anuales durante la última década, la mitad de sus proyectos es para el exterior. A nivel local, obtuvo un contrato por $9.200 millones.

Los expertos argentinos son sumamente valorados en todo el mundo

Martín Germán Fabris, gerente de servicios satelitales de ARSAT, advierte que el país debe ir más allá de los nanosatélites, ya que al tener menor vida útil "hay que ver si el negocio es sostenible en el tiempo para las empresas pequeñas.Que haya movimiento en esta industria obliga a todos a ser mejores: hay que planificar e invertir mucho. Ahora, es importante que se produzcan en el país".

El panorama en Argentina es prometedor. "Mucho tuvo que ver la enorme tarea de Conrado Varotto, uno de los creadores de INVAP y Director Ejecutivo y Técnico de la CONAE hasta 2018, quien gestionó los fondos para llegar hasta donde estamos", explica Absi. Gracias a su aporte, la Argentina es hoy un jugador de peso en la nueva conquista del espacio.

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