Innumerables producciones de Hollywood muestran un mundo futurista, en el cual las máquinas reemplazan a los humanos en los trabajos. ¿Qué tan lejos estamos de esa realidad?
La Inteligencia Artificial (IA), definida por expertos como los sistemas o las máquinas que imitan la inteligencia humana -mediante la combinación de algoritmos- para realizar diferentes tareas y que tienen la capacidad de mejorar iterativamente a partir de la información que recopilan -machine learning- , avanzó a pasos agigantados en los últimos años, lo cual dio lugar a un nuevo debate: ¿La máquina reemplazará a los empleados?
El término IA surgió en 1956 y ya se metió en nuestras vidas de la mano de la revolución tecnológica. Basta con detenerse a analizar el sistema de detección facial de los móviles o los asistentes virtuales de voz para comprender que cada vez está más presente en nuestras rutinas.
Una encuesta elaborada por la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) y reproducida por el portal español 20 Minutos, demuestra que uno de cada cinco personas en España cree que dentro de 15 años habrá sido sustituido por un robot o por un sistema de IA.
Y esta preocupación también llegó a la política: la Comisión Europea ha empezado a trabajar en una legislación para regular que la IA no pueda reemplazar a una plantilla laboral entera.
Por su parte en Australia el Tribual Federal rectificó una decisión llevada a cabo por el Comisionado de Patentes, en la cual se negó que la IA pudiese ser considerada como inventora, por consiguiente, esto equivale a que en un primer momento tampoco podría registrar patentes.
Nuestra vida ha cambiado desde hace tiempo. Esto se ejemplifica mediante tareas cotidianas en las que interviene la inteligencia artificial, aunque no seamos muy conscientes de ello.