Arturo Grande dejó Argentina para trabajar en un ONG en España en 2019, pero su contrato terminó y con él, su permiso para trabajar.

En ese momento, decidió convertirse en "residente digital" de Estonia y trabajar como freelancer. Y llegó el cambio: sintió que tenía que hacer algo para ayudar a todos los que estaban pasándola mal por la pandemia. Y nació Academia Brillar, una empresa social global, registrada en Estonia, que busca democratizar el acceso a educación de calidad. "Queremos ser el ‘Netflix’ de la educación on line y legar al millón de alumnos", dice.

Arturo se fue de Argentina en mayo de 2019 por una oportunidad profesional en una ONG en España que le permitió aplicar a una visa de voluntario por un año. "En el momento sentí que era una chance que quizás pasaba una sola vez en la vida", cuenta a iProfesional.

"Dejé todo, mi carrera en UADE, mis amigos, una relación. Fue una decisión difícil. Antes de España había aplicado a oportunidades similares en Nueva York. Me llamaban la atención las facilidades que había dentro del ecosistema emprendedor en el exterior".

Durante un año estuvo en Madrid haciendo networking, viajando por España, conociendo su gente y su cultura, pero en agosto de 2020 "se terminó mi contrato y me quedé sin ingresos ni un lugar donde vivir, sin permisos de trabajo".

En ese momento, encontró una oportunidad en Worldpackers, y terminó como voluntario en un hostel social en Barcelona que abrió sus puertas durante la pandemia a gente en situación de calle. "A falta de permisos de trabajo en España me convertí en residente digital de Estonia y empecé a trabajar como freelancer", explica Grande. En medio de la pandemia, sigue Arturo, "me gustaba hacer zooms con amigos de Argentina y terminábamos hablando sobre las consecuencias que iba a tener el Covid en nuestro país".

Arturo Grande dejó Argentina para trabajar en un ONG en España en 2019

Ayudar a la Argentina, con una mirada global

Después de trabajar durante cuatro años en el tercer sector en Argentina y ver cómo los números de pobreza crecían mes a mes, el joven empezó a padecer ansiedad y depresión. "Tengo el sol de nuestra bandera tatuado en mi brazo izquierdo, amo mi país y como ciudadano me siento responsable de ser el cambio que Argentina necesita. Sentía que tenía que hacer algo para ayudar, para intentar aportar un granito de arena desde Barcelona", se apena.

Así le dio vida a academiabrillar.com, una empresa social global, registrada en Estonia, que busca democratizar el acceso a educación de calidad. "Por cada membresía que vendemos entregamos una beca 100% gratis. Empecé creando un grupo en WhatsApp con algunos amigos. De repente el grupo empezó a crecer. Creamos nuestra plataforma web en Wordpress, nuestro propio 'Podcast Brillar' y empezamos a crear nuestros primeros cursos. De repente, en menos de un año tenemos casi 100 alumnos de más de 13 países diferentes y 17 educadores con 5 cursos disponibles en nuestra plataforma".

La inversión inicial fue prácticamente nula y todos los colaboradores son freelance y trabajan a comisión por un porcentaje de ingresos que genera la plataforma. "Todo el desarrollo lo hemos hecho a pulmón", detalla el emprendedor social. "A los 8 meses de haber iniciado el proyecto hemos gastado apenas 1.200 euros. Sé que en Argentina es mucha plata, pero es mínimo comparado a lo que invierten las empresas tecnológicas acá en España".

Este argentino expatriado se convirtió en "residente digital" de Estonia

Para él, los principales desafíos fueron los papeles. "La pandemia generó que los visados de estudiantes o voluntariado se extendieran por decreto. Conseguí una beca para estudiar emprendimiento e innovación en Barcelona y presenté los papeles en migración para extender mi visado, pero la oficina de migración está ahora mismo saturada y hace dos meses no me dan una respuesta. Me contacté con la Embajada Argentina para solicitar ayuda muchas veces porque considero que mi proyecto puede ser de interés nacional, pero nunca me dieron una respuesta efectiva. Mientras en mi país me daban la espalda, en Estonia me ayudaron a abrir una empresa en una semana", explica.

"Creo que no lo hubiera intentado en Argentina", se lamenta. "Empezar un emprendimiento allá es cada día es más inviable. No digo que sea imposible, pero no hay facilidades, porque el modelo tradicional no apoya al joven emprendedor. En Argentina es muy difícil emprender sin recursos con la visión de generar empleo, rentabilidad y sin evadir impuestos. El modelo te empuja a ser deshonesto, incoherente. El estado es simplemente un reflejo de lo que somos como sociedad, aunque nos duela admitirlo", agrega.

Sin embargo, Arturo destaca que el hecho de ser argentino te da un valor agregado fundamental. "Por la creatividad, porque sabemos hacer mucho con poco, porque nos enfocamos en lo que tenemos y no en lo que nos falta. Porque somos rebeldes, soñadores y excelentes comunicadores. Siento que nuestra pasión bien enfocada es capaz de lograr cosas imposibles".

Si bien Academia Brillar aun no genera ganancias, su balance es positivo. "Aun sigo sosteniendo los costos fijos de la empresa con mis ingresos como freelance de Marketing, pero junto a mi equipo tenemos una visión a cinco años: queremos ser el Netflix de la educación online y tener medio millón de alumnos pagos más medio millón de alumnos becados para 2025. Vamos a crear una plataforma que brinde 5.000 masters al precio de 7,99 euros mensuales, disponible en toda Iberoamérica", detalla.

El emprendedor busca crear un "Netflix de la educación online"

Emigrar es "empacar tu vida"

Para Arturo, emigrar fue el reto más grande que vivió en su vida. "Significa empacar tu vida en una caja y salir a comerte el mundo. Para mí fue pasar mi cumpleaños número 25 solo en un hostel en plena pandemia, lejos de mi familia. Significa atender el teléfono y enterarte que tu abuela sufrió un accidente y no poder estar ahí para acompañar a tu viejo. Significa que un empleador o un policía se pase de vivo con vos por el simple hecho de saber que no tenés un pasaporte español, mientras escuchás a grupos de extrema derecha decir que los inmigrantes solo llegan a Europa a delinquir o robar trabajo", reflexiona.

Sin embargo, también siente que ganó. "En España puedo proyectar una vida. Aunque todavía me cueste llegar a fin de mes y cubrir los costos de mi empresa, sé que en un par de años puedo lograr una estabilidad económica. Acá empecé a desarrollar mi inteligencia financiera, a ahorrar para invertir en la bolsa de valores. Gané también en calidad de vida, en la tranquilidad de caminar por la calle y no tener miedo a que me roben o me maten por 200 mangos".

"Extraño el asado. El compartir un mate. El fútbol con mis amigos. Las canciones de rock y de cumbia argentina. Extraño los recitales de las Pastillas del Abuelo. A mis viejos y a mi hermano. Pero no extraño la impotencia que me genera la corrupción y la sensación de no poder confiar en ningún partido político", remarca.

"No imagino en el corto plazo una Argentina diferente, creo que los problemas que afrontamos como nación son estructurales y muy profundos. Hoy siento que puedo hacer un cambio más relevante desde el exterior, creando una empresa multinacional. Mi proyecto de vida está aquí, en Barcelona. Voy a volver a visitar a mi familia cuando por fin consiga la residencia en España. Volveré a visitar las ONGs beneficiadas con becas de Academia Brillar. Espero también volver para contar mi historia e inspirar a otros jóvenes argentinos a que se animen a salir y comerse el mundo. Porque cuando conectamos con nuestra voz, con nuestra llama interior, nos volvemos imparables", concluye.

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