Cuando se inauguró el hotel de robots de Japón, Hen-na, se pensaba que representaría el futuro del alojamiento, con el uso de autómatas que se ocupaban de tareas que antes requerían de humanos, a priori mucho más "ineficientes".

Sin embargo, esa estrategia se está desmoronando. Hen-na ha "despedido"  a más de la mitad de sus 243 robots, ya que crearon más problemas de los que resolvieron.

Un fiel ejemplo de ello es Chu-ri, el robot que se encontraba en cada habitación a modo de asistente personal. Con frecuencia, este bot no puede responder preguntas o se activa en medio de la noche debido a los ronquidos.

Chu-ri es solo la punta del iceberg. Los robots de check-in necesitan ayuda, los robots de conserjería no tienen idea de cómo realizar muchas tareas, los “portaequipajes” tienen problemas para llegar a las habitaciones y los robots de entretenimiento se rompen con frecuencia.

Hay algunos casos de éxito, por supuesto, como un brazo de robot gigante que mueve el equipaje a los boxes de almacenamiento. Otras cadenas hoteleras, como Yotel, también utilizan estos brazos.

El gerente del hotel, Takeyoshi Oe, y el presidente de la compañía, Hideo Sawada, han reconocido las limitaciones prácticas de los robots al explicar los motivos de los despidos.

Para empezar, la tecnología se vuelve obsoleta rápidamente, lo que parecía vanguardista en 2015 puede quedar viejo en 2019, y los reemplazos son costosos. Y lo que es más importante, algunos de los robots eran, en última instancia, superfluos.

Hay situaciones en las que los robots "no son necesarios", dijo Sawada, y en ocasiones simplemente "molestan a la gente". Para decirlo de otra manera, los robots no lo son todo: los hoteles y otras empresas tienen que usarlos solo cuando tienen sentido.

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