La carrera por conseguir una carne de cultivo que tenga el aspecto, la textura y el sabor de la carne real ha dado un salto de gigante esta semana con la presentación del primer bife creado en una impresora 3D.

Esta nueva técnica de bioimpresión 3D —creada por la empresa israelí Aleph Farms con el apoyo del Technion-Israel Institute of Technology— promete bifes con el mismo sabor y jugosidad que el que le compras al carnicero de tu barrio. El CEO de la compañía, Didier Toubia, asegura en una entrevista para 'The Observer' que pueden emular todo tipo de cortes de carne y maduraciones: "Lo mejor de esta tecnología es que es capaz de controlar el proceso incorporando más o menos grasa o haciendo la fibra muscular más gruesa o más delgada", señala. 

Según Toubia, escalar esta tecnología para el consumo de masas traería grandes ventajas. La producción de carne 'in vitro' aseguraría una fuente de alimento sostenible mientras se reduce la emisión de gases de efecto invernadero —la FAO estima que el ganado es responsable del 14,5% de esas emisiones–. Además, Toubia sostiene que al tratarse de un sistema de producción controlado se evitaría la transmisión de virus de animales a personas. Aquí la FAO también le da la razón con datos espeluznantes: el 70% de las nuevas enfermedades surgidas en las últimas décadas son de origen animal y en parte están causadas por el incremento de formas de alimentación basadas en animales.

Pero tanto Aleph Farms como el resto de compañías en la carrera por la comercialización de carne cultivada tienen que convencer a las distintas organizaciones de seguridad alimentaria de que se trata de un método fiable —hasta ahora sólo Singapur ha dado luz verde a la comercialización de carne producida 'in vitro'-. Las conversaciones con la FDA (Food and Drug Administration) y con la EFSA (European Food Safety Authority) ya se han iniciado y no tardaremos mucho en conocer su opinión.

También hay voces críticas con esta tecnología. Los investigadores franceses Sghaier Chriki y Jean-François Hocquette han publicado una investigación titulada 'El Mito de la Carne Cultivada' en la que ponen en duda sus métodos de producción. Al igual que los animales generan de manera natural hormonas y factores de crecimiento, las células criadas en el laboratorio necesitan los mismos compuestos para crecer. Los investigadores dudan si la industria será capaz de conseguir esos compuestos de manera artificial y sin riesgos para la salud a largo plazo. 

El bife impreso en 3D, "crudo", recién salido de la impresora

A pesar de que aún hay mucho trabajo por hacer en este campo y muchas barreras que superar, la idea es bastante sugerente y las posibilidades son infinitas. Además, esta técnica no sólo se puede aplicar a la carne de vacuno, hay empresas que ahora mismo están produciendo carne de pollo, conejo, cerdo o pescado.

Tambén habrá que ver si esta carne cultivada puede competir en calidad con la real, indicó El Confidencial.

Otro caso anterior

La empresa israelí Redefine Meat planea lanzar impresoras 3D para producir este año bifes vegetales que imiten la carne de vacuno real, en un intento de hacerse con una porción de floreciente mercado de la carne alternativa.

Los sustitutos de la carne son cada vez más populares entre los consumidores preocupados por el bienestar de los animales y el medio ambiente, lo que ha impulsado las ventas en Beyond Meat, Impossible Foods y Nestlé.

Redefine Meat, con sede en Rehovot, al sur de Tel Aviv, probará primero su filete alternativo "Alt-Steak" en restaurantes de alta gama este año antes de lanzar sus impresoras 3D de escala industrial para los distribuidores de carne en 2021. 

"Se necesita una impresora 3D para imitar la estructura del músculo del animal", dijo el CEO de la empresa, Eshchar Ben-Shitrit, a Reuters.

Las máquinas, que se lanzarán este año, podrán imprimir 20 kg por hora en un principio y más adelante hasta cientos, a un coste menor que la carne real.

Fundada en 2018, la empresa recaudó 6 millones de dólares el año pasado en una ronda de financiación liderada por CPT Capital, un inversor en Beyond Meat e Impossible Foods. Hanaco Venture Capital y el grupo avícola alemán PHW también participaron.

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