Se trató de un verdadero “miércoles negro” para Apple: luego de suspender sus actividades bursátiles, su CEO, Tim Cook, emitió un comunicado dirigido a los inversores donde explicó la situación financiera de la empresa.

El dato llamativo fue la confirmación del trazado de un nuevo pronóstico de ganancias para el último trimestre de 2018. ¿El motivo? Las ventas de los nuevos iPhone están por debajo de las expectativas iniciales.

El nuevo cálculo cambia de un pronóstico de entre u$s89.000 millones y u$s93.000 millones a aproximadamente u$s84.000 millones de dólares. En rigor, casi u$s9.000 millones menos de los esperados en ganancias.

Cook explicó que se registraron "menos actualizaciones de iPhone de lo que habíamos anticipado". Es decir, las ventas fueron aún menores a las esperadas.

China, uno de sus principales mercados, fue uno de los responsables de la caída en la demanda. También sucedió lo mismo en varios países en vías de desarrollo, donde se anticipaban ventas más altas.

Para el CEO de Apple, la fortaleza del dólar; la nueva ventana de lanzamiento para los iPhone XS y XS Max, que hizo que las ventas se dividieran en dos trimestres; un menor suministro de componentes y mayores problemas logísticos debido a una mayor cantidad de productos que lanzados al mercado al mismo tiempo; así como la debilidad económica de algunos mercados, fueron los causantes de estos números.

Las malas noticias no terminan allí, ya que, según indicó Cook, esperan una disminución en los ingresos con respecto al año anterior. La respuesta del mercado en las operaciones “after hours” fue inmediata: los papeles cayeron hasta un 7%.

Apple dará a conocer su balance anual el próximo 29 de enero. Allí se sabrá a ciencia cierta cómo fue el rendimiento de la compañía en el último trimestre de su año fiscal, pero además será el primer reporte en el que no dará cifras sobre ventas de dispositivos, lo cual puede llegar a generar más rispideces con sus accionistas.

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