La oferta de movilidad en las grandes ciudades se vio plagada de un montón de monopatines eléctricos que, al igual que las biciletas, son muy útiles para la vida cotidiana.

Por su parte, Spin, la compañía de micromovilidad de Ford, ofrecerá "próximamente" su servicio de monopatines eléctricos compartidos en España. La compañía está en conversaciones con ayuntamientos de todo el país para iniciar su actividad en cuanto llegue a un acuerdo con las administraciones locales.

El proyecto de Spin es muy sólido y quiere convertir España en uno de sus mercados de referencia a nivel global.

A qué apunta

Según ha explicado la propia compañía, su estrategia de implantación pasa por iniciar sus operaciones en grandes ciudades como Madrid, Sevilla o Barcelona. No obstante, no descarta la posibilidad de instalarse en urbes de tamaño más reducido.

"El proyecto de Spin es muy sólido y quiere convertir España en uno de sus mercados de referencia a nivel global. La estrategia en España tiene largo recorrido, ya que, al contar con la solidez financiera de Ford y no ser participados por ningún fondo de capital riesgo, podemos permitirnos plantear estrategias a largo plazo, sin la presión que sufren algunas compañías por los ciclos de rentabilidad de una startup", explicó el director de Alianzas Gubernamentales de Spin, Roger Puigví.

La empresa ha destacado que apostará por un modelo de micromovilidad regulado, dado que cree que "solamente así" se puede ordenar la movilidad en las ciudades.

Para 2025, Spin tiene el compromiso de convertirse en una compañía "carbono negativo", por lo que está reduciendo progresivamente sus emisiones en todos los pasos de su cadena de valor, desde la producción de sus vehículos, a nivel operativo y hasta el uso del propio vehículo, con el objetivo de eliminar de manera definitiva y total su huella de carbono.

Movilidad del futuro

La startup de San Francisco, Tortoise, está trabajando en la aplicación de tecnología de conducción autónoma desarrollada para automóviles a scooters y bicicletas.

Utilizando tecnología autónoma en conjunto con la intervención humana remota, el software de Tortoise permite a los operadores reubicar de forma remota sus scooters y bicicletas en lugares donde los ciclistas los necesitan, o donde los operadores necesitan recargarlos.

En una calle vacía, Tortoise puede emplear tecnologías autónomas, mientras que puede depender de los humanos para controlar remotamente el vehículo en una cuadra de la ciudad con mucho tráfico.

Para las pruebas piloto iniciales, los scooters de Tortoise serán controlados de forma remota por el personal de la empresa. Eventualmente, comenzará a integrar capacidades autónomas a medida que las ciudades se sientan más cómodas con la tecnología.

Tortoise ha desarrollado diseños de referencia que los fabricantes, a petición de las empresas de alquiler, pueden utilizar para fabricar scooters equipados con los sensores necesarios. Los diseños de la compañía agregan menos de u$s 100 a un scooter en costos de tecnología adicional, dice el cofundador y presidente Dmitry Shevelenko.

La tecnología de la compañía usa dos cámaras, un procesador, un chip de radar, un motor (en la base de la columna de dirección) y ruedas de entrenamiento robóticas para vehículos de dos ruedas en lugar de un pie de apoyo.

Tortoise cobra a las empresas de alquiler entre u$s 50 y u$s 100 mensuales por scooter por operar y asegurar los vehículos, aunque planea cambiar eventualmente a un precio por milla. Hace algunas semanas, la compañía presentó también en sus redes sociales su robot de entregas.

Te puede interesar