Hoy es el día en el que Elon Musk presentará su proyecto más ambicioso y el cual trae muchísima polémica, Neuralink. Lo poco que se sabe hasta ahora de la idea de Musk es que está basada en la instalación de micro chips en el cerebro humano con el fin de monitorear su desarrollo y así prevenir o tratar enfermedades como parkinson o alzheimer.

Pero de ser así, cuál es el límite, acaso no se estaría bordeando una línea muy delgada acerca de la violación de la intimidad de cada individuo. Por otro lado, Neuralink está pensado para poder conectar el cerebro de las personas con computadoras.

Lo que busca Neuralink es que, mediante operaciones láser "inofensivas" para la salud humana, en las cuales se coloquen chips, hilos incrustados, en los cerebros de las personas para poder conectarlas a computadoras y realizar funciones a través de esta conexión inalámbrica.

Los primeros pasos de este proyecto, el cual fue anunciado en 2016, eran más enfocados a la salud. Primero, podría controlar los niveles hormonales de las personas, causante de problemas como ansiedad y depresión. Asimismo, se presenta como una alternativa para las personas con parálisis y trastornos cerebrales para que puedan "empoderarse".

"Esto tiene el potencial de resolver varias enfermedades relacionadas con el cerebro. La idea es comprender y tratar los trastornos cerebrales, preservar y mejorar su propio cerebro y crear un futuro bien alineado", dijo Musk en 2019.

La idea

No obstante la parte médica, Neuralink busca ser una plataforma que permita leer y transmitir datos de alto volumen realizadas por las señales del cerebro. Por lo mismo, el pensamiento puede ser vital en cuanto a su funcionamiento.

Por ejemplo, saltan rápidamente varias preguntas sobre la utilidad del terminal. Se podría enviar correos con solo pensarlo. O se podría controlar acciones de un smartphone o computadoras de la misma manera. Musk contestó algunas de estas dudas de manera corta; sí.

Neuralink busca ser una plataforma que permita leer y transmitir datos de alto volumen realizadas por las señales del cerebro

Otro ejemplo de ello es la música, la cual podremos escuchar directamente con el chip sin necesidad de audífonos y la que podremos controlar sin necesidad de acciones con las manos.

Por el momento todo es especulativo ya que no hay ningún estudio ni prueba de los avances ni de su seguridad en la salud de manera pública, pero, por lo tuiteado por Musk, las expectativas van subiendo en cuanto al proyecto.

Sin embargo, de hecho, que demorará en que los avances, a pesar de que sean grandes, llegue a comercializarse a escala masiva.

Hoy será el día en se marque un antes y un después en este camino y quizas un hito en la historia de la raza humana. Pero Musk no está solo, Facebook también mantiene su propio proyecto o los propios laboratorios científicos están avanzando en este camino.

El lado B

Por otro lado, también existe la posibilidad de que la neurotecnología, además o en vez de curar, sirva para alterar la voluntad y eso abre un debate más complejo que el que en su día provocaron los neurofármacos.

También es un asunto controvertido la gestión de la información personalísima manejada en estos tratamientos. Llevando al límite la desconfianza, resultaría inquietante una posible amenaza de un hackeo de las mentes, digno de una película de ciencia ficción.

Llevando al límite la desconfianza, resultaría inquietante una posible amenaza de un hackeo de las mentes

Pero sin embargo, se pueden tener dos certezas. Alguien ya está tramando cómo hacer negocio con los datos personales más sensibles. Y, una vez curado el paciente, puede que busque aumentar sus capacidades, con el consiguiente riesgo de abrir una brecha entre seres humanos normales y mejorados.

La sociedad debe ser conscientes de estas amenazas, aunque ahora parezcan salidas de Black Mirror, es un primer paso para evitar escenarios distópicos. El segundo estadío es pensar cómo las sociedades pueden ponerse de acuerdo, para anticipar y regularizar estas posibles amenazas, para así evitar que se conviertan en una realidad

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