Como directivo de una empresa de tecnología, me gusta pensar cuál es el aporte que realizamos a la sociedad, para qué vamos a trabajar día a día y qué es lo que nos motiva como equipo a seguir adelante, en un contexto tan dinámico. En definitiva, por qué hacemos lo que hacemos y con qué propósito.
Hoy, la transformación digital está en boca de todos, ya que cambia los modelos de negocios existentes, y obliga a actualizar permanentemente los procesos y herramientas tecnológicas. Este panorama desafiante, que invita a innovar permanentemente, es uno de los puntapiés para responder mi pregunta.
Llevado a la sociedad y al ámbito público: ¿cuál es el potencial de la tecnología para fomentar una mejor calidad de vida a los ciudadanos? ¿De qué forma se puede aplicar para dar respuesta a problemáticas como la superconcentración de habitantes en las principales ciudades del mundo?
Según las Naciones Unidas, se estima que hacia el año 2030, el 60% de la población mundial vivirá en grandes ciudades. Y para 2050, el porcentaje se eleva al 70%. Este crecimiento, sumado a la constante demanda de más y mejores servicios por parte de los habitantes y fenómenos como la inseguridad o el cambio climático, generan que sea necesaria una nueva forma de abordar la gestión pública.
En este proceso, las ciudades necesitan incorporar infraestructura y soluciones que les brinden la posibilidad de recolectar la mayor cantidad de información disponible para medir y controlar situaciones. Se trata de una problemática compleja que requiere acción y trabajo conjunto entre los sectores público y privado.
De eso es lo que hablamos cuando nos referimos a "Ciudades Inteligentes". Son aquellas en donde se utilizan herramientas tecnológicas para mejorar la calidad de vida de los habitantes, aumentar la eficiencia de los servicios públicos, incrementar la participación ciudadana, mejorar las condiciones de sustentabilidad medioambiental y aumentar las oportunidades que la ciudad ofrece a las personas.
En este marco, adquieren relevancia tecnologías como Internet of Things (IoT), para comunicar a los distintos dispositivos tecnológicos, suministrando información que es analizada y procesada fundamentalmente en la nube.
A esto se le suman las herramientas de inteligencia artificial que, gracias al gran volumen de información que recaban estos dispositivos, permiten predecir comportamientos de los sistemas monitoreados, cada vez con mayor asertividad.
Si bien muchas veces se piensa como algo futurista, el concepto de ciudades inteligentes ya comienza a implementarse: en los próximos años significará el 25% de la inversión en infraestructura y conectividad en las urbes latinoamericanas, según el reporte " Worldwide Smart Cities 2017" de la consultora IDC.
En lo que respecta a la Argentina, según esta misma fuente, se espera que las inversiones en IoT relacionadas con ciudades inteligentes crezcan en un 19%. En América Latina, esta tendencia será similar.
Hay varios ejemplos de soluciones en este campo, como los sistemas de gestión inteligente del alumbrado público, que permiten bajar el consumo energético de los municipios entre un 50% y 80%, el riego automático de espacios verdes, o la tecnología aplicada a las fuerzas de seguridad, mediante patrulleros inteligentes o sistemas de comunicaciones críticas, con equipos que proveen conectividad y disponibilidad permanente en lugares remotos.
Llevado a la práctica, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con un sistema de hidrometeorología, que consiste en la captura, administración y gestión de datos meteorológicos y de estado de la red de desagües pluviales, que trae beneficios como la obtención de alertas tempranas ante posibles inundaciones, la capacidad de planificación de obras de infraestructura, y una mejora de la calidad de vida de los habitantes. Este sistema podría replicarse y ser implementado en otras ciudades del país, para que puedan optimizar la gestión de los recursos y anticiparse a estas problemáticas.
En conclusión, esta tecnología tiene un gran potencial para optimizar las ciudades y fomentar su desarrollo. El futuro que nos imaginamos en esta materia está disponible hoy, pero aún no está distribuido de forma uniforme en todas las regiones y segmentos de la economía.
La Argentina tiene el potencial de convertirse en un país referente a nivel regional, y para lograrlo, es fundamental que se debatan ciertos aspectos claves, como la conectividad, la participación ciudadana, la automatización de procesos, la planificación a largo plazo y la inversión continua.
* Marcelo Girotti es CEO del Grupo BGH y Director Ejecutivo de BGH Tech Partner