Una nueva investigación comprobó la efectividad de un sistema de Inteligencia Artificial para realizar diagnósticos precoces de casos de depresión.

El estudio fue llevado adelante por investigadores de la Universidad de Stanford, que aprovecharon tecnologías presentes en los smartphones como el reconocimiento facial y de voz. Análisis recientes vaticinan que, para 2030, la depresión podría convertirse en la causa más importante de discapacidad en el mundo.

El sistema de IA encarado por Stanford fue alimentado con conversaciones en video de 200 personas, algunas de ellas diagnosticadas con depresión. Las entrevistas fueron realizadas por un avatar interactivo, que era controlado por un médico especialista.

Para realizar sus propios diagnósticos, la plataforma analizó diversos patrones como expresiones del rostro, tonos de voz y fluidez en el habla.

En este sentido, los investigadores revelaron que las pruebas finales arrojaron un acierto superior al 80% en sus análisis de depresión.

Vale destacar que la investigación por ahora se encuentra en una etapa temprana y quedan muchos pasos por delante. De todas maneras, los expertos fueron optimistas y aseguraron que tecnologías de este tipo podrán funcionar en cualquier smartphone para detectar trastornos.

Al respecto aclararon que su función se podrá dar siempre como complemento y no como reemplazo del conocimiento de los médicos especialistas.

"El peso de la salud mental está agravado por las dificultades en la atención, los estigmas sociales, los altos costos y la falta de opciones de tratamientos accesibles. Esta tecnología podría implementarse en los teléfonos celulares de todo el mundo y facilitar el acceso universal a la salud mental de bajo costo”, agregaron.

David Sontag, experto del MIT en sistemas de aprendizaje automático y atención médica, fue más cauteloso que sus colegas. “La línea de trabajo es interesante, pero aún no está claro cómo se utilizará clínicamente”, aseguró.

Para el investigador, resta por saber si el sistema será en algún momento 100% automático, ya que el avatar que interactuó con los pacientes era controlado por un médico de carne y hueso.

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