Meng Wanzhou, además de ser la directora financiera y vicepresidenta del grupo de telecomunicaciones chino Huaewi, es también hija del fundador de la compañía y una firme candidata a heredar el timón de una de las empresas del país con mayor proyección internacional.

Sin embargo, su reciente arresto abre un nuevo frente en las tensas relaciones entre Pekín y Washington, y ahora se enfrenta a una posible extradición a Estados Unidos para responder, en nombre de la empresa de su padre, por las supuestas violaciones de las sanciones de EE.UU. sobre Irán.

Con 46 años, Meg forma parte de una de las familias más poderosas de China. Su padre es Ren Zhengfei, el ingeniero y exmilitar que en 1987 fundó Huawei en la ciudad de Shenzhen, una urbe fronteriza con Hong Kong que se ha convertido en el icono del proceso de apertura económica de China y que está considerada el polo tecnológico en Asia.

La compañía, de capital privado, es una de las pocas empresas del país que ha logrado hacerse un hueco significativo en el mercado internacional. No solamente es uno de los principales actores en telefonía móvil, sino el líder en infraestructuras de telecomunicaciones de todo el mundo.

Según el diario El País, padre e hija no comparten apellido porque a los 16 años ella decidió adoptar el nombre de su madre, algo poco habitual en el país asiático. Tras estudiar contabilidad y trabajar durante poco más de un año en un banco estatal, se incorporó a la empresa de su padre en 1993. En los inicios ejerció como secretaria, ocupándose meramente de las tareas de administración o de atender al teléfono. Con los años fue escalando posiciones, siempre en los ámbitos de la contabilidad y las finanzas.

Como ocurre con su padre, muy poco se sabe sobre la vida personal de esta ejecutiva. En una de sus contadas entrevistas publicadas en la prensa local, Meng aseguró que su marido no está vinculado con el sector en el que ella trabaja y que tiene dos hijos. Entonces se le preguntó sobre la posibilidad de que su padre la nombre consejera delegada, pero ella negó esos rumores: “¿Cómo es posible que una persona sola pueda decidir esto? Desde el día que Huawei se fundó, se estableció el principio de nombramiento por méritos, no por nepotismo”.

Su discreción se ha hecho patente también durante su detención el pasado 1 de diciembre, ya que solicitó a la justicia canadiense la prohibición que se publiquen los detalles y circunstancias de la detención. El arresto se produjo el mismo día en que Trump y el presidente chino, Xi Jinping, cenaron en Buenos Aires y acordaron la frágil tregua comercial. Según The Wall Street Journal, Meng habría sido detenida porque Huawei habría transferido tecnología y productos elaborados en suelo estadounidense a Irán, algo que no está permitido por la ley estadounidense.

Con la detención de Meng Wanzhou se abre un nuevo frente en el tenso conflicto entre Pekín y Washington, que claramente trasciende de lo comercial. En el artículo de El País, se plantes que Huawei es, en parte, a lo que aspira China en su conjunto: dejar atrás la producción en serie y barata para convertirse en un líder en innovación. Cuando en 1987 Ren Zhengfei fundó la compañía, el capital inicial fue de poco más de 2.600 euros. El año pasado, los ingresos de la empresa ascendieron a los 81.000 millones de euros.

El grupo es también símbolo de lo que Estados Unidos teme: Pekín logrando la primacía tecnológica a su costa. De hecho, EE.UU. ha limitado enormemente el negocio de Huawei en el país alegando motivos de seguridad nacional, basados en las sospechas de que detrás de la empresa está el Gobierno chino o que sus dispositivos son usados para el ciberespionaje. Algunos Gobiernos occidentales temen que Pekín obtenga acceso a las redes de comunicación móviles y de quinta generación (5G) a través de la tecnología de Huawei, aunque la compañía insiste en que no existe ningún tipo de control del régimen chino.

Pero, como sucede con la familia fundadora, la compañía tecnológica también guarda sus secretos. Al no cotizar en Bolsa, su accionariado y estructura corporativa es opaca. Huawei se declara al respecto “una empresa privada íntegramente propiedad de sus empleados”.

Te puede interesar