Las claves para construir una cultura del progreso residen en planificar estrategias a partir de datos y previsiones. Ocurre en cualquier empresa, institución educativa o entidad gubernamental, y en la sociedad. Los datos que nos aportan el pasado y el presente, nos permiten saber cómo llegamos a un punto determinado y de qué manera estamos atravesando la actualidad. Las previsiones pueden elaborarse a partir de datos probabilísticos (incluso obtenidos de análisis de inteligencia artificial) y/o de la capacidad para ver la próxima foto evolutiva de un país, un sector o una organización (lo mismo ocurre con las personas).

Para lograr un proceso de decisión virtuoso que nos permita prosperar, es fundamental que se realice un correcto análisis del pasado, el presente y el futuro. Por supuesto, entre otras cuestiones.

En relación al pasado, la clave está en entender e identificar aquellas conductas que se reiteran en el tiempo, y que a partir de su repetición han construido una cultura social, económica y política, que no solo permite comprender cómo se llegó a un punto, sino también poder analizar los ajustes que se deben hacer para resolver problemáticas del presente, y comenzar a construir lo que queremos lograr en el futuro. En este ejercicio, la ciencia de la negociología nos propone estudiar la genealogía de cada nación, de cada área de la economía y de cada empresa. 

El árbol genealógico social, económico, político y laboral, influye en la capacidad de progreso del ser humano y es un recurso de suma importancia en el desarrollo de las naciones, las organizaciones, las familias y las personas. 

Esta genealogía social, económica, política y laboral se transfiere de generación en generación, y es heredada al igual que el material genético biológico.

Claves a tener en cuenta, aprendiendo de los errores

Reinterpretando nuestra historia, es posible descubrir una genética de comportamientos, que nos permiten ahondar en nuestras fortalezas y poder así transitar exitosamente el camino del progreso y la prosperidad. Es muy importante poder reconocer la propia historia y aceptarla, para poder potenciar y aplicar aquello en lo que nos destacamos, a la realidad que vivimos actualmente y deseamos desarrollar.

El problema es cuando tomamos decisiones considerando al pasado como presente. La pandemia del coronavirus nos entrega un ejemplo perfecto para poder entender esta situación.

Al igual que cuando observamos el colapso de una estrella que ocurrió varios años luz atrás en el tiempo, como si estuviera ocurriendo ahora, Italia y España –por poner dos claros ejemplos- tomaron decisiones apoyándose en datos sobre la evolución del virus, que si bien mostraban la información del día en cuanto a la cantidad de infectados, lejos de representar la realidad del momento, constituían una foto de lo que había ocurrido 14 días antes (teniendo en cuenta el tiempo de incubación de la enfermedad).

Es decir, se tomaron decisiones basadas en datos que no respondían a la actualidad del momento, y consecuentemente se planificó con información incompleta y distante de la realidad. Los resultados están a la vista: el futuro previsto no se logró, y lejos de mejorar, la situación empeoró drásticamente llevando a los sistemas sanitarios a una situación de colapso.

Más allá de haber efectuado un análisis con datos equivocados, está el componente genealógico de la conducta social. En estos dos ejemplos, pudimos ver con claridad la falta de conciencia social y la ausencia de visión de conjunto en pos de un bien común. En Italia, anunciaron la cuarentena de algunos sectores del norte del país, y muchos ciudadanos de esa zona se trasladaron hacia el sur, expandiendo el virus. Cuando se pidió no asistir a lugares concurridos, la vida social continúo activa en los cafés y restaurantes de las ciudades. En España, frente a la suspensión de actividades y clases, algunas personas se trasladaron a las playas del sur del país, repitiendo el modelo italiano.

Estas experiencias deben alimentar y enseñar a los gobiernos y sociedades latinoamericanas, para no cometer los mismos errores, y ya forman parte de la genealogía de la humanidad. No identificar las equivocaciones que se cometieron ni aprender de ellas, subestimando el poder destructivo de la pandemia, nos colocará al igual que los países europeos en una zona de desastre.

Este tipo de crisis, exigen manejarse con los datos correctos y modificar conductas, como las dos claves imprescindibles para alcanzar el futuro que nos hemos propuesto: superar al coronavirus Covid-19.

Qué ocurre con las decisiones que se toman en las empresas

En las empresas ocurre lo mismo. En términos de conductas, la necesidad de alcanzar la igualdad y equidad de género, y la decisión de avanzar en programas de inclusión más amplios, está llevando a tener que rever y modificar conductas para poder evolucionar la cultura corporativa.

En relación a los datos, la inteligencia artificial y el machine learning constituyen dos aspectos destacados de la transformación digital que propone la Cuarta Revolución Industrial, al permitirnos realizar análisis más profundos y predicciones cada vez más certeras.

En cuanto a la comprensión del presente, las compañías comienzan a procesar que la realidad a la cual nos enfrentaremos en este 2020, no es aquella que conocíamos. Y que más allá del colapso de múltiples indicadores económicos, la caída de la actividad para la mayoría de los sectores, y las perspectivas recesivas a nivel mundial que tenemos por delante, hay espacio para poder sentar las bases del progreso futuro.

Para ello, habrá que modificar estructuras e incorporar dinámicas de home office y trabajo a distancia. Se tendrán que reformular estrategias, planificaciones y observar a la tecnología como un aliado, en lugar de una amenaza. Se deberá desarrollar una visión social de los negocios. Será necesario adaptarse a un nuevo esquema económico y a una nueva realidad mundial. Siempre, teniendo en cuenta que la parálisis del miedo es una trampa de arenas movedizas, y que la acción y el trabajo –aún en circunstancias imposibles- es el cimiento del progreso.

Superar el miedo a perder, saliendo a ganar, constituirá el primer paso para alcanzar un futuro de prosperidad.

*consultor de empresas

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