China, Corea, Taiwán o Israel se encuentran entre los países que han logrado controlar en mayor o menor medida la propagación del coronavirus SARS-2. Tienen en común que, además de aplicar medidas sociales más o menos estrictas, han hecho uso de la tecnología de trazabilidad de contactos mediante apps móviles.

La trazabilidad de contactos consiste en conocer qué personas han estado en contacto con una persona que ha resultado infectada por el coronavirus. Sabiendo quienes son es posible avisarles, hacerles la prueba y, si es necesario, ponerlos en cuarentena o en aislamiento.

Tradicionalmente la trazabilidad se ha realizado de forma manual mediante entrevistas, un proceso que es lento y poco fiable: la exactitud de la información depende de la memoria de la persona infectada y "en el mejor de los casos permite dar con personas que han estado en contacto directo con la persona infectada, pero casi nunca permite encontrar a la gente que ha estado en contacto indirecto con ella," aseguró Ramesh Raskar, profesor del MIT Media Lab, en una entrevista publicada por el sitio EconomiaDigital. 

Según la OMS la contención es "clave para detener rápidamente una epidemia, pero requiere una rápida identificación y confinamiento de los individuos infectados y de quienes han tenido un contacto cercano con él."

Además la trazabilidad de contactos proporciona a las autoridades sanitarias información valiosa sobre cómo, hacia dónde y de qué manera se propaga la epidemia, e incluso información sobre su capacidad infectiva y demografía de los portadores. Esto permite atajar los focos calientes y brotes, y derivar y anticipar los recursos necesarios allí donde van a ser más necesarios, tanto para contener como para tratar los casos. La trazabilidad permite, en cierto modo, anticiparse al virus y no correr tras él.

Los móviles permiten mejorar enormemente la fiabilidad de la trazabilidad de los contactos ya que conocen la localización del usuario en todo momento, y pueden guardar un registro de todos sus movimiento: donde ha estado, por dónde ha pasado y con qué otros móviles ha coincidido por el camino.

Así, cruzando los movimientos de los ciudadanos que se confirman infectados con los movimientos del resto de ciudadanos permite a las autoridades conocer cuándo una persona infectada ha coincidido o estado en contacto con otras personas, incluso aunque ninguna de ellas lo sepa.

Es por eso que cada vez más expertos coinciden en la necesidad de "alivianar" las consideraciones legales y relativas a la protección de la intimidad en favor de la trazabilidad digital, mediante apps móviles que aceleren el rastreo de las personas infectadas. Esto daría a las autoridades sanitarias "algo de ventaja" con respecto a la propagación de la epidemia.

Además no es necesario hacer un seguimiento continuo de todo el mundo, sino únicamente conocer qué personas han estado en contacto con personas que se ha confirmado están infectadas. "Las epidemias son un juego de probabilidades: si rastreas incluso una pequeña fracción de personas y las contienes eso ya reduce el número de personas que resultarán infectadas por ese positivo" afirmó el profesor.

Según Raskar, a pesar de lo avanzado de la propagación del Covid-19 "no es tarde" para desplegar este tipo de tecnología, incluso en aquellas regiones que como España que ya están en confinamiento: "todavía hay un porcentaje de personas que tienen que ir a trabajar porque son esenciales, como personal de fuerzas del orden y sanitario o empleados de tiendas de alimentación."

Además la trazabilidad digital va más allá de la propagación de la pandemia y será necesaria también después, cuando termine el confinamiento y la gente comience a salir de nuevo, "necesitaremos el rastreo de contactos cuando la gente vuelva al trabajo" para evitar nuevos brotes, explicó Raskar.

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