Con las medidas que están tomando los gobiernos, empresas, y personas físicas, está creciendo a pasos agigantados métodos de trabajo y estudio remotos, en el formato de teletrabajo y educación virtual.

Pero para sustentar esto en el tiempo se requiere un cambio cultural en la forma de trabajar, la necesidad de actualizarse en herramientas que sustenten esta metodología, contar con una infraestructura acorde a las circunstancias, y un equipamiento mínimo indispensable.

Los expertos aseguran que, desde el punto de vista de la infraestructura, la Argentina está dentro del rango de los mejores países de la región, pero el desafío es la barrera cultural, que no se supera en cuestión de horas.

Según datos de 2019 de la Cámara Argentina de Internet (Cabase), la penetración de la banda ancha fija alcanza al 65,8% de los hogares. El pico es en la Ciudad de Buenos Aires con 112,65% y le siguen los otros grandes centros urbanos.

Seis de cada diez conexiones tienen una velocidad de banda superior a los 6 Mbps (40% entre 1 y 6 Mbps). Entre 2011 y el año pasado el tráfico cursado pasó de 55 Gpbs a 500. La cobertura 4G alcanza al 58% de los usuarios, conforme al último Informe de Gestión del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) presentado en noviembre último.

Alejandro Prince, titular de la consultora Prince Consulting, explica que el problema del desarrollo del teletrabajo "no es de conectividad"; insiste en que la Argentina tiene la infraestructura que "se merece y que puede pagar", al nivel de Colombia, Chile, Costa Rica o Brasil. "La barrera para avanzar es cultural, organizacional, de usos y costumbres", define.

El experto en derecho laboral Julián de Diego, estima que en la Argentina hay cerca de un millón de trabajadores que hacen home office. La mayoría combina tareas a distancia con el sistema presencial. Advierte que el número viene creciendo fuerte y que mucho depende del sector. Comparte que por el Convid-19 el esquema se acelerará.

"Estas cifras son de los empleados comunes; ya hay empresas que saltaron de un 10% de trabajadores con esta modalidad a 30% o 40% -agrega-. Tiene su costo, porque hay que tener todo el equipamiento informático y las condiciones de conectividad; para las compañías que ya venían haciéndolo es más fácil".

Desde el Ministerio de Trabajo y desde la Coordinación de Teletrabajo indicaron que "desde siempre" se realizan acciones para capacitación y formación y reconocen que en el actual contexto crecerá la modalidad para evitar el transporte público e incluso porque cuando hay chicos que no van a clase "se deben articular medidas" para resolver cuestiones cotidianas.

Carla Cantisani, directora de Servicios del Grupo Adecco Argentina, señala que hay una "brecha" entre las multinacionales y empresas grandes y las pymes y, en general, las nacionales. "Las primeras tienen más arraigado el trabajo a distancia, está internalizado, incluso porque tienen áreas más potentes para desarrollar herramientas y procedimientos que requieren de inversión", sostiene.

Entre el apuro y la convicción

Coincide con otras fuentes en que operar desde la casa depende mucho del sector en que se trabaja, ya que hay algunos que requieren inexorablemente de la presencia físicamente y, otros, permiten, ir cada tanto.

"De todos modos, hay compañías con una visión más sesgada, que podrían adoptar la modalidad y no lo hacen y no por un problema de conectividad. El Covid-19 está acelerando el replanteo para mitigar los riesgos, pero somos conscientes de que pueden ser decisiones temporales, como una salida de la emergencia", apunta Cantisani.

Prince admite que el Convid-19 "empujará" y "aumentará el grado de conciencia" de las posibilidades del teletrabajo; incluso cree que a modo de prevención todo aquella empresa que pudiera debería pedirle a su gente que opere desde su casa.

En ese contexto, ratifica que la infraestructura está en condiciones de avanzar y que hay diferencias en las plataformas de operaciones, no todas parten desde el mismo lugar. Por ejemplo, señala que de las compras básicas solo alrededor del 3% se hacen vía Internet. "Hay posibilidades de sustitución, claro, pero no todo será inmediato. De teletrabajo se habla mucho, pero solo hay un segmento chico que lo hace y no es por atraso tecnológico, sino porque el cambio cultural es más lento", sostiene, indicó La Nación.

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