"La inestabilidad es el peor enemigo de la inversión. Si el dólar vale o más o menos, no es relevante. El tema es cuando todo cambia todos los días. No tenemos algoritmos lo suficientemente potentes para esto. Si descubrimos nuevas formas de resolver los problemas tenemos margen de maniobra y de salida".

Las palabras, con un dejo de ironía, corresponden a Federico Trucco, presidente de Bioceres. Es una de las principales empresas de biotecnología del país, integrante de un sector que, en este momento de la historia, promete insertarse en el mapa mundial de tal modo que la Argentina sea capaz de liderar.

El país cuenta con recursos en distintos niveles para lograr ese objetivo. Sólo que, para que ello ocurra, necesita el espaldarazo de la estabilidad que, sumada a otros instrumentos, como la ley de economía del conocimiento, permitirán generar inversiones a largo plazo.

Por esa razón, reclamó que el estado de suspenso en que entró el texto (N. de la R: el diálogo se dio antes de que se conociera el ingreso de un nuevo texto al Congreso) se resuelva pronto porque la mayor ventaja de esa herramienta es que ayuda a ir más rápido en los distintos planes de inversión y desarrollo que activan las empresas.

En una conversación con iProfesional Trucco habló de la situación por la que atraviesa la firma argentina, los impactos negativos que producen las situaciones de volatilidad del país, y la necesidad de mejorar esas cuestiones internas. Según el ejecutivo, la Argentina tiene la chance de liderar la industria de la biotecnología a nivel mundial en tiempos en los que los negocios estarán signados por las menores emisiones de carbono.

"En el último año mostramos un pequeño crecimiento, de 6%. Para una empresa como la nuestra no crecer a dos dígitos es estar muerta, porque se está en un sector de alto crecimiento. Operamos en un ámbito dolarizado con insumos dolarizados. Pero la devaluación no pegó tanto como sí lo hizo la volatilidad. Lo que principalmente te pega es el estado anímico de nuestros clientes, que son los agropecuarios. Cuando su estado anímico y financiero no es bueno, tampoco lo es para nosotros, sumado a la sequía de noviembre y diciembre no nos permitió crecer, como sí ocurrió en Brasil", explicó Trucco.

El 70% del negocio de la compañía es interno. En 2019, mientras la Argentina no alcanzaba a recuperarse lo suficiente en el primer semestre y se deprimió aún más a partir de agosto, Brasil logró duplicar las ventas, "salvó las papas" de la operación en buen criollo, aunque sigue siendo un negocio más chico que el de la Argentina.

Hoy, el todavía mayor socio del Mercosur representa el 12% del negocio total de Bioceres y si la Argentina se mantiene en este estado de meseta sin horizonte, en este 2020 llegará a aportar el 20% del total de los ingresos.

Trucco es optimista respecto de la situación local. Cree que mejorará de la mano de una buena cosecha. Las lluvias de las últimas semanas ayudaron a aliviar ciertas situaciones de sequía que se atravesaban en distintas zonas productivas. Por eso, el marco general es que va a haber una buena cosecha.

"Si a esto lo acompañan los precios internacionales, el productor va a ir recuperando el ánimo. Lo importante es que no se vuelvan a generar malas noticias, es decir, que podamos mantener cierta calma. Si no hay intervención en el mercado de exportaciones y tenemos una buena cosecha, más una ayuda de los precios internacionales, vamos a tener un año positivo", señaló Trucco.

El optimismo se apoya más en lo que puede dar la naturaleza que en la política. El año 2019 fue bueno porque permitió recuperarse de la sequía de 2018, aun cuando los precios internacionales no fueron los mejores. Esa cosecha buena permitió, inclusive, compensar las retenciones, un tema siempre presente en el manojo de reclamos del sector agropecuario.

Si bien la situación empeoró a partir de agosto, la mejor previsión de cosecha para este 2020 anticipa un regreso a la situación preelectoral de 2019, de mayor equilibrio. Aunque nada asegura que no puedan aparecer obstáculos en el camino.

Una ley por la estabilidad y la previsibilidad

Las piedras y baches aparecieron cuando se suspendió la ley de economía del conocimiento que, en un principio, iba a sufrir modificaciones a nivel de la reglamentación y, luego, se convirtió en un nuevo texto que ingresó recientemente en el Congreso.

"Estábamos operando con la ley y la reglamentación vigentes. Y se puso en suspenso. Para nosotros, lo primero a tener en consideración es que dentro del sector de la tecnología hay distintos horizontes de inversión y que esto puede demandar una década", sentenció Trucco, también presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología.

El ejecutivo destacó que la ley es importante para el desarrollo del sector de la biotecnología porque su dinámica exige inversiones plurianuales y para encarar procesos de ese tipo se necesita un marco estable.

Recordó que recién en 2018 se reglamentó la ley 26.270 de promoción de la biotecnología moderna y desde entonces el sector comenzó a potenciarse.

"Es una ley imperfecta que estábamos potenciando con la ley de economía del conocimiento. Pero nos está faltando este instrumento. Porque permite generar inversiones a largo plazo. Es muy importante que se resuelva pronto y que nos permita generar el estímulo a estas inversiones que, además, son virtuosas desde el punto de vista de los recursos humanos que incorpora y desde la creación de riqueza", enfatizó el directivo.

Trucco reiteró que si bien "la competencia no depende de una ley, sí ayuda a ir más rápido" y que "sería triste que por una imperfección de la anterior" no se pueda avanzar con el nuevo texto.

Tal como se viene sosteniendo desde diversos ámbitos, la ley de economía del conocimiento equiparaba la carga tributaria de este sector con el que se aplica en otros países del mundo. La mayor presión impositiva que soportan las actividades en la Argentina es uno de los factores que le resta competitividad a la economía en general.

Este margen de igualdad frente a lo que ocurre en otros países era valorado por los actores de la economía del conocimiento y, en este caso particular, de la biotecnología. "Las oportunidades son globales o no lo son. Los niveles de inversión que exige el sector son muy grandes no se recuperan sólo por la coyuntura argentina. Muchas empresas del sector buscan soluciones globales más allá de su estadío doméstico o de su internacionalización", destacó el directivo de Bioceres.

Por esa razón, insistió en la importancia de un instrumento como la ley de economía del conocimiento que, sumada a la que promociona a la biotecnología, permitiría al país liderar esta industria nivel mundial.

En la visión de Trucco, la Argentina cuenta con ejes que, puestos en acción e interacción, brindarán grandes oportunidades para la biotecnología. Son los siguientes:

- El talento humano.

- Las ventajas coyunturales en materias primas.

- La capacidad instalada en salud.

- Los sectores asociados. 

"Hay una necesidad global de llevar la agricultura a la emisión 0 de carbono, hecho que se logra a partir del desarrollo de soluciones para mitigar el impacto del cambio climático y lograr el equilibrio ambiental. Y existe una enorme oportunidad en la sustitución de los materiales de origen petroquímico por otros de origen vegetal", describió. Y ejemplificó con casos que van desde el asfalto de las rutas hasta el packaging de los productos alimenticios.

A esto se suma el crecimiento de la industria de la salud, motorizada por el hecho que los humanos vivimos más. Se desarrolla la llamada "industria de la longevidad", orientada a diagnosticar con mejores niveles de precisión. Esto también se apalancará en la biotecnología.

De ahí la expectativa del presidente de Bioceres. "La Argentina tiene buena ciencia para lograr un alto nivel de diferenciación. Y en lo que es medicina regenerativa, necesitamos desarrollar nuevas terapias e ir hacia técnicas basadas en células madre o implantes celulares embrionarios, regenerando nuestros órganos", sostuvo.

Agregó: "Cada una de estas cosas son industrias que pueden equivaler a múltiples cosechas de soja, donde tenemos los ingredientes para ser protagonistas a nivel mundial".

Por estas razones insistió en la necesidad de orientar la energía creativa hacia donde están mirando los principales centros de desarrollo del mundo.

Además, reiteró que es prioritario alcanzar la estabilidad en la Argentina porque la inestabilidad "es el peor enemigo de la inversión".

La compañía encara una plan de inversión de tres a cinco años, cuyo objetivo de cara a 2023 es más que duplicar las ventas, que hoy alcanzan los u$s160 millones anuales.

El objetivo es superar los u$s400 millones en facturación hacia 2023. Parte de ese objetivo ya fue financiado con las inversiones realizadas.

Te puede interesar