Walt Disney ha pasado los últimos tres años haciendo una transición de alto riesgo hacia el streaming. El centenario propietario de películas, programas de televisión y parques temáticos se enfrenta así a revolucionarios de la industria del ocio como Netflix. Bob Iger, consejero delegado de Disney durante la última década y media, ha denominado el movimiento como "la prioridad número uno" de la compañía dueña del ratón Mickey.

Resulta por tanto sorprendente el repentino anuncio de la retirada de Iger, al que le quedan casi dos años de contrato, para ser sustituido inmediatamente por Bob Chapek, un veterano de la compañía poco conocido y con mínima experiencia en el streaming. Sin embargo, los analistas cuestionan el momento del anuncio: en una tarde cualquiera de martes sólo unas semanas después de que Disney publicara sus resultados trimestrales, y sin ninguna presión para anunciar un plan de sucesión.

El pasado abril, Disney desplegó sus ambiciosos planes para su nuevo servicio de streaming. Durante un discurso crucial a los inversores, Iger les dio la bienvenida en el escenario de la compañía, seguido por Mayer, que utilizó la plataforma para hacer una demostración de un prototipo de Disney , el nuevo servicio. Casi una docena más de ejecutivos también hicieron presentaciones durante el evento, pero Chapek no estaba entre ellos. El plan les pareció bien a los analistas de Wall Street, y las acciones de Disney han subido un 10% desde entonces.

Los primeros resultados son prometedores. Disney ha atraído en los tres primeros meses desde el estreno de Disney a 30 millones de suscriptores en EEUU, con programación de Marvel, Pixar y Star Wars por 7 dólares al mes, En comparación, Netflix ha tardado una década en alcanzar 60 millones de suscriptores en EEUU. 

Sin embargo, se trata de una apuesta cara en la que el grupo prevé perder dinero durante años. A principios de febrero, la compañía reveló que sus costes totales del último trimestre habían aumentado hasta los 18.000 millones de dólares, un 51% más que hace un año, debido en parte al lanzamiento de Disney . El negocio internacional y de consumo del grupo responsable del servicio de streaming registró unas pérdidas operativas de 693 millones de dólares.

En sus últimos resultados anuales, para el año finalizado en septiembre, Disney obtuvo unos ingresos netos de 10.400 millones de dólares, un 17% menos sobre una base anualizada. En una reunión con los inversores el pasado martes, Iger y Chapek intentaron asegurarles que no hay un gran cambio estratégico por delante. "Sólo hemos realizado una gran reorganización", dijo Chapek, añadiendo que la estrategia de Iger estaba "bien arraigada" en Disney. Sin embargo, el repentino anuncio tomó por sorpresa a Wall Street, haciendo caer las acciones un 3% al cierre de los mercados. 

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