Los especialistas llegaron a dicha conclusión tras realizar tomografías por resonancia magnética a 48 personas, de las cuales 22 presentaban adicción al teléfono inteligente (SPA por su sigla en inglés), que deriva en el miedo irracional a estar sin el móvil, conocido como "nomofobia".

En particular, el estudio detectó cambios físicos en el cerebro que alteran su forma y tamaño, causando disminución de la actividad por la pérdida de la materia gris en la ínsula, ligada a la autoconciencia, así como en la corteza temporal.

"Dado su uso generalizado y su creciente popularidad, el presente estudio cuestiona la inocuidad de los teléfonos inteligentes, al menos en las personas que pueden estar en mayor riesgo de desarrollar comportamientos adictivos relacionados con los teléfonos inteligentes", estableció la investigación publicado en la revista Addictive Behaviors.

Adicionalmente, el estudio mostró que las personas con SPA sufren de "actividad reducida del estado de reposo de la corteza cingulada anterior", complementaron.

"Los teléfonos inteligentes están aquí para quedarse y es necesario comprender la prevalencia de su uso problemático. No sabemos si es el móvil en sí mismo puede ser adictivo o bien son las aplicaciones que la gente más usa", comentó Nicola Kalk, experto del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) y uno de los coautores de la investigación.

Se resaltó que la SPA es una preocupación creciente entre los científicos y los profesionales médicos, fundamentalmente por el uso excesivo que los niños les dan a sus dispositivos.

Estadísticas citadas encontraron que 53 por ciento de los menores que cuentan con un celular a los siete años duermen con él junto a la cama. Además, cuatro de cada 10 pequeños han declarado que no podrían vivir sin sus teléfonos.

"De hecho, los niños y jóvenes que tienen una relación ‘problemática’ con los teléfonos inteligentes, es decir, que es calificada como adicción, alcanza al 23 por ciento", detalló.

Entre otros desórdenes mentales, la SPA provoca ansiedad cuando el teléfono no está disponible, estrés, falta de sueño y estados de ánimo deprimidos, indicó Digital Trends.

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