A sus 75 años, Ren Zhengfei se imaginaba con menos trabajo. Abandonar la compañía que fundó en 1987 quizá no era uno de las opciones, pero sí pensaba en estar un poco más alejado del barro e incluso de la vida pública. Sin embargo, hace poco más de un año su plan cambió rotundamente.

"El presidente (Donald Trump) me golpeó tan fuerte que me ha obligado a continuar trabajando, sobre todo en las relaciones públicas", dijo el magnate chino en una de las tantas rondas de entrevistas que brindó durante el último año. Pero su empresa no es una recién llegada al negocio y tiene la espalda suficiente para soportar este y varios golpes, aunque no sin sufrir en el medio. Se trata de Huawei, líder mundial en la industria de estructura en telecomunicaciones y uno de los players más importantes en el rubro smartphones que, incluso, el último año superó a un gigante como Apple.

El golpe al que alude el empresario es la inclusión de la firma en la 'lista negra' estadounidense, conocida como Entity List, desde mayo del año pasado. Estar en ella puede ser un golpe letal debido a que imposibilita a las empresas que la integran a tener proveedores de este país sin contar con una autorización especial.

Aunque tal vez el puñetazo más fuerte, desde lo emocional, sucedió meses antes con la detención de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei e hija del millonario, acusada de robo de información y hacer negocios con Irán desobedeciendo las sanciones impuestas por los Estados Unidos.

De alguna manera, el gobierno de Donald Trump corporizó en Huawei su enfrentamiento con China. Esta guerra fría entre ambos países se trasladó a un plano más digital, ya que el país americano busca frenar el avance de la infraestructura china, en particular el de las telcos.

La compañía de Ren es una de las más desarrolladas para avanzar en la nueva generación de conexión con la red 5G. Quien imponga esta tecnología será, finalmente, el que maneje los hilos de las comunicaciones.

La disputa entre EE.UU. y China (con Huawei como punta de lanza) dejó al descubierto uno de los trasfondos de esa pelea: dirimir qué nación impondrá el modelo 5G (a ser replicado por otros países). Y, asociado a ello, otra cuestión más relevante: cuál de los dos controlará la información mundial.

"No es una guerra comercial sino de acceso a la red como fuente de información. El debate pasa por terminar eligiendo quién te va a espiar", afirma a iProUP Emmanuel Jaffrot, consultor y doctor en telecomunicaciones.

No obstante, Estados Unidos cree que, por estar conectada con el Partido Comunista Chino, estos lazos pueden ser utilizados como una herramienta de espionaje global.

Huawei asegura que no tiene nada que ocultar, aunque sus detractores desconfían de la relación que une al fundador y CEO de la firma con el Ejército Popular de Liberación.

Su vínculo con el ejército

Su origen de alguna manera marcó también sus inicios en el mundo de los negocios. Ren se crió en una familia humilde, en la provincia rural Guizhou. Sus padres se dedicaban a la docencia.

Tuvo que apelar a su rendimiento académico para hacerse un lugar. Tras recibirse en el Instituto de Arquitectura e Ingeniería Civil, ingresó al cuerpo de ingenieros del Ejército Popular de Liberación con el objetivo puntual de colaborar a construir una fábrica elaboradora de tela sintética.

Durante casi una década desempeñó diversos roles en aquel organismo, sin rango militar, dado que primero fue técnico, luego ingeniero y por último deputy director.

"Fui un oficial de muy bajo rango. Serví para ese proyecto de construcción, no a una unidad de campo", señala. Pero el Gobierno chino decidió desmantelar el cuerpo de ingenieros y esto cambió un poco la mentalidad del magnate.

"En ese momento, era alguien que estaba acostumbrado a hacer lo que me decían y de repente empecé a trabajar en la economía de mercado", cuenta Ren. No obstante, su experiencia en el servicio logístico de la petrolera Shenzhen South Sea Oil Corporation duró solo unos años. La política aperturista del líder Deng Xiaoping lo llevó a pensar en fundar su propio emprendimiento.

Fue así como en 1987 y con ayuda de cinco amigos que se transformaron en inversores (aportaron un capital equivalente a 5.000 euros) fundó Huawei, que significa 'logro chino'.

"Cuando empezamos no teníamos ni teléfonos; solo contábamos con unos de esos antiguos que se ven en películas de la Segunda Guerra Mundial. Por ese entonces, estábamos muy subdesarrollados por ese entonces", señala el ejecutivo.

Sus comienzos fueron como agente de ventas para una compañía de origen hongkonés que producía centrales telefónicas. La mayoría de las empresas del rubro le apuntaban a los grandes centros urbanos, pero el empresario sabía que el verdadero negocio estaba en otro lado.

Así se volcó a un sector que conocía muy bien: los pueblos rurales. En los '90 creció primero vendiendo productos para su cliente y más tarde fabricándolos por su cuenta.

Uno de sus grandes saltos lo dio cuando consiguió un contrato con el Estado para proveer de equipos al Ejército. De a poco, intentó hacerle frente a Ericsson, presente en el mercado chino desde mediados de los '80.

La zona rural como clave para crecer

Desde muy temprano, Huawei se enfocó en la investigación y desarrollo como punta de lanza sobre la cual apalancar su crecimiento. En 1999 abrió su primer centro de I D en Bangalore, India, y al poco tiempo levantó la persiana de su segunda sede, esta vez en Estocolmo, Suecia.

De acuerdo a su último balance, en 2018 invirtió más u$s14.000 millones en esta área. Asimismo, calculan que de los 194.000 empleados que tiene a lo largo de 170 países casi la mitad se dedican a Investigación y Desarrollo.

Para realizar semejante desembolso, Ren explica que es clave no verse limitado por el hecho de salir a la Bolsa. "Las compañías que cotizan prestan mucha atención a sus balances y no pueden invertir demasiado porque si no las ganancias caen y lo mismo sucederá con el precio de sus acciones", ahonda.

Esta apuesta le permitió crecer en su portfolio de productos. Al negocio telco se le incorporó la unidad Enterprise ligada a las soluciones y servicios de implementación de redes, cloud y entrenamiento para profesionales en IT; y Consumer, directamente enfocada en productos para el usuario como computadoras, teléfonos, tablets y relojes inteligentes.

Fue justamente el hecho de no depender del aporte de inversores y su "hambre" por buenos retornos (los que aportaron el capital inicial fueron desprendiéndose de su tajada) lo que llevaron al CEO de Huawei a idear un mecanismo diferente: los dueños de la empresa no serían un grupo de fondos o la familia fundadora, sino los propios empleados.

Actualmente más de 95.000 trabajadores cuentan con una mínima participación. Estos se encargan de elegir a los 115 representantes que formarán parte de la comisión encargada de seleccionar al chairman y los 16 directores que llevarán adelante el manejo operativo. Sin embargo, Ren, con el 1,4% del share, es el principal accionista.

Si bien su core siempre estuvo en el negocio de equipos de telecomunicaciones, especialmente luego de su expansión internacional a partir del nuevo milenio, en la última década dio un paso firme en la industria de los smartphones.

En 2011 despachó más de 20 millones de teléfonos inteligentes en el mundo y superó los 100 millones cuatro años más tarde. Según Strategy Analytics, el año pasado se convirtió en el segundo player del sector con 240,5 millones de unidades, detrás de Samsung (295,1 millones) y por encima de Apple, con 197,4 millones.

Evolución en stand by

La división Consumer cobró fuerza en los años recientes. De los u$s105.000 millones que facturó en 2018, casi la mitad provino de esta unidad de negocios, mientras que el 40% derivó de la rama dedicada a los operadores telco.

En particular, su revenue se centra justamente en China (52%), aunque el bloque EMEA –Europa, Medio Oriente y África– ya representa casi un tercio de sus ingresos, seguido por Asia Pacífico con el 12,3%.

En tanto, el conflicto con Estados Unidos detuvo la estrategia de crecimiento. Un cuarto de sus proveedores son de ese país, pero además gigantes como Alpahet (Google) y Facebook obedecieron al bloqueo estadounidense y suspendieron sus servicios para los nuevos teléfonos de la marca china.

El chairman de Huawei, Eric Xu, confesó que en 2019 la firma no cumplió con las metas que se había planteado, si bien el golpe no fue tan fuerte. Según el ejecutivo, el incremento en la facturación fue del 18%, cerca del 20% previsto en el forecast. Aunque aseguró que el 2020 será "un año difícil".

Para hacerle frente al bloqueo estadounidense, Huawei presentó su propio sistema operativo Harmony. El propio Ren había asegurado en junio de 2019 que el impacto de la inclusión de la compañía en la 'lista negra' podía ser de alrededor de u$s30.000 millones.

En cambio, si conseguía dejar atrás su pelea con el gobierno de Trump, la empresa china, pronosticaba el ejecutivo, podía triplicar sus ingresos en los siguientes cinco años. Ahora, el futuro es incierto.

Ren sale a escena

Un brazo robótico con la capacidad de utilizar la pantalla touch de un teléfono celular, como si fuera un dedo humano, se convirtió en foco de conflicto entre EE.UU. y China.

Desde T-Mobile, creadora de la tecnología, aseguraron que empleados de Huawei habían robado ciertos componentes con la intención de replicarlo. Asimismo, apuntan que la empresa alentaba este tipo de conductas con bonos especiales para los empleados que consiguieran información secreta de la competencia.

La sustracción de Tappy, nombre con el que se conoció a este dispositivo, fue uno de los principales puntos que desembocaron en la detención de la CFO de la compañía, que se produjo en Canadá a fines de 2018. Igualmente no se trataba de la primera denuncia que el holding con sede en Shenzhen tenía en su contra. 

La posibilidad de que Huawei obre como brazo espía del gobierno chino es otro de los motivos que esbozan desde la Casa Blanca.

"No hay manera de que Estados Unidos pueda aplastarnos. El mundo nos necesita porque estamos más avanzados. En países que crea en estas sospechas vamos a frenar nuestro plan y en los que sientan que somos confiables tal vez nos movamos un poco más rápido", apunta Ren.

Hoy, el enfrentamiento principal pasa por la red 5G: mientras EE.UU. mueve sus influencias para convencer a las principales naciones europeas de que no utilicen infraestructura china para esta conexión, estos se mueven entre el escepticismo y la desconfianza.

Por el momento, la posición de Huawei se cimenta en su desarrollo tecnológico y su bajo precio para conseguir luz verde y darle rienda suelta a una velocidad de conexión más potente y las posibilidades que promete el nuevo estándar: ciudades inteligentes, Internet de las Cosas (IoT), autos conectados y más.

Debido a su inversión, China está preparada para completar su despliegue este año. Del otro lado, tanto Unión Europea como Japón y Canadá esperan tenerla lista recién en 2025.

"Estados Unidos ha estado atacando a nuestra empresa por más de 10 años, sin importar cuán pequeño sea el problema. Hicimos todo hasta ahora para mantenernos tolerantes y en silencio, pero esto no implica que seamos cobardes", sentencia el número uno de Huawei.

Lejos de los flashes de los medios, Ren tomó un rol protagónico para brindar precisiones respecto del funcionamiento de su firma y su conexión con el gobierno chino. "Incluso las empresas estatales han fallado. ¿Acaso tener buenas conexiones es sinónimo de éxito?", retruca.

Su sucesor, anticipa, no será uno de sus hijos. Ren Ping se desempeña en una subsidiaria de Huawei y Annabel Yao estudia computación en Harvard, en tanto que Meng atraviesa su audiencia de extradición para ser juzgada en territorio estadounidense. Esa silla la ocupará un miembro del Directorio. 

Mientras tanto, el actual CEO, que este año cumplirá 76 años, no planea dejar su silla hasta no cantar victoria en la nueva Guerra Fría 4.0.

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