Las pantallas táctiles están canibalizando en poco tiempo lo que antes era una macedonia de botones y diales, y no queda casi nadie en la industria que se resista a lo vistosas y futuristas que resultan.

Incluso un histórico como Porsche, que hasta hace muy poco seguía copando de botones físicos su panel, ha dado el salto a un entorno puramente digital y a las pantallas por doquier con su eléctrico, el Taycan. Volkswagen mostró el ID Space Vizzion -el posible futuro Passat, cuyo interior encabeza este artículo junto a un Golf de los noventa- y ahí todo se hace all-in a este tipo de interfaz. Y la lista sigue. Sin embargo, y pese a todo, las pantallas táctiles están empezando a arquear algunas cejas en el sector.

Fue Mazda quien anunció en junio que sus coches dejarían de tener pantallas táctiles por motivos de seguridad. Consideró la nipona que la necesidad de mirarlas y tocarlas para controlarlas podía ser una fuente de distracciones excesivas, lo cual puede acabar, literalmente, en muertes. 

Tal como explica Xataka, en su lugar pasaron a apostar por métodos de control basados en botones y diales que no requieren sostener la mirada durante segundos, y además aprovechan la memoria muscular que permite manipular objetos sin mirarlos necesariamente. Ha que recordar que a 100 km/h, dejar de mirar a la carretera durante solo cuatro segundos significa recorrer más de 110 metros a ciegas.

El caso es que Mazda también está cargándose la capacidad táctil de la pantalla, tanto en el mencionado modelo 3 como en el SUV CX-30 "debido a un tema de seguridad durante la conducción, ya que la distancia entre el conductor y el dispositivo hace difícil su manejo táctil e interferiría en la conducción", según nos explican fuentes de la empresa. "Por este motivo, y basándonos en nuestro diseño centrado en el ser humano, hemos llegado a la conclusión de que no ofrece ningún beneficio a nuestros clientes en materia de seguridad".

Algo similar debió pensar BMW, sin llegar a ese extremo: si bien casi todos sus modelos cuentan con pantallas táctiles, también han ofrecido siempre de forma simultánea el mecanismo iDrive, una especie de ruleta central para manejar la pantalla a distancia, donde suele ir el cambio de marchas o el freno de mano; y en algunos modelos, la interfaz de voz o el control gestual, esto último de momento solo en el Serie 7 pero con vocación de ser protagonista en todas las gamas.

Otro fabricante abonado a buscar soluciones para trascender a las pantallas táctiles es Mercedes, que deja hacer prácticamente cualquier cosa con la voz para reducir la necesidad de que la mirada se desvíe de la carretera para establecer la temperatura, apagar el aire acondicionado o cambiar de música, por ejemplo. 

En la voz también se enfoca últimamente Renault, que incluye un asistente de este tipo y además firmó un acuerdo con Google para integrar al Asistente de Google de forma nativa junto a Nissan y Mitsubishi. En cualquier caso, el fabricante francés no se plantea seguir los pasos de Mazda y cargarse las pantallas táctiles de sus coches, según Carlos Izquierdo, Jefe de Información de Producto en la empresa.

De momento, los homologadores no ponen contras al uso de pantallas táctiles para prácticamente todas las funciones del coche. Pero cada vez más voces empiezan a plantearse si este formato es aceptable o no, sobre todo en la medida en que los ojos, imperativos para manejar pantallas táctiles, son claves para las distracciones al volante, por encima del cerebro.

La Asociación Americana del Automóvil hizo un estudio cuyas conclusiones fueron muy críticas con estos sistemas. Mediante sensores y cámaras analizaron el nivel de distracción que suponían unas decenas de acciones al volante, resultando las de menor distracción tareas como escuchar la radio y las de mayor distracción todas las relacionadas con estas pantallas táctiles, especialmente a la hora de configurar en ellas el navegador para establecer un destino.

El problema de las pantallas en los coches no termina en si son táctiles o si se controlan con un dial: la conexión con los teléfonos móviles hace que entre en juego un factor de mucho más riesgo: las notificaciones. La aparición de una notificación push en la pantalla central del coche supone el desvío instintivo de la mirada, y por tanto, la pérdida de atención, aunque sea breve, de lo que ocurre en la carretera. Los fabricantes de coches no han puesto impedimentos a la compatibilidad con estos sistemas, al contrario. La lista de fabricantes compatibles con CarPlay y con Android Auto abarca a prácticamente toda la industria.

La década de los años 20 traerá, previsiblemente, un mayor debate sobre qué deben hacer y qué no estas pantallas en los coches para anteponer la seguridad a todo lo demás

Los efectos de desviar la mirada estando al volante son, además de obvios, algo bastante estudiado. El MIT experimentó con ello para comprobar sus potencialmente trágicas consecuencias, y Ensurance, una compañía de seguros, comprobó que provocan demasiada distracción al volante.

Las pantallas táctiles simplifican el trabajo de diseño para los fabricantes, lucen modernas y premium, y aumentan el atractivo visual para los clientes, pero este avance no está exento de polémica, y es de esperar que en el futuro este debate se avive con la seguridad al volante como telón de fondo.

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