De origen Cordobés, Jessica Boccardo se recibió de economista en la Universidad de San Andrés, y luego realizó un master en políticas públicas en Georgetown.

Con un puesto en el Banco Mundial visitó y ayudo a varios países en políticas de diversificación de exportaciones.

Luego de un doctorado en políticas públicas en New York University (NYU), ingresó en la firma de consultoría estratégica Boston Consulting Group (BCG), donde trabaja asesorando al sector público en varios proyectos.

Para la especialista hay empresas que tienen mucha gente que se está por retirar en los próximos 10 años, son empleados de más de 50 años, y muchos de ellos sin capacidades digitales o técnicas. "Muchas compañías quieren invertir en la última tecnología, pero después los empleados no la saben utilizar. La educación y los talleres que se hacen para capacitar a los empleados con nuevas habilidades no van a la velocidad que se necesita. Hay distintos caminos para ayudar a las organizaciones a planificar cómo se ven de acá a cinco o 10 años, basados en qué saben sobre las habilidades que van a necesitar y qué capacidades tienen ahora. Un camino es reclutar gente, pero no se puede contratar a todo el mundo porque todavía hay otros empleados contratados. Además, es difícil saber qué habilidades se necesitan. Trabajo muchos con organizaciones del sector público y generalmente necesitan gente joven, que sepa codificar en la computadora. Pero estos chicos no quieren trabajar en el sector público, prefieren irse a Google o Facebook. Entonces, ¿cómo se puede atraer ese talento? Hay que hacer mucho marketing y hacer hincapié en el propósito de los proyectos", asegura.

También existe un hecho que es que los sueldos en empresas privadas son mayores que en el sector público, y eso genera un desafío a la hora de obtener gente capacitada "En Estados Unidos está muy reglamentado el salario dependiendo en qué puesto está el empleado. Pero hay algunas posiciones críticas en las que se le puede dar una remuneración un poco mejor. Nos dimos cuenta, haciendo entrevistas y viendo las mejores prácticas, de que hay mucha gente joven, como los millennials, que están cambiando cada vez más sus actitudes sobre lo que prefieren del trabajo. La mayoría dirá que prefiere ganar menos plata pero que quiere tener una misión, un sentido en la vida. Eso está pasando y la organización gubernamental puede aprovecharlo enfatizando sus propósitos, que tienen mucho impacto en la sociedad", comenta.

Eso se relaciona con que ha habido una desilusión en la economía en los últimos 10 o 15 años. "Antes, todo era más fácil, la persona que estudiaba una carrera trabajaba, tenía plata y pensaba que todo iba a salir bien. Pero en los últimos años hubo una recesión muy grande y ahora a la gente le cuesta más comprar su primera casa, por lo menos en Estados Unidos, donde antes era más fácil. El cambio climático también es una razón", comparte la especialista.

Por otro lado, para esta adaptación a los nuevos empleos y los skills que se demandan, está el hecho que la gente vive más, se jubila más tarde, y se presenta el desafío de poder capacitarlas para hacer un cambio radical de carrera o especialización. Sobre el tema Boccardo comenta que "hay un cambio que está siendo más lento de lo que debería ser, porque todavía hay muchas regulaciones. Se trata de las microcredenciales y de los certificados. Algunas universidades se están moviendo un poco más rápido que otras. Hay universidades con mucha reputación que antes decían que nunca iban a dar cursos de menos de un año, porque era muy poco tiempo, pero que ahora que la gente está buscando eso y las empresas lo están pidiendo, comienzan a ofrecer estos cursos. Muchas empresas también están ofreciendo certificaciones -no diplomas- de que sus empleados tienen una capacitación. Google y Amazon, por ejemplo, lo están haciendo hace mucho. Google creó un programa que certifica si una persona sabe de data science. Se está viniendo la tendencia de hacer estos cursos. Primero, porque como los trabajos están cambiando tan rápido, nadie va a pasarse cuatro o cinco años estudiando para algo que no se sabe qué será. Después, porque las necesidades de las empresas están cambiando; entonces, o empiezan ellas a ofrecer capacitación o piden a las universidades que se adapten".

Teniendo esto en cuenta, ¿cuáles serán las capacidades más demandadas". Boccardo asegura que para los próximos cinco o 10 años se está necesitando gente mucho más digital, que sepa de codificación y de tecnología. "Cuando se ven los trabajos que se destruyeron en el pasado, muchos de ellos tienen que ver con los trabajos rutinarios. Cuando son tareas repetitivas, como la mayoría de los trabajos de oficina que requieren de poca creatividad, esos no van a existir. Los trabajos de manufactura tampoco. En el futuro, los trabajos que requieren de habilidades un poco más elevadas son los que andarán mejor. Más en el largo plazo, dentro de 20 años por ejemplo, no sabemos qué nuevo trabajo existirá, pero sabemos que necesitaremos a alguien que se pueda adaptar fácilmente a cualquier tipo de situación, que pueda resolver problemas, que sea creativo. A lo mejor, como habrá tanta inteligencia artificial, se necesitará alguien que traduzca esa inteligencia a la gente. Son trabajos que hoy no existen. Por lo tanto, no es cuestión de predecir cuál es el trabajo que existirá en un período de 10 a 20 años, sino de entender cuáles son las habilidades que se van a necesitar, sabiendo que habrá un cambio continuo", agrega.

Boccardo participó de varios proyectos públicos para enfrentar estos desafíos: "El año pasado nos llamaron después de que pasaran los huracanes en las Islas Vírgenes, porque necesitaban que armemos un plan de acción para pedir ayuda financiera al gobierno federal. Las islas estaban destruidas. Estuvimos ahí tres meses -no había hoteles y pasaban muy pocos aviones- para ver qué era lo que necesitaban para recuperarse. Por mucho tiempo la gente no tuvo electricidad ni agua. Teníamos que idear el plan para que mejorara rápido la infraestructura. Para eso hicimos un reporte, que tal vez a ellos, sin nuestra ayuda, les hubiera llevado uno o dos años y la realidad es que no tenían ese tiempo, porque necesitaban la ayuda ya. En tres meses armamos un reporte de 300 páginas con entrevistas y datos, para ver cuáles son los sectores destruidos que había que recuperar. Con este informe les habilitaron u$s250 millones y después les mandaron una asistencia mayor".

Sobre las diferencias entre el Estado Argentino y otros de diferentes países, la especialista cree que el Estado se mueve a distintos tiempos: "todos los años hay avances en tecnología y el sector público no se adapta a la misma velocidad. Nadie se preocupa por entrenar y adaptar a los empleados. Trabajé junto con una agencia federal muy grande y parecía que no se querían mover tan rápido como uno está acostumbrado. Nosotros queríamos hacerlos más ágiles. Por ejemplo, la salud es un sector que necesita actualizar sus marcos regulatorios muy rápido. Trabajamos con ellos ideando soluciones que aplicamos en el sector privado. Primero los reunimos en equipos con empleados en posiciones transversales, para que piensen cómo dar soluciones más rápido y de la mejor manera. Después, les preguntamos si sabían lo que le importaba a la gente a la que le estaban tratando de solucionar el problema. Todos al principio dijeron que sí; pero después, cuando hicimos los focus groups y entrevistas, se dieron cuenta de que estas personas tenían otras demandas. Hay organizaciones muy burocráticas que no han cambiado y que trabajan de la misma forma hace años".

Finalmente Boccardo habla sobre lo que cuesta mantener actualizado el sector público: "En las organizaciones, en general, cuando se elige un gobernador o presidente, los de abajo dejan de hacer cosas porque en unos meses cambia el jefe. Por otro lado, no tienen las presiones que tiene un empleado del sector privado. Por último, son super burocráticos, pero porque tienen 20 o 30 años de regulaciones, en un sector que es muy jerárquico. Igualmente, en mi experiencia, se trata de gente muy motivada y por eso me gusta trabajar con el sector público. Cuando estoy ahí veo que la mayoría quiere hacer y está ahí a pesar de tener oportunidades de trabajar en otros lados. Hay que encontrar la forma de aprovechar ese potencial que hay en el sector público", indicó La Nación.

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