¿El altavoz inteligente tiene los días contados como elemento central de la casa conectada? Una empresa española asegura haber desarrollado la evolución de este concepto: un mayordomo virtual formado por sensores repartidos por todas las estancias de la casa, que recoge datos de forma permanente sobre la actividad de los moradores y que aprende de sus comportamientos para actuar sin necesidad de una orden expresa.

José Murillo, ex Microsoft, y Jesús González, ex Intel, fundaron Smart IoT Labs en febrero y ya emplean a 13 personas. Su concepto utiliza sensores que, repartidos por todas las estancias, pretenden recopilar todo tipo de datos: las temperaturas, la intensidad de luz externa en interna, el consumo de agua, el consumo de electricidad, la concentración de CO2 o cualquier información que permita a su mayordomo virtual tomar decisiones a partir de los patrones de comportamiento y las circunstancias ambientales.

“Lo más importante es que no se tiene que programar ni tiene que escuchar órdenes, sino que entiende y conoce qué precisan los habitantes sin crear una regla”, explica Murillo, director general de la compañía, a El País. “Las propuestas actuales son limitadas. Son solo controles remotos que responden al móvil o a la voz. Los sensores son caros y aportan pocos datos y con una frecuencia insuficiente. La casa inteligente no existe. Es lo que estamos creando”, agrega González, responsable de la dirección técnica.

Los emprendedores trabajan para que, por ejemplo, el mayordomo virtual sepa que es fin de semana, que el usuario se ha ido a otro sitio y, mediante un mensaje, informe de que se ha dado cuenta y ha activado el programa previsto, con sistemas de seguridad y control de gasto. O bien, que detecte que uno de los habitantes puede haber sufrido un accidente o ha dejado un aparato encendido sin usarlo; que sepa qué ropa contiene lavarropas, qué programa debe aplicar y cuándo es más barato encenderla, o que reconozca la entrada de un hijo a la casa y lo comunique por mensaje y sea capaz de distinguirlo de un extraño. “La inteligencia artificial para estas aplicaciones ya lo hace posible. Hace cuatro años no existía, pero ya se puede”, sostiene el director de la compañía, que colabora con Movistar Home.

Los fundadores tienen como objetivo que el sistema no sea esclavo de Internet y que sea el usuario quien decida qué datos pueden ser cedidos y a cambio de qué. González da el siguiente ejemplo: “La cafetera puede detectar cuánto café tenías, cuánto has utilizado y si es conveniente comprar más. Ese dato puede servir para una determinada compañía de suministros o un supermercado, pero será el cliente si quiere que esa empresa lo sepa o si le cede esos datos a cambio de descuentos”. Al respecto, Murillo añade: “Disponibilidad y privacidad. Son conceptos claves de nuestro modelo”.

La startup calcula que monitorizar la casa e instalar el cerebro central del sistema puede suponer un costo de 250 euros para acciones básicas del mayordomo, que podrán ampliarse mediante aplicaciones. También, aclarán están preparados para integrar su módulo principal en los dispositivos que ya comercializan las compañías de comunicaciones.

El concepto será anunciado de forma oficial en la edición 2019 de la CES de Las Vegas, en enero próximo. Luego, quieren empezar la monitorización de 50 hogares y pasar en poco tiempo a 2.000 para lanzarse al mercado.

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