La industria de los fondos comunes de inversión (FCI) busca rearmarse, una vez más y luego de estar por cerrar un nuevo año de complicaciones –más concretamente, su segundo año consecutivo-. Pasaron básicamente del esplendor, con tasas de crecimiento promedio anual de su patrimonio en dólares arriba del 25% entre 2014/2017, a una negativa del 40% entre 2018/2019.

La devaluación del tipo de cambio, y el castigo a los activos de riesgo local que se observó entre el año pasado y, en particular, los últimos meses –junto con la alta volatilidad- fueron un combo complejo de digerir; al que, además, se le debe sumar algunos ruidos sobre la disparidad de los criterios de valuación en las posiciones (subsanado, en principio, a fines del año pasado), y sin dudas el reperfilamiento de las letras de corto plazo que fue un golpe difícil tanto en términos de carteras, sino también operativo. Ni hablar, claro está, del regreso del "cepo".

No obstante, la industria ha logrado cierta recuperación desde los mínimos, aunque ya bajo otro escenario, y enfocados claramente en otra estrategia. De hecho, el análisis de suscripciones (netas de rescates) y la variación de rendimientos –las dos fuentes que explican, básicamente, el comportamiento de su PN- no logran reflejar una tendencia concreta, sino que reflejan bastante volátil en su análisis diario.

Puntualmente, los niveles de PN actual se ubican en $765.000 millones (contra los $600.000 millones de fines de agosto). En dólares, y tomando ya como referencia el contado con liquidación, igualmente los activos bajo administración cayeron por debajo de los u$s10.000 millones. Acá la comparación es realmente "pesada" contra los niveles de u$s34.000 millones de marzo del año pasado, y volviendo a niveles del cepo del Gobierno anterior.

En cuanto a la composición, sin mucha necesidad de analizar las razones, los fondos de Renta Fija pierden peso que ganan los Money Markets (de acá también la mayor volatilidad que mencionamos en los flujos). Pero apuntemos a algunos números: los primeros que, a principios el año pasado, explicaban más del 70% total de la industria, hoy representan menos del 35%.

En contraposición, los segundos (identificados como T 0 por la liquidez inmediata que permiten) suman más del 42% hoy del patrimonio, versus el menos del 10% que ostentaban hace 18 meses. Suman, en concreto y un dato que se monitorea ante el impacto que podría generar una salida de los mismos, unos más de $320.000 millones (equivalente a u$s4.000 millones).

Pero entendemos que lo más relevante, en este escenario, es analizar cuáles son las opciones que aún hoy guardan para los inversores. Para ello, y para simplificar el análisis, vamos a apuntar a cuatro alternativas diferentes:

Money Markets: Su rentabilidad promedio en octubre fue del 4%, mientras que en un escenario de tasas en baja esperamos apunten a un 3-3.5% en el mes en curso. Por debajo de la inflación, pero equiparando o superando la tasa promedio de las colocaciones bancarias a 30 días. La ventaja: la liquidez inmediata que permiten, que no es un dato menor, en la coyuntura actual. El mínimo de inversión es muy bajo, y se identifican con una opción de corto plazo y perfil conservador.

La oferta es amplia, aunque en cuanto a su composición, no hay mucha diferencia. Básicamente, incluyen activos de liquidez alta; cuentas remuneradas, otros FCI y en el último tiempo –ante el "permiso" del BCRA- han sumado pases, lo que les ha permitido un diferencial positivo en el rendimiento. Hoy del total de pases pasivos del organismo monetario (unos poco más de $200.000 millones), un 75% está en los fondos.

- Renta Fija: Acá el universo se divide, básicamente, en los de pesos y en los de dólares. Abarcando desde las letras reperfiladas de corto plazo (que no se descartan puedan ser nuevamente reperfiladas), a la deuda pública en las diferentes monedas que buscaría reestructurarse en los próximos meses. También es objeto de estos fondos letras provinciales, obligaciones negociables y fideicomisos financieros.

Todo depende de la estrategia a la que apunten. En consecuencia, la volatilidad de estos fondos es muy superior a los primeros, y su riesgo claramente alto. Antes se podrían llegar a identificar con un perfil conservador/moderado, hoy sin dudas es una alternativa para perfiles de moderado (alto) a más bien agresivos.

Dentro de los de riesgo medio, puntualmente, se identifica a los T 1 en pesos –pero entendiendo que es clave analizar la composición de su cartera para una apreciación real de la volatilidad y el riesgo a asumir-. La rentabilidad de estos en octubre fue de entre 5-14% denotando lo comentado recién, con una TIR del orden del 50/55% promedio. En lo que va del mes, mucho más alineados en sus rendimientos, reflejan un suba del 2.5% promedio.

- Renta Variable: Si bien estos han perdido peso dentro de la industria, aún conservan poco más de 3% (contra el 4-4.5% promedio del año pasado). No hay dudas que se identifican con un perfil agresivo dada la coyuntura, y la necesidad de pensar en un horizonte de inversión largo. Enfocadas en acciones locales, su composición no difiere mucho, ya que en su mayoría mantienen como referencia al S&P Merval.

- Riesgo LATAM: Acá debemos, puntualmente, a apuntar a los de renta fija –o bien algunos de renta variable-. Estos fueron una opción que ganó terreno cuando el año pasado la coyuntura local comenzó a complicarse, sumado a la incertidumbre electoral de este año. Incluso demostraron ser una buena cobertura ante la volatilidad y la suba de riesgo local. Llegaron en poco más de un año a triplicar su participación dentro de la industria, hasta niveles del 14% del patrimonio, aunque cayeron debajo del 10% en los últimos meses. Uno de los puntos que los afecto, y con lógica, fue el restablecimiento del cepo y el resurgimiento de la brecha.

En tanto, que otro efecto sobreviene ahora de la crisis de Chile. La devaluación de su moneda, la caída en los activos financieros, y las consecuencias económicas que tiene (y tendrá) los eventos que ya llevan un mes, sin dudas llevó a repensar las estrategias que estaban focalizados en este país –y que se identificaban con volatilidad baja, y riesgo bajo-. Hoy, las Sociedades Gerentes están apuntando a una mayor exposición en Brasil, Uruguay o incluso Paraguay.

En resumen, una industria que vive en los últimos meses readaptándose, y producto de la probable reestructuración de deuda lo necesitará seguir haciendo. Igual ofrece alternativas, y siguen permitiendo lo que es uno de sus grandes activos: la diversificación. Sólo hay que analizar más…

*Sabrina Corujo es directora de Portfolio Personal Inversiones

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