El mercado de metales preciosos vivió este lunes 29 de diciembre una jornada volátil: el oro y la plata registraron caídas bruscas luego de haber alcanzado máximos históricos en las sesiones previas.
El oro al contado retrocedió más de un 4% y cotiza en torno a los u$s4.340 por onza, después de haber tocado un récord de u$s4.549,71 el viernes pasado.
La corrección se atribuye principalmente a una fuerte toma de ganancias por parte de los inversores, que aprovecharon el rally de las últimas semanas para cerrar posiciones antes del fin de año.
Los futuros del oro en Estados Unidos para entrega en febrero también mostraron un retroceso similar, al ubicarse en u$s4.358,60.
La plata acompañó la tendencia bajista, con descensos que reflejaron la misma lógica de ajuste tras un período de subas extraordinarias.
Aunque los precios se mantienen muy por encima de los niveles de comienzos de 2025, la caída de este lunes puso de manifiesto la sensibilidad del mercado frente a movimientos especulativos y a las expectativas sobre la política monetaria estadounidense.
El retroceso de los metales preciosos se produjo en un contexto de incertidumbre global. Los mercados bursátiles internacionales también mostraron pérdidas, mientras el dólar se fortalecía frente a sus principales rivales.
En paralelo, el petróleo subió cerca de un 2%, impulsado por las conversaciones de paz en torno al conflicto en Ucrania, lo que añadió más complejidad al panorama financiero.
A pesar de la caída puntual, el balance anual sigue siendo positivo. El oro cerrará 2025 con una ganancia cercana al 72%, el mejor desempeño desde 1979.
Por su parte, la plata acumuló un incremento significativo de casi el 140% en el año y cerró un año excepcional para los metales preciosos.
Más allá de la corrección de fin de año, la tendencia alcista de largo plazo se mantiene, impulsada por la búsqueda de activos refugio en un escenario de tensiones geopolíticas y dudas sobre la estabilidad macroeconómica.