La Argentina cerrará 2025 con superávit primario de 1,6% del PBI , aunque la dinámica se tensó hacia fines de año por caída real de recursos del 10% en noviembre.
La baja transitoria de retenciones forzó ajuste concentrado en gasto y postergaciones de 0,9 billones.
En diciembre, la venta de 4 represas por $1 billón imputada como ingreso de capital consiguió maquillar un poco el resultado.
Para 2026, el Gobierno anunció una reducción permanente de recursos por 0,7 puntos del PBI, combinando baja de retenciones, contribuciones patronales y alícuota del impuesto a las ganancias.
El desafío económico radica en equilibrar la consolidación fiscal con desinflación y estabilidad cambiaria.
Los analistas destacaron la interrelación creciente de anclajes nominales.
Superávit fiscal 2025: tensiones de fin de año
El Sector Público Nacional contrarrestará la merma recaudatoria con impuesto a combustibles actualizado, aportando 0,35% del PBI frente al 0,1% de 2025.
Esta medida implica suba del 15% en naftas, presionando precios al consumidor.
Por gasto, un nuevo esquema de subsidios reduce beneficiarios y bloques subsidiados, con recortes en gas ( 17,5% ) y electricidad ( 21,3% ) sin compensaciones.
Habrá también bonificaciones transitorias que morigerarán saltos tarifarios iniciales.
Estas decisiones generarán un sesgo inflacionario directo sobre el IPC en enero ( 1,2 pp potencial).
Por otro lado, el esquema cambiario por inflación pasada tensiona expectativas devaluatorias.
Reducción de subsidios, combustibles e impacto en inflación
El equilibrio fino de 2026 exige administrar superávit fiscal, desinflación y estabilidad cambiaria interconectados.
Expertos remarcaron que aumentos en combustibles y tarifas prueban consistencia del ancla nominal.
La estrategia de amortiguadores transitorios gana tiempo preservando nominalidad, apuntalan los especialistas.
No obstante, tensiones estructurales se trasladan hacia adelante sin resolución de fondo.
Los expertos ven consolidación fiscal como pilar para credibilidad externa.
En ese sentido, la desinflación sostenida depende de disciplina presupuestaria estricta.
Desafío económico 2026: ancla nominal cambiaria
Proyecciones indican que rebajas impositivas estimulan la actividad, pero exigen eficiencia en gasto.
La venta represas y algunas postergaciones sostuvieron 2025, pero 2026 va a requerir fuentes recurrentes.
En ese contexto, el impuesto a los combustibles genera ingresos con costo inflacionario inmediato.
Los subsidios focalizados alinean, por su parte, tarifas con costos reales gradualmente.
El BCRA, en tanto, monitorea el traspaso de precios y expectativas.
El año 2026 definirá la viabilidad del modelo de crecimiento sin emisión, entienden los expertos.