El deseo de ahorrar sigue siendo una prioridad para los argentinos. El dato impresiona: más del 80% afirma que quiere guardar dinero todos los meses. Sin embargo, la realidad económica empuja a la mayoría hacia otro lado.
Un nuevo informe de la empresa de consultoría financiera Brain Network, elaborado en noviembre con una muestra de 500 personas de clase media y media alta, muestra que más de la mitad llega a fin de mes "con lo justo" y pierde margen para construir un colchón financiero.
El contraste es claro es inobjetable: apenas el 13% consigue ahorrar de forma habitual. La distancia entre intención y posibilidad revela una tensión que atraviesa a todos los segmentos y que explica por qué la economía doméstica se vuelve cada vez más frágil.
Inflación más baja, pero menos aire
Aunque la inflación cedió respecto de los años más duros y la economía muestra señales de estabilidad, el alivio no llegó de forma pareja a los hogares. Los consultados reconocen que la presión de gastos fijos creció por encima de sus ingresos y achicó la capacidad de apartar dinero con otros fines.
La caída de la inflación anual también cambió la percepción del ahorro. En los años de precios descontrolados, el concepto se asociaba con adelantarse a subas futuras y no con guardar dinero para el largo plazo. Ese hábito ahora se revisa, pero las familias aún no recuperan el margen para sostenerlo.
El informe revela además algo que ayuda a entender el fenómeno: incluso entre quienes logran ahorrar, la mayoría lo hace con una lógica defensiva.
La desigualdad silenciosa del ahorro
"Más del 70% guarda dinero para cubrir imprevistos y no como parte de un plan de crecimiento patrimonial. Solo un 13% dice que ahorra por hábito", detalla a iProUP Gabriel Meloni, especialista en consumo.
El experto advierte que el conocimiento financiero tampoco ayuda.
"Más del 60% reconoce que entiende poco o medianamente cómo funcionan las inversiones y eso limita la posibilidad de buscar mejores rendimientos", sostiene. Meloni entiende que, en la práctica, la mayoría opta por productos simples, de bajo riesgo y con liquidez inmediata.
El estudio también deja ver una grieta que se profundiza. A mayor ingreso, crece tanto la capacidad de ahorro como el nivel de información para acceder a inversiones con mejores retornos.
Ese segmento destina dinero a fondos comunes, bonos, acciones o criptomonedas y compensa la pérdida de poder adquisitivo con mayor diversificación.
En contraste, los hogares que apenas cubren gastos quedan atrapados en un circuito defensivo: no ahorran o guardan muy poco, eligen herramientas conservadoras y ven cómo el margen se reduce mes a mes.
Qué pasa con la tenencia de dólares
Otro apunte fuerte del trabajo indica que, aunque el dólar continúa como un termómetro emocional, pierde dominio.
Solo el 35% lo considera la única opción segura. Los usuarios empiezan a combinar cuentas remuneradas, plazos fijos, fondos de inversión y criptomonedas con decisiones más tácticas.
La mayor usabilidad de apps financieras y el acceso más directo a instrumentos que antes eran complejos también influyen.
Las plataformas acercan productos que no requieren conocimientos avanzados y permiten diversificar con montos bajos.
Volvemos al eje del artículo: aunque ocho de cada diez argentinos consideran esencial reservar dinero, la realidad es que más del 50% de la población carece de margen financiero para concretar ese propósito.
Si bien la estabilidad económica reciente ofrece un respiro, la recuperación del poder de compra aún es insuficiente, y la constante presión de los gastos cotidianos limita severamente las opciones de planificación financiera.