Todos tomamos, al menos, una decisión financiera por día. Puede ser pagar el supermercado con una billetera que ofrece descuento, abrir una cuenta digital o pedir un préstamo. En ese escenario, las redes sociales ocuparon un espacio que antes pertenecía a escuelas (algunas), bancos y cursos formales: el de enseñar finanzas.
El informe "El valor de aprender", de IPSOS junto a Santander, expone un cambio profundo: Uno de cada tres jóvenes de entre 16 y 24 años recurre a reels de Instagram o podcasts de YouTube para incorporar conocimientos financieros.
Es la proporción más alta del relevamiento en 10 países y se conecta con un dato más sensible: el 86% de los jóvenes argentinos dice que no recibió educación financiera en la escuela.
Esa ausencia genera un vacío que las plataformas digitales llenan sin filtros. Y mientras los contenidos se multiplican, también crecen los riesgos. El estudio muestra que 7 de cada 10 jóvenes fueron víctimas de intentos de estafas digitales y casi 1 de cada 4 cayó en fraudes reales.
Un conocimiento que no siempre coincide con la realidad
El informe revela una paradoja que se repite en varios países. El 61% de los encuestados cree tener conocimientos financieros, pero solo el 11% se siente realmente informado. La brecha se nota con un dato puntual: en Argentina, apenas el 27% respondió bien una pregunta básica sobre inflación.
Aun así, casi todos reconocen la importancia de formarse. El 95% valora los beneficios de recibir educación financiera. Para el 64% "ayuda a tomar mejores decisiones", el 59% cree que "permite gestionar mejor el dinero y las deudas" y el 40% sostiene que "reduce el estrés financiero". Aun así, el 44% menciona el costo como barrera y el 31% la falta de tiempo.
Jóvenes de entre 16 y 24 años recurre Instagram o YouTube para tomar una decisión financiera
"Sin una oferta sólida de espacios formales, las redes aparecieron como un reemplazo, un espacio donde conviven creadores serios y "'gurús del éxito inmediato'", resume a iProUP el docente y especialista en entornos digitales Maximiliano Rosetti.
El auge del influencer y la desinformación que crece
El estudio alerta sobre el rol de los finfluencers. Sus videos y tutoriales llegan a millones de usuarios con promesas de independencia económica, señales de trading e incentivos para 'invertir ya'. "Sin filtros críticos, la información termina mezclada con contenido engañoso que navega entre la exageración y la venta de cursos", asegura Rosetti.
"La mayoría de los autodenominados "gurús" que alardean de riqueza no son confiables", agrega. Para el experto, "el negocio esta gente no es el trading, sino la venta de cursos y grupos de señales, lo que les permite extraer capital de muchos seguidores".
Rosetti cree que "ignoran deliberadamente la gestión de riesgos y el ahorro, que constituyen el verdadero cimiento de la inversión sólida".
También advierte que muchos jóvenes toman como real todo lo que ven en redes. "Esa credibilidad automática vuelve más permeables a los usuarios y habilita un terreno fértil para engaños", advierte.
El experto recomienda formarse en espacios reconocidos y entender que invertir requiere un proceso real: "Los atajos cuestan caro y a nadie le importa tu plata más que a vos".
La educación financiera como herramienta de protección
Para los especialistas consultados, las redes son "un arma de doble filo". Democratizan conceptos que antes eran exclusivos de expertos, pero también fomentan la desinformación y las expectativas irreales.
El mayor riesgo está en el mensaje del "enriquecerse rápido" o de fórmulas mágicas que nunca existen en el mundo financiero. "La educación real se basa en disciplina, consistencia y tiempo. No hay atajos", replican en cada respuesta.
También se advierte sobre una confusión frecuente. Ningún reel explica el perfil de riesgo de una persona, su situación económica ni sus objetivos. El contenido de redes solo ofrece información general y no puede reemplazar asesoramiento profesional.
La recomendación más clara es contrastar todo con fuentes oficiales: reguladores, entidades financieras y educadores certificados. Y cuando sea posible, sumar capacitaciones formales.
El informe muestra otro dato clave: 9 de cada 10 personas creen que los bancos deben tener un rol activo en educación financiera. En esa línea, Santander desarrolló talleres presenciales, contenidos digitales, programas de prevención de estafas y capacitaciones para adultos mayores sobre ciberseguridad. También impulsa charlas en escuelas para abordar temas como la ludopatía digital.
El desafío de fondo pasa por cerrar la brecha entre información y conocimiento real. Las redes pueden ofrecer acceso rápido, pero sin un marco crítico, también pueden amplificar riesgos. La generación más conectada es la que más sabe que necesita aprender, pero también la más expuesta a errores que afectan su vida financiera.