El oro vuelve a ubicarse en el centro de la escena financiera global. El metal alcanzó durante la madrugada del martes un nuevo máximo histórico de u$s3.977,44 por onza, impulsado por la combinación de:
Según datos de Bloomberg citados por la agencia de noticias EFE, el nuevo récord se produce en un contexto de cierres parciales del Gobierno Federal estadounidense y bloqueo político en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron busca evitar una crisis institucional.
Es importante señalar que, en lo que va del año, el oro acumula una suba del 49%, sostenida por las compras masivas de bancos centrales, la debilidad del dólar y un entorno geopolítico cada vez más volátil.
La reciente escalada responde, en gran medida, a señales de que la Reserva Federal (Fed) podría retomar un ciclo de recortes de tasas de interés.
Cuando los rendimientos de los bonos bajan, el costo de oportunidad de mantener oro (que no paga intereses) disminuye y su atractivo como activo refugio crece.
Además, la inflación sigue siendo una preocupación: aunque algunos indicadores se moderaron, persiste la percepción de que los precios podrían mantenerse altos.
Ante esa incertidumbre, el oro refuerza su rol histórico como cobertura frente a la pérdida del poder adquisitivo.
El tercer componente del rally es el riesgo geopolítico. Conflictos regionales, elecciones en economías desarrolladas y dudas sobre la estabilidad de gobiernos en Europa y América impulsan flujos hacia activos seguros.
En ese escenario, los fondos cotizados (ETF) respaldados por oro físico registran fuertes entradas de capital.
Para los argentinos, invertir en oro ya no implica comprar lingotes ni pagar costosos servicios de custodia. Existen alternativas digitales y reguladas que permiten seguir el precio del metal desde una cuenta local o una billetera cripto.
La opción más tradicional es operar CEDEARs (Certificados de Depósito Argentinos), que permiten comprar desde la Bolsa local instrumentos listados en el exterior y en pesos.
Uno de los más populares es el CEDEAR del ETF SPDR Gold Shares (GLD), que replica el precio internacional del oro. Este certificado se negocia por alrededor de $9.900 y puede adquirirse con pesos.
Los CEDEARs ofrecen la ventaja de liquidez, simplicidad y respaldo regulatorio, aunque la rentabilidad también depende del tipo de cambio financiero (CCL), que suele acompañar los movimientos del dólar libre.
Una alternativa más reciente son las stablecoins de oro, activos digitales que representan fracciones de onzas de oro físico custodiadas por emisores certificados.
Entre las más conocidas figuran PAX Gold (PAXG) y Tether Gold (XAUT), ambas con respaldo en lingotes auditados y cotización igual al precio internacional del metal.
Estas monedas permiten invertir desde montos bajos, operar 24/7 y transferir valor globalmente, sin necesidad de almacenar físicamente barras o monedas.
Cada alternativa tiene su perfil. Los CEDEARs resultan más adecuados para inversores que buscan un marco regulado, liquidez local y respaldo bursátil, mientras que las stablecoins ofrecen mayor flexibilidad, fraccionamiento y rapidez operativa.
Desde un punto de vista estratégico, los expertos recomiendan combinar ambos instrumentos: mantener una parte del portafolio en CEDEARs para beneficiarse del esquema regulado local y otra en tokens de oro para aprovechar la dinámica global del ecosistema cripto.
En un año marcado por la volatilidad de los mercados, el repunte del oro reafirma su papel como activo refugio ante crisis políticas y financieras.
Ya sea a través de un bróker local o una billetera digital, los argentinos tienen cada vez más opciones para dolarizar sus ahorros y diversificar sus carteras sin salir del país.