Robert Kiyosaki, creador de Padre rico, padre pobre, lanzó una advertencia que inquieta a los mercados: los bonos ya no resultan confiables. El planteo se basa en el aumento del endeudamiento mundial y la inestabilidad financiera.

Estados Unidos lidera el ranking como el deudor más grande de la historia, lo que despierta serias dudas sobre la solidez de sus Bonos del Tesoro. La deuda internacional registra cifras récord que debilitan la credibilidad en dichos activos.

La crisis de los bonos y la pérdida de confianza

Desde 2020, los Bonos del Tesoro de Estados Unidos cayeron un 13%, debilitando la tradicional estrategia 60/40 que combinaba acciones y bonos como fórmula de estabilidad en la planificación financiera de largo plazo.

La caída en el valor de los bonos muestra que la fórmula ya no es infalible, lo que obliga a inversores a reconsiderar sus estrategias. La seguridad de este tipo de activos, durante décadas incuestionable, hoy se encuentra bajo fuerte debate.

En Europa, los bonos retrocedieron un 24%, mientras que en el Reino Unido la baja alcanzó un 32%. Estas caídas reflejan la creciente desconfianza en la capacidad de los gobiernos para honrar compromisos financieros sin afectar a los mercados.

La economía global atraviesa un punto de inflexión. Francia enfrenta tensiones sociales con riesgo de estallido, mientras Alemania lidia con problemas económicos derivados de políticas energéticas que encarecieron la producción y afectan seriamente la competitividad industrial.

En Asia, Japón y China se desprenden de Bonos del Tesoro estadounidense y redirigen recursos hacia activos más tangibles como el oro y la plata. Esto debilita aún más la confianza en los papeles norteamericanos como refugio.

La guerra en Ucrania añade inestabilidad. Con millones de vidas perdidas y un conflicto prolongado, la incertidumbre económica global se intensifica, impactando la confianza inversora y la credibilidad de los mercados internacionales.

En este contexto, Kiyosaki se pregunta si "los líderes globales están perdidos en el espacio", reflejando su visión crítica sobre la gestión política y económica en un escenario internacional convulsionado.

La interrogante subraya la percepción de que las instituciones y gobiernos están debilitados para responder de manera eficaz a la crisis, y los inversores deben reconsiderar la dependencia de los bonos como refugio seguro.

Las tres alternativas que propone Kiyosaki

Frente a este panorama, Kiyosaki ofrece tres alternativas de inversión que considera más seguras y resilientes: oro, plata y Bitcoin, todas con un rol estratégico en tiempos de incertidumbre y fragilidad institucional.

El oro, tradicional refugio de valor, suele apreciarse cuando cae la confianza en monedas fiduciarias y bonos. Históricamente, protegió contra inflación y devaluaciones, consolidándose como pilar de resguardo en contextos de inestabilidad.

La plata, aunque menos valorizada que el oro, combina características de activo tangible y uso industrial, lo que incrementa su demanda. Kiyosaki sostiene que puede diversificar portafolios y blindar el ahorro frente a la fragilidad financiera.

Finalmente, sugiere considerar Bitcoin como activo digital moderno. Destaca su descentralización y su independencia de gobiernos y bancos centrales, con un comportamiento volátil pero capaz de ofrecer resguardo en un mundo cada vez más digital.

Aunque admite la volatilidad de estas alternativas, Kiyosaki enfatiza que ofrecen más garantías de preservación de valor que los bonos, cuya estabilidad histórica parece haber quedado en entredicho frente a la magnitud de la crisis global.

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