Durante los últimos meses, consumidores y sociedad en general repiten la misma queja: los ingresos no alcanzan hasta fin de mes, aunque las estadísticas muestren una inflación en retroceso.
Esto sucede porque la composición del consumo cambió y, según expertos, las mediciones oficiales no logran representar con precisión la realidad de los hogares en la economía diaria.
De aplicarse una medición "correcta", los salarios habrían perdido cerca de 14% de poder adquisitivo desde la asunción de Javier Milei.
Las mediciones oficiales están desactualizadas
Un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), vinculado a la exposición del jefe de Gabinete Guillermo Francos en Diputados, advierte sobre la falta de actualización metodológica.
El reporte señala que el INDEC continúa utilizando canastas de consumo obsoletas, sin aplicar las elaboradas en 2017 y 2018, donde los servicios como internet y celulares tenían un mayor peso en el cálculo.
De esta manera, al no incorporar ponderadores vigentes, la medición oficial subestima la inflación real, ya que omite el creciente impacto de servicios esenciales sobre los gastos habituales de los hogares argentinos.
Durante 2024 y 2025, los motores de la inflación variaron significativamente: mientras el índice anual general marcó 36%, las tarifas de servicios alcanzaron incrementos del 62%, desplazando la centralidad previa de los alimentos.
Así, las familias hoy destinan una proporción cada vez mayor de sus ingresos al pago de tarifas como luz y gas, absorbiendo aumentos superiores al índice inflacionario y debilitando su capacidad de consumo alimentario.
Evolución del salario y la inflación según informe del CEPA
El informe del CEPA señala que "si se ajusta el índice de salarios registrados por inflación utilizando la canasta de consumo de la Encuesta Nacional de Hogares 2017/18, la pérdida del poder adquisitivo asciende al 14,2%".
Ese mismo reporte advierte que "la evolución salarial dista mucho de compensar el incremento del costo de vida" y agrega que la estimación se aplica desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, según explicó Hernán Letcher.
Guillermo Francos dijo durante su explicación a Diputados que "en el primer semestre de 2025, el índice de salario presentó una suba acumulada del 20,7%, ubicándose 5,6 puntos por encima de la inflación del período, que fue del 15,1%".
Sin embargo, según indica el CEPA "los datos oficiales muestran un escenario muy diferente, marcado por salarios reales estancados desde septiembre de 2024 y pérdida del poder adquisitivo al comparar con el último mes de la gestión anterior".
El documento sostiene que, más allá de la mejora nominal, los ingresos continúan rezagados frente a los precios, y que la diferencia resulta mayor si se aplican ponderaciones de las canastas de consumo elaboradas en 2017 y 2018.
"En junio de 2025, los salarios registrados del sector privado mostraron una variación real marginal de 0,1% respecto a mayo ( 1,7% nominal vs. 1,6% IPC). A pesar de este leve aumento, todavía se ubican 0,6% por debajo del nivel de noviembre de 2023 y, en el acumulado de 2025, pierden 1,3% de poder de compra", dice el reporte.
Este contraste entre cifras oficiales y análisis de CEPA refleja la disputa metodológica sobre cómo calcular el impacto de la inflación en los salarios, evidenciando la tensión en torno al poder adquisitivo bajo la gestión actual.
Trabajo y consumo muestran fragilidad
La consultora Vectorial señala que la reconfiguración productiva del modelo económico vigente genera una dinámica dual, en la que los sectores en expansión aportan escaso empleo, mientras los intensivos en mano de obra pierden más de 223 mil puestos y 15.500 empresas desde noviembre de 2023.
Según el análisis de la firma, la caída de los salarios reales y del ingreso disponible afecta a todos los niveles de ingresos, incluso a los más altos, limitando la recuperación del consumo masivo, que muestra leves mejoras financiadas principalmente mediante tarjetas de crédito.
Vectorial agrega que, pese a un repunte notable del consumo de ciertos bienes durables, la economía revela una creciente fragmentación, con brechas significativas entre sectores, y plantea dudas sobre la capacidad de mantener la sustentabilidad en el tiempo.
El informe concluye que, en este contexto, la combinación de pérdida de empleo, ingresos estancados y dependencia del financiamiento al consumo evidencia una estructura económica cada vez más desigual y vulnerable frente a shocks futuros.