El precio del oro superó este viernes por primera vez la barrera de los 3.500 dólares la onza, impulsado por la decisión de Estados Unidos de aplicar aranceles del 39% a lingotes de un kilo y de 100 onzas.
Los contratos de futuros con entrega en diciembre llegaron a 3.534,10 dólares, alcanzando el máximo histórico antes de retroceder hasta los 3.491,30 dólares por onza, lo que representa igualmente un incremento relevante frente a sesiones previas.
Aranceles estadounidenses y reacción inmediata del mercado
La confirmación de que los lingotes de un kilo y de 100 onzas quedan sujetos a los aranceles recíprocos establecidos durante la era Trump tomó por sorpresa al mercado global, que inicialmente asumía que estarían exentos de este gravamen tan elevado.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP) indicó, mediante comunicación formal, que estos formatos se clasifican bajo códigos aduaneros vinculados a productos semielaborados y no como oro en bruto, lo que desencadenó confusión entre refinerías y comerciantes especializados.
Operadores en Nueva York vieron cómo los precios de futuros superaban los niveles registrados previamente, mientras que centros de comercio como Londres y Hong Kong experimentaban descuentos marcados frente al valor estadounidense.
La medida amenaza con reorganizar los flujos comerciales internacionales, ya que buena parte del oro refinado en Suiza tenía como destino final contratos en el mercado de futuros de Comex.
Analistas y directivos del sector se preguntan si otros formatos, como los lingotes de 400 onzas negociados en Londres, recibirán el mismo trato arancelario, algo que aún no está definido por las autoridades.
Algunos sugieren que podría tratarse de un error administrativo susceptible de revisión legal, mientras que otros consideran que el cambio es intencional y responde a intereses comerciales internos.
En cualquier caso, la incertidumbre ha frenado envíos desde importantes refinerías, que prefieren esperar definiciones antes de asumir los costos que implicaría exportar bajo las nuevas condiciones tributarias.
El impacto inmediato ha sido un encarecimiento del oro en el mercado estadounidense y un ensanchamiento de la brecha con el precio internacional.
Consecuencias para Suiza y la industria global
Suiza, principal exportador de lingotes de un kilo a Estados Unidos, enfrenta un golpe directo a su industria refinadora, que había mantenido este mercado como uno de sus destinos más estables y rentables durante décadas consecutivas de intercambios comerciales fluidos.
La Asociación Suiza de Fabricantes y Comerciantes de Metales Preciosos advirtió que la aclaración aduanera no se limita a su país, sino que abarca a cualquier origen, aunque su peso en este segmento hace que sea especialmente vulnerable.
El presidente de la entidad, Christoph Wild, calificó la situación como un golpe serio, destacando que la confianza en el mercado estadounidense como destino para el oro suizo podría erosionarse de forma duradera.
Incluso antes de la confirmación oficial, rumores sobre los aranceles provocaron un incremento de importaciones estadounidenses en enero, alcanzando 43 toneladas, ya que operadores intentaron adelantarse a la entrada en vigor de la medida.
El Servicio Geológico de Estados Unidos estima que las refinerías locales producen unas 22 toneladas mensuales, por lo que dependen de las importaciones para abastecer la demanda interna, particularmente en formatos compatibles con el mercado de futuros.
La presidenta suiza, Karin Keller-Sutter, viajó de urgencia a Washington con la intención de influir en la administración estadounidense, pero no consiguió una reunión directa con el presidente y regresó sin compromisos concretos.
Esta tensión comercial se produce después de que Suiza recibiera ya uno de los aranceles más altos impuestos por Estados Unidos a un país desarrollado, lo que incrementa el malestar diplomático y empresarial.
En este contexto, la industria suiza explora alternativas de diversificación de mercados, aunque reconoce que reemplazar el volumen que absorbía Estados Unidos será un reto considerable en el corto plazo.
Un mercado de oro en tensión creciente
El impacto de estos aranceles sobre los lingotes más demandados en Comex ha incrementado la prima que pagan los compradores en Nueva York respecto al precio de referencia en Londres, superando en algunos casos los 100 dólares por onza.
Los inversores apuestan a que las restricciones comerciales reducirán la disponibilidad física de oro en el mercado estadounidense, generando presiones alcistas adicionales sobre los precios de futuros y aumentando la volatilidad general del sector.
Especialistas como Joni Teves, de UBS, advierten que la incertidumbre podría prolongarse, manteniendo a los mercados de metales preciosos en un estado de nerviosismo constante hasta que haya claridad regulatoria definitiva.
La posibilidad de refundir lingotes de 400 onzas en formatos de un kilo para cumplir con contratos de futuros estadounidenses ha sido planteada como solución parcial, aunque la capacidad de refinado local limita la viabilidad de esta estrategia a gran escala.
Además, el sistema de clasificación aduanera internacional, que asigna códigos específicos a cada producto, se ha convertido en un elemento clave para determinar el alcance real de los gravámenes y posibles vías de exención.
Algunos actores del sector consideran que las autoridades podrían reconsiderar la medida ante presiones legales o diplomáticas, mientras que otros creen que es una estrategia deliberada para favorecer la producción y refinado interno.
Mientras tanto, la brecha de precios y la reorganización de flujos comerciales están remodelando el mapa global del comercio de oro, con posibles consecuencias de largo alcance para productores, refinadores, comerciantes e inversores.