La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció su décima alza consecutiva de las tasas de interés, en esta oportunidad de 0,25%, en línea con las previsiones de los analistas, con el objetivo de frenar la inflación y pese al debilitamiento económico y la reciente crisis bancaria.

La principal tasa de interés se sitúa ahora dentro de un rango de entre 5% y 5,25%, la más alta desde fines de 2007 a la fecha.

La decisión fue tomada de forma unánime por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) en Washington.

"Los responsables de la Fed explicaron que observarán los efectos de las sucesivas decisiones para decidir si endurecen más la política monetaria a fin de llevar la inflación a la meta de 2%", consignó la agencia AFP.

En la última reunión de la FED, en marzo, sus funcionarios pronosticaron que implementarían una suba más y luego dejarían las tasas sin cambios hasta el próximo año.

La atención de los inversores estaba centrada en las perspectivas que trazaría la FED para los próximos meses y los indicios que pueda proyectar el presidente del organismo, Jerome Powell.

Jerome Powell, presidente de la FED, ante una nueva suba de tasas de interés: ya se ubican en el mayor nivel desde 2007

Los economistas deslizaban que Powell probablemente insinuará que la FED se está acercando a una esperada pausa en sus aumentos de tasas.

El objetivo de la FED: bajar la inflación

La FED continúa concentrada en la baja de la inflación y, por el momento, minimiza la crisis bancaria debido a que el colapso del First Republic Bank durante el fin de semana, no pudo opacar el nuevo ajuste en la tasa de interés.

En la última reunión de la FED, en marzo, sus funcionarios pronosticaron que implementarían una suba más y luego dejarían las tasas sin cambios hasta el próximo año.

Esos pronósticos se difunden una vez cada trimestre, por lo que no se actualizarán hasta junio próximo.

Sin embargo, siete de los 18 directores de la FED habían proyectado que las tasas superarían el 5,1%, mientras que solo uno pronosticó una tasa más baja.

Los aumentos de tasas llevaron a costos más altos para muchos préstamos, desde hipotecas y compras de automóviles hasta tarjetas de crédito y préstamos corporativos, y aumentaron el riesgo de una recesión.

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