Con la llegada de los bancos digitales y otras empresas fintech que ofrecen créditos, hay que estar atentos a dos tipos de interés que ofrecen

En el desarrollo de un negocio, en algún momento se necesita capital externo para seguir creciendo, a costas de no aprovechar las oportunidades que se están presentando. Una de las maneras para obtenerlo es a través de un crédito.

No hay que temerle a contratar estos servicios, incluso a pesar de la incertidumbre que puede caracterizar a este año dado el panorama económico que se está viviendo. Esto no debe detener los planes de crecimiento. Se trata de estudiar con detalle las variables del financiamiento a contratar: una de ellas la tasa de interés.

Llega un momento en el cual los negocios necesitan capital externo para crecer, de lo contrario corren el gran riesgo de no aprovechar las oportunidades que se le están presentando y estancarse. Una de las maneras para obtenerlo es a través de un crédito.

El crédito para PyMEs es un financiamiento que está enfocado a las empresas de pequeño y mediano tamaño con el fin de que inviertan en actividades productivas o activos para propiciar su crecimiento.

Contratar un crédito de este tipo es sin lugar a duda una de las grandes decisiones de las PyMEs. Este es el motivo por el cual debe existir un estudio detallado de las variables que lo componen y una precisión sobre el destino que tendrá ese dinero. Aunque todas son importantes, la tasa de interés del crédito es una de las de mayor peso, pues representa el costo del financiamiento que se está por obtener.

Todos los créditos manejan una tasa de interés, la cual se expresa en un porcentaje de éste y como ya se ha dicho es el precio que las personas deben pagar por el dinero que se les está prestando. Existen fundamentalmente dos tipos:

- Tasa variable: Esta tasa de interés se ajusta durante toda la vigencia de tu crédito en base con diversos factores del mercado, uno de los más comunes la Tasa de Interés Interbancario de Equilibrio (TIIE). Esto quiere decir que puede subir o bajar y si se trata de un crédito a largo plazo existe mayor riesgo de que en ese lapso sufra algún incremento.

- Tasa fija: Significa que la tasa de interés de tu crédito no puede cambiar y que el pago mensual que realizas es el mismo durante toda la vigencia del financiamiento. Este crédito a todas luces resulta el más conveniente pues tu mensualidad permanece igual desde el inicio del contrato hasta su término.

Es un error no verificar el tipo de tasa que integra el crédito que estás por contratar. Asimismo, preferir una tasa variable sobre una fija, sobre todo si se trata de un crédito a largo plazo.

Una vez que hayas elegido el crédito que más te conviene, en relación con la tasa de interés y su tipo, el monto a financiar, el plazo, las comisiones y los servicios que te ofrecen, cerciórate que las condiciones que has contratado queden estipuladas en tu contrato, para que no haya ninguna discrepancia o sorpresa en el futuro, señaló Entrepreneur.

Te puede interesar