El billete de $1.000, el de mayor denominación que circula en el país, es testigo de la realidad que atraviesa desde hace años la economía argentina. Es que, a raíz de las sucesivas devaluaciones, su depreciación con respecto al dólar pasó a ubicarse como el "más chico" entre sus pares de la región.

A nivel interno, la inflación también carcome su poder de compra, a tal punto que actualmente representa solo el 15% de lo que valía cuando se lanzó en noviembre de 2017. En ese lapso, el índice de precios al consumidor (IPC) aumentó un 321%.

Se viene evaluando la posibilidad de emitir billetes de mayor denominación. En este marco, un senador presentó un proyecto de ley para lanzar de $5.000 y $10.000 si bien, por el momento, la iniciativa se encuentra en stand by.

Cuando se lanzó en noviembre de 2017, con un billete de $1.000 podían comprarse u$s57,37. Actualmente, apenas pueden adquirirse 5,75 dólares, casi 10 veces menos, si se toma como referencia la cotización del dólar solidario. O u$s5 si se toma en cuenta el paralelo.

Así es que el "hornero" quedó muy por debajo en capacidad de compra de moneda dura con relación a los billetes de mayor denominación de los países de la región:

Menor poder de compra

El billete más alto de la Argentina no sólo pierde relación moneda local-dólar frente a sus pares regionales, también se encuentra en desventaja si se considera lo que se puede comprar con este monto en los distintos países mencionados.

Si se toman como referencia los valores de distintos productos publicados en el sitio web Preciosmundi, que cuenta con importes "promedio" de más de 100 naciones, pueden verse otras "batallas" en las que pierde el hornero en la región. Por ejemplo, con el máximo billete de cada país puede adquirirse la siguiente cantidad de combos de hamburguesas:

En el caso de la nafta, la cantidad que se puede adquirir es:

"Nuestro peso es el que más valor perdió en toda América del Sur después de Venezuela. Sin contar la nación bolivariana, los países que más inflación del "vecindario" son Brasil y Uruguay, con cerca del 7,5% anual; en Argentina terminaremos 2021 en torno al 50%", señala a iProUP David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

El billete argentino se desvalorizó 10 veces en los últimos cuatro años

"Brasil viene de tener cerca de 4% de inflación el año pasado. Y ni hablar de Chile y Paraguay, donde ronda entre 3% y 4%. El peso es el que más pierde", recuerda.

Damián Di Pace, director Focus Market, remarca: "El billete de $1.000 representa solo el 15% de lo que significaba a fines de 2017, cuando fue lanzado. La inflación acumulada desde diciembre de ese año hasta ahora es del 321%". Y remarca que "en un supermercado hoy comprás apenas cuatro o cinco productos, no más que eso. Es un billete que quedó rápidamente desvalorizado".

"Le tocaron dos conjunciones: primero, los dos últimos años de Macri, con una fuerte alza de los precios. Y el gobierno de Alberto Fernández: el acumulado en lo que va de su mandato supera los dos primeros de la gestión anterior y los dos primeros de Cristina en el período 2012-2013", completa.

Sobre el debilitamiento de la moneda local, Di Pace sostiene: "La devaluación es producto de la inflación: el tipo de cambio oficial está apreciado frente al avance de precios. Hay un atraso cambiario importante, que seguramente va a tener una corrección tras las elecciones".

Miazzo coincide en que gran parte de la depreciación de la moneda responde a la evolución de precios. "Parte de la inflación se da como consecuencia de la devaluación y emisión monetaria. Son los principales factores que llevan a que cada vez necesitemos más pesos para comprar los mismos productos", indica.

Desde FADA dan cuenta de la reducción del poder de compra del de $1.000 desde el lanzamiento. Por ejemplo, en el rubro "alimentos y bebidas", lo que en 2017 salía $1.000, hoy cuesta $4.401. 

"Mismo changuito, mismos productos, cuatro veces más. En cuanto a la ropa, la proporción es similar: llenar el placard también cuesta cuatro veces más", recuerdan.  

Además, hacen hincapié en tres ítems y comparan qué se podía adquirir hace cuatro años con $1.000 y ahora:

"No tenemos un problema en los precios de un determinado producto: es toda la economía", señala Miazzo, quien remarca: "Nos parece importante poner ese foco. Porque la gente pide medidas como consecuencia de creer que el problema está en el precio".

"Si uno piensa así, se terminan interviniendo mercados como pasó con la carne, o lanzando iniciativas como Precios Cuidados y Precios Máximos. Pero si uno en realidad repara en que el problema es la moneda, se tomarían medidas más de fondo, como reducir la emisión o generar confianza. Hay que orientar el foco de un lugar a otro", complementa.

¿Se vienen los billetes de $5.000 y $10.000?

En agosto, el senador nacional de Juntos por el Cambio Pablo Daniel Blanco presentó un proyecto de ley para que el Banco Central "disponga las medidas necesarias para la creación y emisión de un billete de  $5.000 y $10.000". 

Blanco afirma a iProUP que "se apunta a facilitarle la vida a la gente, dentro de esta desgracia que es la inflación. Para pagar en efectivo, hay que andar con una enorme cantidad de billetes".

"Cuando se va a retirar dinero a un cajero automático, por ejemplo, hay muchos de $100: si tenés que sacar $15.000, es una gran cantidad. Entonces, papeles de mayor denominación facilitarían el manejo del cash", remarca Blanco, quien también recuerda que "se reduce el costo de la impresión".

"Generaría un sustancial ahorro, ya que el costo de un billete de mayor denominación es prácticamente el mismo que uno de $1.000, señala el legislador, y asegura a este medio que la iniciativa "está girada a comisión", pero que depende de la "voluntad del oficialismo" para ser tratada.

El Gobierno amagó con lanzar un billete de $5.000, pero no avanzó en la medida

Al analizar la posibilidad de lanzar billetes de mayor denominación , Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, remarca a iProUP que "hay una discusión sobre si es conveniente  billetes más grandes o no. Algunos dicen que no porque es una forma de incentivar a usar más los bancos, con lo cual tendría un impacto de formalización de la economía".

Abram se define entre "los que piensan que los funcionarios tienen que acercarle a la gente lo que la gente usa", por lo que "debería haber un billete más grande en Argentina"

"El de $1.000 hoy son apenas cerca de u$s6, no es nada. La realidad es que el Gobierno no emite de mayor denominación porque no quiere admitir la elevadísima inflación", sostiene.

Miazzo entiende que "avanzar con nuevos papeles es una necesidad operativa, sobre todo de los bancos, ya que los cajeros se agotan rápidamente. Los de $100, que en su momento eran los más altos, hoy no tienen poder de compra y son prácticamente de cambio. Además, hay requerimientos de bancos y empresas que manejan mucho efectivo, ya que les simplificaría la operatoria".

También hay un ejemplo reciente en la región. En septiembre de 2020, Brasil lanzó el billete de 200 reales, que reemplazó al de 100 como el de mayor valor. El presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, admitió en ese momento que su creación era analizada desde 2010 y que la crisis generada por la pandemia y el incremento de la demanda de dinero aceleró el proceso.

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