Los créditos al consumo brindados por las fintechs se están consolidando como una alternativa válida para las personas que necesitan resolver situaciones financieras en cuotas, ya sea para sanear sus finanzas como para consumir bienes y servicios. Wenance, fintech de origen argentino con presencia en Uruguay, México y España, hoy otorga un 30% más de créditos respecto del período anterior a la pandemia.

¿A qué apunta?

"La mirada sobre cuál es el mejor tipo de financiamiento está cambiando y es cultural, basada en la experiencia de los usuarios: cada vez más personas ven que obtener un crédito para financiar consumos les permite tener una estrategia de gasto mucho más controlada que la de una tarjeta de crédito", dice Salvador Calogero, director de Nuevos Negocios de la fintech Wenance, que brinda préstamos mediante sus marcas Welp y Mango.

Consultado sobre cómo se ejerce ese control, el responsable de Wenance explicó: "Tiene que ver con los hábitos de consumo. Al pedir un crédito, las personas saben exactamente para qué lo utilizarán, cuál es el monto solicitado, cuánto devolverán mes a mes y en qué plazo. La información es muy transparente. Cuando se tarjetea, el riesgo de excederse está latente: se puede pagar hasta en 18 cuotas y eso es muy bueno, pero hay que tener en cuenta algunos peligros como los intereses que se suman si se paga solo el mínimo de saldo mensual".

El bajo nivel de bancarización en el país excluye del acceso al crédito tradicional a un alto porcentaje de los argentinos.

Esta tendencia se verifica también en el sistema tradicional. Según la Encuesta de Condiciones Crediticias, durante el primer trimestre de 2021 los bancos, en su conjunto, percibieron un incremento significativo de la demanda de créditos al consumo, y en menor intensidad, de los prendarios; mientras, el uso de la tarjeta de crédito se ameseta.

Ya en mayo de este año, con el regreso de la cuarentena estricta, los datos marcaron un desplome contundente: los consumos con tarjeta cayeron 30% interanual y regresaron, así, a niveles de abril de 2020, uno de los peores registros desde que comenzó la pandemia, según un informe de BBVA.

Si bien las tarjetas siguen estando entre las formas de pago más utilizadas, el bajo nivel de bancarización en el país excluye del acceso al crédito tradicional a un alto porcentaje de los argentinos.

El motivo del enfriamiento del uso de tarjeta de crédito, que se había acelerado a fines del año pasado, puede deberse tanto a que las entidades bancarias aumentaron moderadamente las comisiones para las tarjetas de crédito y, en la Ciudad de Buenos Aires, que empezó a regir el impuesto a los sellos para consumos con este medio.

Así, la cautela de los bancos respecto de los límites de las tarjetas, nuevos impuestos y acceso restringido a parte de la población a las opciones de crédito tradicional, se suman a la tarea de inclusión financiera que vienen realizando las empresas financieras digitales.

Datos de la Asociación Civil de Proveedores de Bienes y Servicios Financieros y Fintech (ASOPROFI), muestran el crecimiento de la participación de los proveedores no financieros y de las fintech en el otorgamiento de créditos. Mientras que en junio del año pasado, el total de los proveedores no financieros concentraba el 9,9% de la deuda total de personas físicas, en marzo de 2021 ese porcentaje había trepado a 11,6%

Nuevas herramientas

Para entender la dimensión del negocio, se debe saber que la deuda de personas físicas reportada a la Central de Deudores del BCRA era de $1.830.000 millones en junio de 2020 y a marzo de este año había escalado a $2.471.000 millones. El 88,4% está en cabeza de bancos y entidades reguladas. Asimismo, los clientes que solo tienen una deuda, en junio de 2020 el 76% tenía su operación en bancos.

Hoy ese porcentaje cayó un punto; ello implica que fue a las deudas con los proveedores no financieros, por lo que en solo 9 meses la participación de las fintechs en el mercado aumentó.

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