Una de las caras que hay que mirar en el enfrentamiento de las finanzas tradicionales respecto a las monedas digitales, es que estas últimas no necesitan atesorarse en un banco, y sus transacciones no requieren de sus servicios. Es pone en jaque todo un negocio que hasta ahora creía tener en sus manos el manejo del dinero a nivel mundial.
Pero también le crea un reto a los bancos centrales de los diferentes países del planeta, que cada vez ven más como camino la creación de las llamadas CBDC, o monedas centrales de banco central, para tener un poco más de control sobre las mismas.
"Nuestro trabajo no es proteger los modelos de negocios bancarios", dijo Cunliffe, según reportó un informe de Reuters. "Los bancos tendrán que adaptarse", agregó. "Nuestro trabajo es asegurar que si los modelos de negocios bancarios cambian, manejemos las consecuencias financieras y macroeconómicas de eso".
Cunliffe postuló que no es responsabilidad del Banco de Inglaterra garantizar que los negocios bancarios tradicionales sigan siendo relevantes. Las monedas digitales de los bancos centrales, o CBDC, representan una amenaza para las soluciones que brindan los bancos comerciales, eliminándolos como intermediarios. Las monedas digitales ofrecen a los usuarios de manera más amplia la opción de auto-custodia, lo que desafía a los bancos, aunque los bancos todavía funcionan como rampas de entrada de moneda fiduciaria.
China aparentemente lidera la carrera de CBDC en la actualidad, y ya está probando su yuan digital. Las CBDC tienen implicaciones de gran alcance. "Necesitan avanzar bastante rápido en la agenda política antes de que el lado político descubra que hay desarrollos en el sector privado que en realidad no encajan con la política", dijo Cunliffe. Cunliffe insinúa que los gobiernos de todo el mundo deben priorizar las conversaciones sobre estos activos, debido a los cambios que pueden traer, indicó CoinTelegraph.