Argentina es -hace rato- uno de los hubs de innovación más importantes de la región. Y cuando estas empresas persiguen una transformación social, el impacto es mucho mayor.

Hoy, Argentina ya tiene 133 fintechs funcionando, solo detrás de Brasil y México en América Latina. Un dato importante de estas empresas nacientes es que apuntan a explotar un negocio enfocado en las clases más medias y bajas.

Según Clarín, el 65% de la fintech apunta a un usuario con un sueldo por debajo de los $ 50.000. El 76% de los clientes tienen entre 25 y 40 años. Así lo revela un informe publicado por BID Lab, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo en conjunto con Afluenta.

Asimismo, el principal foco de estas compañías (64%) busca ofrecer que mejoren la operativa, la productividad y la economía del tiempo.

“En un contexto de baja inclusión financiera y alta penetración de internet móvil las fintech tienen el potencial de usar innovaciones tecnológicas para hacer llegar los servicios financieros a la población hasta ahora desatendida por el sector financiero”, explicó Viviana Alva Hart, Jefe de Operaciones del BID en la Argentina.

Para eso se apoyan en la tecnología: el scoring crediticio es “más efectivo” porque está basado en algoritmos, donde la política de riesgo es más flexible. Asimismo, el reporte revela que la mayor preocupación de estas firmas es escalar los productos, conseguir talento para desarrollarlo y calidad regulatoria.

“Argentina comienza a ser un actor clave para la mirada de los inversores internacionales. Más del 59% de las empresas han obtenido fondos del exterior y la mitad de las fintech espera invertir más de un millón de dólares en los próximos 3 años”, destacó Juan Pablo Bruzzo, presidente de la Cámara Argentina Fintech.

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