Con la inflación todavía en el radar y un año electoral que agrega incertidumbre, las empresas argentinas ya empezaron a definir cómo ajustarán los salarios de sus empleados en 2025.
Un relevamiento realizado por Bumeran, al que accedió iProUP, muestra que la mayoría de las compañías planea otorgar incrementos, aunque con matices entre sectores y con dudas sobre si estos alcanzarán para compensar la suba de precios.
Qué planean las empresas para 2025
El estudio revela que una parte importante de las firmas ya definió aumentos para el próximo año, mientras que otras aplicarán ajustes parciales o directamente no contemplan cambios en su grilla salarial.
La estrategia varía según el rubro: en sectores con alta competencia por talento y rotación, los incrementos tienden a ser más agresivos, mientras que en industrias más golpeadas por la coyuntura económica, la política salarial se mantiene cauta.
Según el relevamiento, los incrementos proyectados se ubican en torno al 27% anual, cifra que marca una diferencia con la meta oficial: el Proyecto de Presupuesto 2026 estima que la inflación de 2025 cerrará en 22,7%, aunque los analistas del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) proyectan un nivel más alto, cercano al 27,3% interanual.
El riesgo de la licuación
La pregunta que se hacen los especialistas es si estos incrementos serán aumentos reales o simplemente una compensación nominal frente a la inflación.
En un escenario en el que el IPC se mantendría por debajo del 2% mensual, pero con un cierre de año más elevado de lo que espera el Gobierno, la brecha entre los ajustes salariales y el poder de compra será clave para medir el verdadero impacto en los bolsillos.
Además, la dinámica inflacionaria no es el único factor: la evolución del dólar oficial, las paritarias sectoriales y la presión de los sindicatos serán determinantes para definir si los sueldos logran ganarle a los precios o vuelven a quedar relegados, como en años anteriores.
El relevamiento de Bumeran muestra que las empresas buscan dar señales a sus empleados en un año donde la inflación sigue condicionando el escenario económico. Sin embargo, la distancia entre lo que planean las compañías y lo que anticipa el mercado abre un interrogante: los aumentos anunciados, ¿se sentirán en el bolsillo o serán otra vez licuados por la suba de precios?